HEREJÍA 10 de noviembre de 2020 Andrés Gómez, director de Areitodigital
Miami.- Esta reflexión comienza un obligado análisis del comportamiento político del electorado estadounidense en las elecciones generales en este país en el 2020. Aunque el presidente Donald Trump fue derrotado en su aspiración a ser reelegido a la presidencia de la república logró obtener más de 71millones de votos. 71 millones de votos es la segunda mayor cantidad de votos obtenidos por un candidato presidencial. La primera es la de su contrincante demócrata Joe Biden, que hasta el momento ha logrado más de 75 millones de votos.
Se estima que pudiera ser que el 65% del electorado capacitado por ley para ejercer el voto lo hizo. Esta cifra establece la marca más alta en este tipo de registro. Sobrepasa la de 62.3% establecida en la primera elección presidencial de Barack Obama en 2008; y en la elección presidencial de 1964 en la cual fue electo Lyndon Johnson con el 61.4% de participación electoral.
Esta tan alta participación electoral ha sido facilitada debido a la gran pandemia del Covid 19 que nos azota. Permitiéndose en muchos estados que no lo permitían anteriormente que los votantes pudieran ejercer su derecho al voto a través del correo, y de tener la oportunidad de hacerlo también en persona con antelación al día de las elecciones.
Pero la cuestión fundamental, la cual se trata de obviar, y es esencial para el entendimiento de las creencias y la naturaleza políticas del pueblo estadounidense y de la democracia en sí, es, ¿cómo ha sido posible que después de cuatro años de obsceno desgobierno, de tantas mentiras evidentes, trampas y declaraciones profundamente racistas y sexistas, 71 millones de personas puedan haber votado a favor de Donald Trump?
Estamos en una era en la cual la imagen, sea esta televisiva o cibernética, está al alcance diario de millones de individuos. Nadie se puede llamar a engaño. No estamos en épocas anteriores donde la realidad se podía ocultar o tergiversar por el desconocimiento. Estamos cansados hasta la saciedad por años de ver y oír a Donald Trump escandalizarnos con sus inventos y sus mentiras, en todos los órdenes imaginables, por ejemplo, en el caso trágico de sus declaraciones de cómo combatir la pandemia del Covid 19.
Desde que Trump asumió la presidencia hace casi cuatro años se ha dedicado a atentar contra las instituciones que conforman la república. Hemos sido testigos de este fenómeno. Único en la historia política de Estados Unidos. Las alteraciones políticas que han ocurrido en el pasado, inclusive bajo el gobierno de Lincoln durante la Guerra Civil, sus medidas eran temporales con los propósitos de lograr la victoria contra los poderosos rebeldes y asegurar los ideales superiores de la república, garantizar los principios libertarios fundamentales incumplidos de la Unión, haciendo posible la libertad de los esclavos, los cuales eran alrededor de 4 millones de personas de una población estimada en 1860 en 31 millones de personas.
Trump ha gobernado arbitraria y despóticamente. Aunque Trump es intelectualmente y culturalmente deficiente, no es bruto, pero sí es hábil; asimismo es perverso, prepotente y bufonesco.
Estamos en una encrucijada política. Aunque, más aún, estamos en una encrucijada ideológica y cultural. Estados Unidos es una sociedad profundamente racista. El racismo de los tiempos pasados no desapareció, se sumergió. Y así con el sexismo. Y estas características se han hecho evidentes en el resultado de estas elecciones. 71 millones de votos a favor de Donald Trump cuando su manejo absurdo y criminal de la pandemia del Covid 19 ha causado, según datos oficiales del Centro de Control de Enfermedades (CDC por sus cifras en inglés) más de 236 mil muertes en este país. 1,072 ocurridas el 8 de noviembre pasado; más de 100 mil casos diarios diagnosticados en los últimos siete días. Para Trump el Covid 19 sigue inexplicablemente siendo una epidemia sin importancia. Hemos vivido aterrorizados por los últimos nueve meses por esta terrible pandemia, y a pesar de esto, sabiendo y sufriendo esto, 71 millones de personas votaron por Trump; además su partido político logró escaños adicionales en la Cámara de Representantes y están a punto de retener el control del Senado contra todas las expectativas.
Habrá otras oportunidades para tratar diferentes asuntos medulares de sus fracasos como gobernante.
En Estados Unidos siempre se ha mantenido un alto porcentaje electoral del sector reaccionario de alrededor de un 40%. En las elecciones de 1932 el presidente Hoover, quien gobernó durante la Gran Depresión que comenzó en 1929, la cual estaba en terribles momentos en 1932, obtuvo el 39.7% de los votos. El candidato republicano, Barry Goldwater, quien propuso utilizar bombas atómicas para derrotar al pueblo vietnamita durante esa guerra, obtuvo el 38.5% de los votos en las elecciones de 1964. Trump obtuvo alrededor del 48% de los votos en esta elección presidencial. Nadie sensato se lo imaginaba pero ocurrió.
Trump atentó contra la democracia y gobernó como un autócrata. Y 71 millones de personas lo han apoyado para que siguiera gobernando con todos sus desmanes
Herejía es el título de esta reflexión. El diccionario define herejía como "posición contraria a los principios y a las reglas establecidas y aceptadas comúnmente ". Y la titulo así porque me cuestiono algo tan fundamental como ¿cuánto se puede confiar siempre en la voluntad del pueblo?
¿Es el pueblo siempre infalible?///
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