martes, 5 de mayo de 2020

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Perpetua para Menéndez y sus secuaces de La Perla

Página/12| 25 de agosto de 2016


El Tribunal Oral Federal 1 (TOF1) de Córdoba leyó, este mediodía, la histórica sentencia del juicio de la megacausa La Perla –que incluye los centros clandestinos La Perla, La Ribera y el Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba (D2)– y condenó a 28 represores a la pena de prisión perpetua. También, hubo nueve condenas de dos a 14 años de cárcel y seis absoluciones.

Uno de los sentenciados a perpetua fue Luciano Benjamín Menéndez, ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército en la Dictadura y máximo responsable de los crímenes cometidos en la denominada Subzona 33, Zona 3, según el organigrama con el que los militares dividieron las tareas represivas en el País. Fue hallado culpable por 282 desapariciones de personas, perpetradas en el campo de concentración La Perla-La Ribera, además de 52 homicidios, 260 secuestros y 656 casos de torturas.

Con la pena dictada hoy, Menéndez es el represor más condenado desde que comenzaron los juicios por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico-militar: suma 14 veredictos con penas de cárcel, de los cuales 12 son a prisión perpetua.

Otro de los condenados a perpetua fue Ernesto ‘Nabo’ Barreiro, que no podrá cumplir su deseo de que el cambio de gobierno le permita desfilar como veterano un día de la Independencia, tal como sucedió con grupos de represores y carapintadas en el último 9 de Julio. “Tuve una profunda emoción cuando vi desfilar, el 9 de julio, a mis camaradas del monte y de la ciudad, los del Operativo Independencia, de Malvinas, de La Tablada… Así que estoy seguro de que, tarde o temprano, nos verán desfilar a muchos de nosotros, frente al pueblo de nuestra querida patria”, había dicho Barreiro, en sus últimas palabras ante el tribunal. El ‘Nabo’, señalado como el jefe de los torturadores de La Perla, recibió hoy su primera sentencia a perpetua por crímenes de lesa humanidad.

También recibieron la máxima condena los represores Héctor Pedro Vergez, Jorge González Navarro, Herminio Jesús Antón, Calixto Flores, Héctor Romero, Arnoldo López, Ricardo Lardone, Carlos Díaz, Miguel Ángel Gómez, José Herrera, Eduardo Grandi, Ernesto Padován, Jorge Eduardo Gorleri, Jorge Acosta, Héctor Hugo Chilo, Luis Martela, Luis Gustavo Diedrichs, Alberto Luis Choux, Alberto Lucero, Yamil Jabour, Marcelo Luna y Juan Molina. Además, fue condenado a perpetua Carlos Yanicelli, ex jefe de la D2 de la Policía provincial, y la ex policía Mirta Anton, la primera mujer juzgada por el terrorismo de Estado en Córdoba.

Una multitud para seguir la sentencia

Imagen: Abuelas de Plaza de Mayo (TW: @abuelasdifusion)

Más de 10 mil personas se convocaron en las puertas de los tribunales de Córdoba, para la lectura de la sentencia por la megacausa La Perla, que culminó con 28 condenas a prisión perpetuas para los genocidas que actuaron en los centros clandestinos de detención de La Perla, La Rivera y el Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba (D2).

"Es la única sentencia, en nuestro país, que dice que el terrorismo de Estado comenzó un año antes del golpe, en marzo de 1975", destacó el fiscal Facundo Trotta tras el fallo, con el que se mostró conforme.

Representantes de organismos de derechos humanos presenciaron la lectura, entre ellos la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. También estuvo presente el gobernador de la Provincia, Juan Schiaretti, junto a Sonia Torres, la presidenta de Abuelas de Córdoba, cuya hija dio a luz en el centro clandestino de La Perla.

Al finalizar la lectura de la sentencia, Schiaretti consideró que el campo de concentración La Perla constituye el "símbolo del horror, la barbarie y los crímenes de lesa humanidad" cometidos por la Dictadura en Córdoba. "Vengo a expresar el respaldo del Estado cordobés a este juicio que llevó adelante la Justicia de la democracia, que trabajó de manera impecable garantizando a los acusados la posibilidad de ser juzgados, algo que ellos le negaron a sus víctimas", afirmó.

“La Perla se llevó a los trabajadores”


Antes de la sentencia del megajuicio por los crímenes de La Perla, la Casa de la Identidad de las Abuelas de Plaza de Mayo organizó en la ex ESMA [Escuela Mecánica de la Armada, Buenos Aires, centro de detención, tortura y exterminio que, entre 1976 y1983 asesinó cerca de 5.000 opositoras(os) a la Dictadura] un encuentro que mostró uno de los datos centrales de este juicio: la represión sobre uno de los sectores más simbólicos del movimiento obrero clasista y combativo. De las 720 víctimas abarcadas en la causa, 198 eran trabajadores.

“La Perla se llevó a los obreros que hicieron el Cordobazo [masiva insurrección popular en Córdova, el 29 y el 30 de mayo de 1969] y las gestas de lucha que hoy son los grandes hitos de la clase trabajadora argentina”, dijo Agustín Di Toffino, integrante de la agrupación Hijos e hijo, a su vez, de Tomás Di Toffino, quien fue secretario adjunto de Luz y Fuerza y una de las víctimas del centro clandestino donde también estuvo René Salamanca, del Smata, como muchos otros militantes gremiales.

“La articulación entre las organizaciones revolucionarias y el movimiento de trabajadores es fundamental para entender nuestra historia. El Golpe fue dado contra esa generación de dirigentes y ese debate está pendiente: las centrales sindicales del movimiento obrero deben asumir que las víctimas tienen que ver con su propia historia”, dijo en el encuentro Victorio Paulón, secretario de Derechos Humanos de la CTA [Central de Trabajadores de Argentina].

