Perpetua para Menéndez y sus
secuaces de La Perla
El Tribunal Oral
Federal 1 (TOF1) de Córdoba
leyó, este mediodía, la histórica sentencia del juicio de la megacausa La Perla
–que incluye los centros clandestinos La Perla, La Ribera y el Departamento de
Informaciones de la Policía de Córdoba (D2)– y condenó a 28 represores a la pena de prisión
perpetua. También, hubo nueve condenas de dos a 14 años de cárcel y seis
absoluciones.
Uno de los sentenciados a
perpetua fue Luciano Benjamín Menéndez, ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército
en la Dictadura y máximo responsable de los crímenes cometidos en la denominada
Subzona 33, Zona 3, según el organigrama con el que los militares dividieron
las tareas represivas en el País. Fue hallado culpable por 282 desapariciones
de personas, perpetradas en el campo de concentración La Perla-La Ribera,
además de 52 homicidios, 260 secuestros y 656 casos de torturas.
Con la pena dictada hoy,
Menéndez es el represor más condenado desde que comenzaron los juicios por
delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico-militar:
suma 14 veredictos con penas de cárcel, de los cuales 12 son a prisión
perpetua.
Otro de los condenados a
perpetua fue Ernesto ‘Nabo’ Barreiro, que no podrá cumplir su deseo de que el
cambio de gobierno le permita desfilar como veterano un día de la
Independencia, tal como sucedió con grupos de represores y carapintadas en el
último 9 de Julio. “Tuve una profunda emoción cuando vi desfilar, el 9 de
julio, a mis camaradas del monte y de la ciudad, los del Operativo
Independencia, de Malvinas, de La Tablada… Así que estoy seguro de que, tarde o
temprano, nos verán desfilar a muchos de nosotros, frente al pueblo de nuestra
querida patria”, había dicho Barreiro, en sus últimas palabras ante el
tribunal. El ‘Nabo’, señalado como el jefe de los torturadores de La Perla,
recibió hoy su primera sentencia a perpetua por crímenes de lesa humanidad.
También recibieron la máxima
condena los represores Héctor Pedro Vergez, Jorge González Navarro, Herminio
Jesús Antón, Calixto Flores, Héctor Romero, Arnoldo López, Ricardo Lardone,
Carlos Díaz, Miguel Ángel Gómez, José Herrera, Eduardo Grandi, Ernesto Padován,
Jorge Eduardo Gorleri, Jorge Acosta, Héctor Hugo Chilo, Luis Martela, Luis
Gustavo Diedrichs, Alberto Luis Choux, Alberto Lucero, Yamil Jabour, Marcelo Luna
y Juan Molina. Además, fue condenado a perpetua Carlos Yanicelli, ex jefe de la
D2 de la Policía provincial, y la ex policía Mirta Anton, la primera mujer
juzgada por el terrorismo de Estado en Córdoba.
Una multitud para seguir la
sentencia
Imagen: Abuelas de Plaza de Mayo (TW: @abuelasdifusion)
Más de 10 mil personas se
convocaron en las puertas de los tribunales de Córdoba, para la lectura de la
sentencia por la megacausa La Perla, que culminó con 28 condenas a prisión
perpetuas para los genocidas que actuaron en los centros clandestinos de
detención de La Perla, La Rivera y el Departamento de Informaciones de la Policía
de Córdoba (D2).
"Es la única sentencia,
en nuestro país, que dice que el terrorismo de Estado comenzó un año antes del
golpe, en marzo de 1975", destacó el fiscal Facundo Trotta tras el fallo, con
el que se mostró conforme.
Representantes de organismos
de derechos humanos presenciaron la lectura, entre ellos la titular de Abuelas
de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. También estuvo presente el gobernador de
la Provincia, Juan Schiaretti, junto a Sonia Torres, la presidenta de Abuelas
de Córdoba, cuya hija dio a luz en el centro clandestino de La Perla.
