martes, 14 de julio de 2020

MADRE DE LOS MACEO heroica cubana santiaguera José Martí Consul argentino en New York poeta Juan Gelman nieta recuperada museo Che Guevara Eladio González toto

EL ANIMAL -   Cohabito con un oscuro animal.  Lo que hago de día, de noche me lo come. Lo que hago de noche, de día me lo come. Lo único que no me come es la memoria.   Se encarniza en palpar hasta el mas chico de mis errores y mis miedos.  No lo dejo dormir.  Soy su oscuro animal.      Juan  Gelman

 

 

 

<PATRIA> en la corona que deja en la tumba de Mariana Maceo[*], pone una palabra: ---¡MADRE!

 

Periódico Patria,     12 de diciembre de 1893.

 

¿Qué, sino la unidad del alma cubana, hecha en la guerra, explica la ternura unánime y respetuosa, y los acentos de indudable emoción y gratitud, con cuantos tienen pluma y corazón han dado cuenta de la muerte de Mariana Grajales, la madre de nuestros Maceo?¿Qué había en esa mujer, qué epopeya y misterio había en esa humilde mujer, qué santidad y unción hubo en su seno de madre, qué decoro y grandeza hubo en su sencilla vida, que cuando se escribe de ella es como de la raíz del alma, con suavidad de hijo, y como de entrañable afecto? Así queda en la historia, sonriendo al acabar la vida, rodeada de los varones que pelearon por su país, criando a sus nietos para que pelearan. 

 

O mejor, será pintarla como la recuerda, en un día muy triste de la guerra, un hombre que estuvo en ella los diez años, y es sagaz y leal, y tiene fe en ella: ¿qué todo ha de ser descuajo, y gente nula y destructiva? Fue un día en que traían a Antonio Maceo herido: le habían pasado de un balazo el pecho: lo traían en andas, sin mirada, y con el color de la muerte. Las mujeres todas, que eran muchas, se echaron a llorar, una contra la pared, otra de rodillas, junto al moribundo, otra en un rincón, hundido el rostro en los brazos.Y la madre, con el pañuelo a la cabeza, como quién espanta pollos echaba del bohío a aquella gente llorona: "¡Fuera, fuera faldas de aquí!  ¡No aguanto lágrimas! Traigan a Brioso". Y a Marcos, el hijo, que era un rapaz aún, se lo encontró en una de las vueltas: "¡Y tú, empínate, porque ya es hora de que te vayas al campamento!"

 

PATRIA, 

6 de enero de 1884.

José Martí, O.C. t. 5, pp.26/27.

 

[*] 

Mariana Grajales,

1815/1893.

 

 

 

 

 


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