De: Norberto Alayón [mailto:nalayon@sociales.uba.ar]
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Norberto Alayón
Profesor Consulto de la UBA
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“RODOLFO BARRA: ¿formador de trabajadores sociales?”
Norberto Alayón – Profesor Consulto de la UBA
Agosto de 2017
Escribí esta nota en febrero del 2010. Hoy, el Dr. Barra es uno de los expositores ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual deberá resolver sobre el amparo presentado para que se declare la inconstitucionalidad de la educación religiosa obligatoria en las escuelas públicas de la provincia de Salta, gobernada por Juan Manuel Urtubey.
“Rodolfo Carlos Barra es un destacado abogado católico, egresado de la Universidad Católica Argentina. Docente en la Universidad de Buenos Aires, en la UCA, en la Universidad de La Matanza y en la Universidad Austral. Colaborador del Opus Dei y del Consejo Pontificio para la Infancia.
El 17 de setiembre de 1974, el gobierno de Isabel Martínez de Perón intervino la Universidad de Buenos Aires poniendo al frente de dicha prestigiosa casa de estudios al abogado Alberto Ottalagano, un reconocido fascista que ostentaba en público el saludo nazi, autor de un libro de título guapo: “Soy fascista, ¿y qué?”
Barra fue colaborador de Ottalagano, quien lo designó en ese mismo mes de setiembre de 1974 como Delegado Interventor de la Escuela de Servicio Social de la UBA, permaneciendo en la conducción de esa institución formadora de trabajadores sociales hasta el año 1977 (ver libro “Historia del Trabajo Social en Argentina”, Espacio Editorial, 2007).
Durante 1977 Rodolfo Barra se incorporó como socio al Estudio Demaría, Fernández Cronenbold & Barra. Su extensa actividad pública se desenvolvió durante el gobierno de Carlos Menem. Fue Viceministro de Obras y Servicios Públicos (de 1989 a 1990, durante la gestión de Roberto Dromi) y Viceministro del Interior.
Desde el 25 de abril de 1990 hasta el 20 de diciembre de 1993 fue miembro de la Corte Suprema de Justicia, y el 16 de junio de 1994 asumió como Ministro de Justicia de Menem, cargo que desempeñó hasta el 10 de julio de 1996 en que debió renunciar por diversas revelaciones públicas sobre su militancia juvenil.
Tanto la revista “Noticias”, como el periodista Horacio Verbitsky en el diario “Página 12” señalaron que Barra, durante la década del 60, había militado en la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES), uno de los brazos del grupo ultranacionalista Tacuara. Y que también había sido detenido en esa época por un atentado contra una sinagoga. Por otra parte, hicieron público que por los años 90 Barra era accionista de un hotel “alojamiento” de procedencia familiar en la zona de Recoleta, lo cual colisionaría con su acendrado y manifiesto catolicismo.
Después de 1996 fue designado Presidente del Directorio del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA). Y el 13 de diciembre de 1999 asumió como Presidente de la Auditoría General de la Nación, cargo que desempeñó hasta el 1º de febrero de 2002.
Barra, lúcido representante del conservadurismo católico, que llegó a ser también Convencional Nacional Constituyente desde mayo a agosto de 1994, se desempeñó como un polifacético cuadro del menemismo, ocupando cuanto cargo público le quedara a mano.
Toda sociedad requiere de buenos maestros y es necesario valorarlos, reconocerlos y recordarlos. Pero hay “maestros no buenos”, a los que también es necesario recordar por su accionar o sus enseñanzas o ejemplos contrarios a los principios que sostienen la disciplina que es objeto de enseñanza. Es necesario recordarlos como un acto de justicia y de memoria para ubicar a cada cual en la actuación que le cupo y en las tareas que desempeñó y desempeña.
El Trabajo Social es una profesión que se inscribe en la perspectiva del bienestar y la justicia social y, por ende, en la vigencia irrestricta de los derechos humanos en su más amplia acepción y sin discriminaciones de ninguna índole. La trayectoria de Barra no parece ser compatible con estos objetivos.
¿Qué recuerdo tendrán aquellos estudiantes de Trabajo Social que, desde setiembre de 1974 hasta el año 1977, tuvieron en la Escuela de Servicio Social de la UBA donde cursaban, a un personaje del perfil del abogado Rodolfo Barra como Delegado Interventor, del a su vez Interventor de la Universidad, el fascista Alberto Ottalagano?
Para beneficio de los alumnos y de la sociedad, una persona del accionar cívico y profesional como Rodolfo Barra seguramente no sería elegida, en la actualidad, para estar al frente de una institución educativa como la Carrera de Trabajo Social de la Universidad de Buenos Aires”.
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