Este Art es la 2da parte de "Bolivia y la Cofradía Fascista", enviado en el curso de esta semana.
En éste Artículo se describen a los tres personajes que sostiene el régimen actual en Bolivia así como sus vínculos e intereses personales y corporativos.
El título es "Virreinato imperial y troika golpista" . Se lo puede dividir en tres partes, una dedicada a cada ministro usurpador. Como crean ustedes.
El anterior es: Bolivia: la cofradía fascista y el festín transitorio (parte I)
¿Quiénes gobiernan este país en el que los blancos ahora tienen el derecho a matar indios impunemente o perseguir mujeres de pollera sin piedad? ¿Quiénes constituyen el núcleo duro de esta nueva casta encomendera que mata por un plato de lentejas? ¿A dónde se dirige este gobierno que carga el odio a cuestas nombrando a Dios en cada esquina?
Militares y Policías en Bolivia: rencor histórico en las entrañas del aparato político fascista
Por Ernesto Eterno
Los textos, firmados con el seudónimo Ernesto Eterno, han sido publicados en el diario argentino 'Página 12', en 'La Jornada de México' y en 'La Tercera' de Chile entre otros importantes medios.
Luis Fernando
Camacho, presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, personaje central que
dirigió el golpe contra el gobierno constitucional de Evo Morales, conduce a su
antojo el destino del país desde el Ministerio de la Presidencia. Este despacho
tiene la tarea de ordenar los tiempos, alinear procesos, definir personas y
cargos pero también convertir una senadora racista en presidenta impostora.
Conducida bajo los vahos del poder aparente o en calidad de títere deslucida lo
cierto es que Presidencia tiene la capacidad de mover hilos, crear microclimas,
fijar rumbos. Camacho tiene el poder por el mango a través de su asesor,
cómplice y testaferro fiel, Ministro de la Presidencia, Jerjes Justiniano
Atalá.
Aunque resta
saber cuáles son los límites de la complicidad o tamaño de negocios que los une
está claro que Justiniano es un hábil negociador para cercar y/o envilecer a un
conjunto de dirigentes sociales, en el bastión mismo del MAS para ponerlos a
disposición del golpe, negando a su propia clase.
No hace falta
que Camacho dirija el gobierno desde Plaza Murillo o se exponga cotidianamente.
Para eso sirve el gabinete aterciopelado que oficia como antesala de su poder.
Camacho decidió ejercer el poder químicamente puro desde Presidencia. Es la
mejor correa de transmisión que Camacho dispone para gobernar desde arriba y
hacia abajo. Con dos brazos armados, militares y policías, cuyos mandos están
rendidos al dinero fácil no hay nada más fácil para gobernar sin contratiempos.
Fernando López, asesor de imagen y coordinador de su maquinaria comunicacional
negoció el ritmo del golpe para convertirse, a pedido de mismo Kaliman, en
Ministro de Defensa.
Arturo Murillo,
pieza clave de la embajada gringa no necesita recomendación para dirigir la
maquinaria represiva que concilia con su espíritu bufón. Camacho sabe que el
mejor discípulo para cualquier travesía sangrienta es Murillo. Este siempre
estuvo dispuesto a cumplir tareas sucias como un vulgar comisario ebrio. La
cloaca de Washington le dicta requerimientos cotidianos para poner orden en un
territorio que supo ponerle coto a las desmesuras imperiales. Murillo oficia de
vengador policial de un imperio que lo desprecia por elemental, pero la
necesidad tiene cara de hereje. Lleva en su sangre una saña feroz de mascota
acomplejado y por ello es más útil para quienes lo usan como carnaza.
Pero además de
armar las piezas del nuevo poder político/religioso, la tarea esencial de
Justiniano es garantizar que los mandatos externos se cumplan sin demora en
línea directa con la embajada americana que lo adoptó como su ministro/abogado.
Aunque la presidenta impostora fije residencia en el viejo Palacio de Gobierno
el verdadero núcleo de poder opera desde la Casa Grande del Pueblo con
extensión a la Cancillería del Estado Plurinacional.