Al finalizar la lectura de
la sentencia, Schiaretti consideró que el campo de concentración La Perla
constituye el "símbolo del horror, la barbarie y los crímenes de
lesa humanidad" cometidos por la Dictadura en Córdoba. "Vengo
a expresar el respaldo del Estado cordobés a este juicio que llevó adelante la
Justicia de la democracia, que trabajó de manera impecable garantizando a los
acusados la posibilidad de ser juzgados, algo que ellos le negaron a sus
víctimas", afirmó.
“La Perla se llevó a los
trabajadores”
Antes de la sentencia del
megajuicio por los crímenes de La Perla, la Casa de la Identidad de las Abuelas
de Plaza de Mayo organizó en la ex ESMA [Escuela Mecánica de la Armada, Buenos Aires, centro de
detención, tortura y exterminio que, entre 1976 y1983 asesinó cerca de 5.000
opositoras(os) a la Dictadura] un encuentro que mostró
uno de los datos centrales de este juicio: la represión sobre uno de los
sectores más simbólicos del movimiento obrero clasista y combativo. De las 720
víctimas abarcadas en la causa, 198 eran trabajadores.
“La Perla se llevó a los
obreros que hicieron el Cordobazo [masiva insurrección popular en Córdova, el 29 y el 30
de mayo de 1969] y las gestas de lucha que hoy son los grandes hitos de la clase
trabajadora argentina”, dijo Agustín Di Toffino, integrante de la
agrupación Hijos e hijo, a su vez, de Tomás Di Toffino, quien fue secretario
adjunto de Luz y Fuerza y una de las víctimas del centro clandestino donde
también estuvo René Salamanca, del Smata, como muchos otros militantes
gremiales.
“La articulación entre las
organizaciones revolucionarias y el movimiento de trabajadores es fundamental
para entender nuestra historia. El Golpe fue dado contra esa generación de
dirigentes y ese debate está pendiente: las centrales sindicales del movimiento
obrero deben asumir que las víctimas tienen que ver con su propia historia”, dijo en el
encuentro Victorio Paulón, secretario de Derechos Humanos de la CTA [Central de Trabajadores de Argentina].
En las últimas semanas, ante
la cercanía de la sentencia en el juicio que comenzó hace cuatro años,
distintas centrales obreras, sobre todo de Córdoba, comenzaron a contactar a
actores de la causa, para obtener información sobre el expediente y, también, a
pedir datos para convocar a la audiencia de hoy.
“La Perla se llevó a los
trabajadores que hicieron el Cordobazo y el Viborazo [también llamado Segundo Cordobazo, gran
movilización obrera-estudiantil, a partir de una huelga general, el 15 de marzo
de 1971] del 71”,
dijo Di Toffino, a Página/12. “Que eran los obreros
que llevaban adelante las grandes reivindicaciones de la época, los gremios que
enfrentaron dictaduras, la clase trabajadora que se hizo fuerte en el
desarrollo de la Córdoba industrial. Ese que hizo las grandes páginas de la
historia del movimiento obrero fue desaparecido en La Perla. Eran la imagen
fuerte de la Córdoba de los 60 y 70, obreros y trabajadores que fueron las
principales víctimas de Luciano Benjamín Menéndez en La Perla, donde decían que
los obreros no se podían recuperar”.
Entre las víctimas hubo
integrantes de los Sindicatos de Luz y Fuerza, del Smata, Perkins, Unión de
Educadores, Sindicato del Caucho, de Lecheros y SITRAC SITRAM [Sindicato de Trabajadores de ConCord y Sindicato de Trabajadores de MaterFer], así como
trabajadores judiciales, de prensa, empleados públicos, obreros y empleados
municipales, trabajadores de frigoríficos, de la salud, de las bases de la UOM
[Unión Obrera Metalúrgica] y de la mesa
de resistencia de gremios en lucha organizada en 1975, cuando los sindicatos
oficiales fueron intervenidos.