En las últimas semanas, ante la cercanía de la sentencia en el juicio que comenzó hace cuatro años, distintas centrales obreras, sobre todo de Córdoba, comenzaron a contactar a actores de la causa, para obtener información sobre el expediente y, también, a pedir datos para convocar a la audiencia de hoy.

“La Perla se llevó a los trabajadores que hicieron el Cordobazo y el Viborazo [también llamado Segundo Cordobazo, gran movilización obrera-estudiantil, a partir de una huelga general, el 15 de marzo de 1971] del 71”, dijo Di Toffino, a Página/12. “Que eran los obreros que llevaban adelante las grandes reivindicaciones de la época, los gremios que enfrentaron dictaduras, la clase trabajadora que se hizo fuerte en el desarrollo de la Córdoba industrial. Ese que hizo las grandes páginas de la historia del movimiento obrero fue desaparecido en La Perla. Eran la imagen fuerte de la Córdoba de los 60 y 70, obreros y trabajadores que fueron las principales víctimas de Luciano Benjamín Menéndez en La Perla, donde decían que los obreros no se podían recuperar”.

Entre las víctimas hubo integrantes de los Sindicatos de Luz y Fuerza, del Smata, Perkins, Unión de Educadores, Sindicato del Caucho, de Lecheros y SITRAC SITRAM [Sindicato de Trabajadores de ConCord y Sindicato de Trabajadores de MaterFer], así como trabajadores judiciales, de prensa, empleados públicos, obreros y empleados municipales, trabajadores de frigoríficos, de la salud, de las bases de la UOM [Unión Obrera Metalúrgica] y de la mesa de resistencia de gremios en lucha organizada en 1975, cuando los sindicatos oficiales fueron intervenidos.

Además de Di Toffino y Paulón, del encuentro en la ex ESMA participó Teresa Meschiatti, secuestrada durante dos años, tres meses y tres días –como dijo– en el centro clandestino, exiliada más tarde. “Ellos eran los dioses”, contó. “Yo me decía: ¿cómo puede ser que después de dos mil años logramos tener un sólo Dios y ahora vemos que todos los demás estaban ahí, porque todos eran dioses, decidían sobre la vida y la muerte?”. Durante el exilio, fue una de las que reconstruyó a semana listados de las personas vistas en el centro clandestino. Listas que iba enviando de a cuatro páginas a Buenos Aires, por si les ocurría algo. Ya de vuelta en el País, desde 2004, dio varias veces testimonio. “Pero, siempre lo digo: si somos necesarios yo sigo yendo a donde sea, porque esta es nuestra tarea”.

Di Toffino planteó un recorrido por la causa. Los años de “luchas muy desiguales” en los 90, cuando Menéndez obtuvo el indulto de Carlos Menem, luego del procesamiento. El comienzo de los escraches [funas], como “una herramienta de lucha para mantener la visibilidad”, en momentos de impunidad judicial. Las discusiones al interior de Hijos, ante la opción de los juicios por la verdad: una etapa, dijo, “muy importante, porque nos ayudó a contar lo que había pasado y por, lo menos, los represores tenían que pasar dos o tres días detenidos”. Uno de los detenidos de pocos días fue el propio Menéndez, a quien una de las juezas había citado y ordenado quedar en prisión hasta que recuperara la memoria. Pero, las cosas eran tan complicadas que el entonces presidente, Fernando de la Rúa, mandó inmediatamente al secretario general del Ejército, general Eduardo Alfonso –ahora detenido–, a solidarizarse y argumentar que todo eso era una farsa. Luego, llegó el pedido de nulidad de las leyes de impunidad, que a los actores del sistema de judicial les parecía absurdo, dijo. Pero, en 2005, la Cámara Federal de Córdoba declaró la nulidad de las leyes. “Este juicio, ahora, lleva cuatro años de debate –explicó Di Toffino–; pero, para llevarlo adelante fue fundamental el rol del Estado. Incluso, el 24 de marzo de 2007, Néstor Kirchner decide entregar La Perla a los sobrevivientes. Y lo que quiero decir es que estos son logros que tenemos como pueblo, resultados de políticas públicas que tenemos que preservar entre todos. Esto tiene que ver con la construcción de valores y la idea de la democracia. Tiene que ver con los valores de los 30 mil compañeros que querían un mundo mejor”.

En ese vínculo entre pasado y presente, también se instaló Paulón. Recordó el momento en el que él estuvo detenido en la Cárcel de Rawson. La noticia de una ronda de las Madres en la Plaza de Mayo. La sensación, en ese mismo momento, dijo, de que se abría un espacio de fisura. “Hoy, el 50 por ciento de los trabajadores activos ingresaron a sus espacios de trabajo durante el kirchnerismo –dijo más tarde–. El 80 por ciento de los dirigentes pertenecen, en cambio, al siglo pasado. Este desfasaje refleja la cantidad de cuentas pendientes y los nuevos desafíos de los jóvenes. Nosotros los vemos un poco como a nuestros hijos, pero cuando los vemos ocupando lugares, nos hacen creer que la Historia no se detuvo”. También, dijo que esa generación de jóvenes que entró en el mundo del trabajo en la última década no había tenido dos experiencias: la derrota y la desocupación. En ese escenario, transmitió su experiencia. Que hay salidas, dijo. Que no había visto antes tanto daño en tan poco tiempo; pero, a la vez, tampoco tanta reacción. Que durante el menemismo les llevó seis años llenar la Plaza de Mayo. Y que este febrero las calles ya estaban llenas.

El pueblo trabajador se alza contra la oligarquía financiera argentina e internacional, que usaba a los militares para garantizar sus propósitos antirrepublicanos. - CONTRAINFO


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