domingo, 12 de julio de 2020

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"QUE EL TERRORISTA[*] SE PONGA DE PIE...!".

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"¡Acaba con la semilla antes de que nazca...!" __gritó Luis Posada Carriles, a uno de sus hombres que interrogaba a la venezolana Brenda Esquivel, en julio de 1972, en los locales de la policía (DISIP) de Maracaray, Venezuela, al conocer que la joven detenida estaba embarazada. 

El patético testimonio de esa valiente mujer, grabado en video, es parte del importante 'dossier' que han preparado, en Venezuela, con víctimas de torturas y familiares de personas asesinadas por Posada. A finales de la década del sesenta, ese terrorista se radicó en Venezuela, por orientación de la CIA y a partir de 1967 integró la dirección de Inteligencia de la DISIP.

En su narración de los eventos, Brenda Esquivel explica cómo el hecho ocurrió en el curso de un interrogatorio que sufrió después de su dramático arresto, en una casa de La Victoria, a unos 50 kilómetros de Caracas.

"Yo recuerdo cómo,  el día anterior " __eso fue el 2 de junio de 1972__"mataron en El Paraíso, a Botín Marín junto con Ramón Antonio Alvarez, que para aquel entonces era mi compañero [...]. Hicieron un simulacro de que ellos eran implicados en el secuestro del industrial Dominguez. Los habían hecho prisioneros unos días antes. Entonces, ya torturados y sedados, los llevan hasta ese lugar, hacen el simulacro, y los matan ahí [...]".

Brenda vive entonces en La Victoria en la casa familiar. "Al día siguiente, mi hermana y yo,  llegamos y salimos a las afueras a comprar la prensa [...] Nosotras entramos a la casa y le decimos, mira hay algo raro por ahí [...]".

"Yo recuerdo que llegaron unos funcionarios haciéndose pasar por trabajadores de la luz eléctrica. Entonces nosotros nos dimos cuenta de que eran funcionarios policiales  Llegaron otros más. Tocaron a la puerta y dijeron: '¡Abran esta vaina!'. Inmediatamente, empezaron a disparar para adentro".

La operación policíaca, dirigida por Luis Posada Carriles, iba a convertirse en masacre.

"Recuerdo que llegó la Policía Uniformada, estaba el Ejército, la Policía Técnica Judicial [PTJ], la DISIP, un helicóptero del Ejército disparando hacia abajo, hacia el patio de la casa.
Recuerdo ver cuando cayeron nuestros compañeros [...] El primero que cayó muerto, fue un camarada, un muchacho jovencito, que nosotros le decíamos Freddy [...].

"Luego, el esposo de mi hermana [...] dice: 'Vamos a hacer una pausa para salvar a los niños. Porque había dos niños de Edmundo, que eran Edmundito Nene, y mi hermanita tenía 20 días de haber dado a luz'. Ya eran tres niños. Y yo que estaba embarazada. Y él hace una voz de alto, para que paren el fuego, que van a salir dos mujeres y tres niños. Entonces, de afuera, dijeron que sí, y paran. Pero en el momento que nosotros vamos saliendo, nos empiezan a disparar; nos tuvimos que tirar en el suelo. La idea era matarnos a nosotras también [...]

De repente, se interrumpe el tiroteo y un oficial de la policía grita: "Salgan las mujeres, salgan los niños, no les vamos a hacer nada".

Continúa Brenda Esquivel: "Cuando vamos saliendo, uno de los muchachos, el mas jovencito, un español, agarra a mi hermana y me agarra a mi y nos abraza, en cuestión de salir con nosotras y salvar su vida. Pero cuando nosotros llegamos afuera, lo primero que hicieron fue pararnos contra la pared. Y a él le dieron un tiro en la cabeza [...] ¡Delante de los niños,  delante de nosotras!"

Un funcionario grita entonces a Posada: "Comisario, ¿qué hacemos con las mujeres y los niños?" El esbirro contesta de inmediato: "¡Matenlos tambien!".

"Cuando dice así, toda la gente que estaba ahí alrededor empieza a gritar: '¡Asesinos, no maten a las mujeres, ni a los niños!". Si no hubieran sido por esas personas y la comunidad, nosotras estuviéramos muertas. La gente fue la que nos salvó la vida".

A Edmundo Hernández lo sacan herido. Tenía heridas por todas partes del cuerpo, pero estaba vivo. Lo sacan, lo tiran en el piso, y delante de sus dos hijos, le empiezan a dar patadas por la cara, le dieron todos".