Además de Di Toffino y
Paulón, del encuentro en la ex ESMA participó Teresa Meschiatti, secuestrada
durante dos años, tres meses y tres días –como dijo– en el centro clandestino,
exiliada más tarde. “Ellos eran los dioses”, contó. “Yo me decía:
¿cómo puede ser que después de dos mil años logramos tener un sólo Dios y ahora
vemos que todos los demás estaban ahí, porque todos eran dioses, decidían sobre
la vida y la muerte?”. Durante el exilio, fue una de las que reconstruyó a
semana listados de las personas vistas en el centro clandestino. Listas que iba
enviando de a cuatro páginas a Buenos Aires, por si les ocurría algo. Ya de
vuelta en el País, desde 2004, dio varias veces testimonio. “Pero, siempre
lo digo: si somos necesarios yo sigo yendo a donde sea, porque esta es nuestra
tarea”.
Di Toffino planteó un
recorrido por la causa. Los años de “luchas muy desiguales” en los 90,
cuando Menéndez obtuvo el indulto de Carlos Menem, luego del procesamiento. El
comienzo de los escraches [funas], como “una herramienta de
lucha para mantener la visibilidad”, en momentos de impunidad judicial. Las
discusiones al interior de Hijos, ante la opción de los juicios por la verdad:
una etapa, dijo, “muy importante, porque nos ayudó a contar lo que había
pasado y por, lo menos, los represores tenían que pasar dos o tres días
detenidos”. Uno de los detenidos de pocos días fue el propio Menéndez, a
quien una de las juezas había citado y ordenado quedar en prisión hasta que
recuperara la memoria. Pero, las cosas eran tan complicadas que el entonces
presidente, Fernando de la Rúa, mandó inmediatamente al secretario general del
Ejército, general Eduardo Alfonso –ahora detenido–, a solidarizarse y
argumentar que todo eso era una farsa. Luego, llegó el pedido de nulidad de las
leyes de impunidad, que a los actores del sistema de judicial les parecía
absurdo, dijo. Pero, en 2005, la Cámara Federal de Córdoba declaró la nulidad
de las leyes. “Este juicio, ahora, lleva cuatro años de debate –explicó Di
Toffino–; pero, para llevarlo adelante fue fundamental el rol del Estado.
Incluso, el 24 de marzo de 2007, Néstor Kirchner decide entregar La Perla a los
sobrevivientes. Y lo que quiero decir es que estos son logros que tenemos como
pueblo, resultados de políticas públicas que tenemos que preservar entre todos.
Esto tiene que ver con la construcción de valores y la idea de la democracia.
Tiene que ver con los valores de los 30 mil compañeros que querían un mundo
mejor”.
En ese vínculo entre pasado
y presente, también se instaló Paulón. Recordó el momento en el que él estuvo
detenido en la Cárcel de Rawson. La noticia de una ronda de las Madres en la Plaza
de Mayo. La sensación, en ese mismo momento, dijo, de que se abría un espacio
de fisura. “Hoy, el 50 por ciento de los trabajadores activos ingresaron a
sus espacios de trabajo durante el kirchnerismo –dijo más tarde–. El 80 por
ciento de los dirigentes pertenecen, en cambio, al siglo pasado. Este desfasaje
refleja la cantidad de cuentas pendientes y los nuevos desafíos de los jóvenes.
Nosotros los vemos un poco como a nuestros hijos, pero cuando los vemos
ocupando lugares, nos hacen creer que la Historia no se detuvo”. También,
dijo que esa generación de jóvenes que entró en el mundo del trabajo en la
última década no había tenido dos experiencias: la derrota y la desocupación.
En ese escenario, transmitió su experiencia. Que hay salidas, dijo. Que no había
visto antes tanto daño en tan poco tiempo; pero, a la vez, tampoco tanta
reacción. Que durante el menemismo les llevó seis años llenar la Plaza de Mayo.
Y que este febrero las calles ya estaban llenas.
El pueblo trabajador se alza
contra la oligarquía financiera argentina e internacional, que usaba a los
militares para garantizar sus propósitos antirrepublicanos. - CONTRAINFO
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