De ahí las dos mujeres y los niños son trasladados, en un jeep, a distintas comisarías de policía hasta terminar en las oficinas de la DISIP de Maracaray.

"Ahí fue, como se dice, el vía crucis [...] Fuimos torturadas, tanto física como mentalmente, psicológicamente [...] Y vimos como torturaban psicológicamente a niños, ofreciéndoles comida si decían dónde estaba la mamá, donde estaban los otros amigos del papá [...].

Brenda recuerda con emoción de su sobrina de 20 días de nacida. "Mi hermana, con el impacto de toda la situación que había pasado, no podía producir leche, la niña entonces estaba ahí [...] deshidratada por completo [...] y a ellos eso no le importaba".

El relato del momento donde se le anuncia a Luis Posada Carriles, que una de las dos presas esta embarazada da la medida del cinismo del personaje.

"Me subieron a un primer piso, y fue entonces cuando oí que le dijeron: 'Comisario Basilio [...]  ¡está embarazada! Y entonces un funcionario que no era él, me preguntó: '¡Cuantos meses tienes de de embarazo?' Yo le digo: 'Ocho'. Entonces preguntó a Posada: '¿Qué hacemos con ella, Comisario?'. Posada entonces le dice: '¡Acaba con esa semilla antes de que nazca...!

"Entonces el funcionario se voltea y me dio una patada en el vientre [...] Ahí fue donde yo sentí [...] Esa fue la patada que mató a mi hijo [...]"

La mujer empieza a sangrar abundantemente: "Lo que hacían era reírse, más nada. Yo iba caminando, iba sangrando, y botando líquido y ellos lo que hacían era reírse [...]".

"Esa orden la dio el Comisario Basilio. Más adelante, con los años, sé yo que es Posada Carriles. Para mí, era el que dirigía toda la operación".

Pero la tortura continúa: "Después que me dieron la patada, entonces me llevaron a un baño. Tenían una bañera y trataban de introducirme la cabeza pero no lo terminaban de hacer. '¡Vas a hablar?' Y me metían la cabeza ahí y volvían otra vez a levantarme".

El infierno de Brenda Esquivel, torturada con su hijo muerto en el vientre, fue interminable.

"Yo no sé, no recuerdo, cuantos días duramos nosotros ahí. Yo calculo, aproximadamente como 10, 12 días, algo así. Hasta que mi mamá se comunicó con el Comité de los Derechos Humanos".

El (hoy) dirigente del gobierno bolivariano de Venezuela, José Vicente Rangel, se consagra entonces a defender víctimas de violaciones de derechos humanos e interviene de inmediato.

"Mi mamá tuvo una comunicación con él y una entrevista, y le notificó todo lo que estaba pasando. Ellos llegaron allá a la DISIP [...] Mi hermana le dijo a José Vicente Rangel en qué condiciones yo estaba [...] Lo primero que hizo fue dar la orden de que me trasladaran a un puesto policial, y que me hicieran ver un médico. Igualmente mandó a que viera un médico a mi hermana, porque mi hermana también estaba en malas condiciones".

"¿Tú tenías el niño dentro muerto?" __se le pregunta a Brenda en el video.

"Muerto, sí,  contesta la mujer. Yo estaba con fiebre. Yo no coordinaba muy bien.

Brenda Esquivel continúa su relato:

"En el momento en que a mí me sacan de la DISIP, José Vicente Rangel da la orden de que no me saquen esposada. Y ellos no me sacaron esposada. Pero en cuanto estaba en el carro, inmediatamente me esposaron. Y me introducen en la maternidad Concepción Palacios esposada [...]". "Recuerdo que me pasaron a un consultorio a examinarme y el doctor me dice: acuestate. 'No, no, no, no tengo necesidad de examinarte, nada más con el olor ya sé qué te afecta [...]'. Y entonces dice: 'Pásala a quirofano'. Y me pasaron inmediatamente a quirofano".

Este terrible testimonio se prosigue con otras descripciones de situaciones de una increíble crueldad, ocurridas durante la detención que se extendió durante más de cuatro meses. Más torturas, ejecuciones y chantajes.

El grupo de las víctimas de Luis Posadas Carriles en Venezuela dispone ya de más de 80 testimonios grabados en video que documentan de manera incuestionable las actividades criminales del terrorista y agente de la CIA en Venezuela. Tienen también en su poder documentos de los archivos policiales que demuestran la responsabilidad criminal de este protegido de la administración norteamericana.

Tomado del libro:
<Posada Carriles.
Cuatro décadas de terror>.
Autor:
Jean - Guy Allard, 2007. pp.24/27.






















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