Pues bien,
¿quién es el personaje que gobierna el Palacio de Gobierno bajo la sombra de la
Casa Grande del Pueblo? ¿Quién debe garantizar el cumplimiento del plan maestro
golpista frente a las nuevas elecciones? ¿Quién define dónde colocar la fuerza
bruta, a quién pagar canonjías o con quien sentarse a debatir/negociar el
futuro?
Jerjes
Justiniano Atalá es en esencia el ariete pero también un clivaje gravitante del
poder real. Accidentalmente delegado político de la gran empresa cruceña,
eslabón de logias y barrabravas deportivas, gendarme de negocios jugosos y
aspiraciones políticas de Camacho, con proyección nacional, Justiniano es el
hombre ideal barnizado por una supuesta relación amable con el masismo. De
padre socialista, beneficiado con el privilegio de ser embajador ante Brasil
durante 3 años, actualmente convertido en un furibundo detractor de Evo
Morales, no esconde su vergonzoso respaldo público al emblemático alcalde -
acosador sexual de Santa Cruz-, Percy Fernández, convertido en una pieza
decadente de museo.
Justiniano tiene
tareas extremadamente complejas que discurren desde la “pacificación”, con más
de 30 muertos a cuestas, hasta la realización de las elecciones del 2020. Para
estos afanes dispone de una maquinaria policial-militar hasta ahora compacta,
un aparato comunicacional agresivo, equipos técnicos que aún no atinan a
entender el funcionamiento del nuevo Estado y un equipo económico cruceño que
no sale de su estupor frente a las cifras rojas que empiezan a hacer sonar
alarmas de pánico. Las grietas que aparecen en el panorama de la economía de
corto plazo señalan el fin de la estabilidad económica y la prosperidad social
después de 13 años, Empero, por el momento esto no parece preocupar ni a Añez
ni a Justiniano, peor a Camacho, cuya lógica primaria es anclar el gobierno en
un muelle sólido para empezar a pagar cuentas, favores y bagatelas propias del
oficio golpista, amén de salvar sus empresas del asedio masista.
Justiniano es un
híbrido teológico-chicanero entrenado para pensar desde una perspectiva
religiosa, culturalmente supremacista y rayano en la mundanidad. Su educación
religiosa – formado en colegio y
universidad adventista en Argentina y Chile – y su formación en derecho
procesal y penal lo llevó a las grandes ligas de la abogacía cruceña, más cerca
de la cultura del delito que de la justicia. Convertido en un personaje
importante por los controvertidos casos que le cupo defender, Justiniano es
conocido por sus relaciones carnales con la policía y el poder judicial. No
solo eso, sus antecedentes se oscurecen por su cercanía protectora a personajes
relevantes del circuito regional del narcotráfico – Argentina, Paraguay y
Brasil –. Es un secreto a voces en Santa Cruz que la especialidad del Estudio
Jurídico es defender narcos o extorsionarlos.
En efecto, desde
el Estudio Jurídico Justiniano Atalá y Asociados (2000), en compañía de
abogados de dudosa reputación, llevó a cabo gestiones judiciales controvertidas
que la denominada prensa liberal oculta hoy sin rubor alguno. Justiniano fue
contratado por Jacob Ostreicher, un ciudadano judío-norteamericano, radicado en
Santa Cruz desde el 2008, para su defensa ante la acusación de su socia por
legitimación de ganancias ilícitas el 2010, la colombiana Claudia Liliana
Rodríguez. La Fiscalía departamental de Santa Cruz procesó a Ostreicher por la
opacidad y la imposibilidad para demostrar transparentemente la posesión de más
de 27 millones de dólares, presumiblemente proveniente del narcotráfico,
transferidos desde Europa a la próspera región oriental de Bolivia.
El Estudio
Jurídico de Justiniano tomó a su cargo el caso en un intento fallido por
demostrar la inocencia del súbdito norteamericano. Acorralado por jueces y
fiscales, en medio de acusaciones de extorsión por abogados del Ministerio de
Gobierno, y después de un turbulento proceso fugó del país. Apoyado por agentes
de la CIA con aval del encargado de negocios de EEUU, Larry Memmot, y en el
marco de una operación encubierta, Ostreicher abandonó el país por la frontera
peruana con la complicidad de policías y el propio abogado Justiniano. El nuevo
Ministro de la Presidencia le debe al país no solo una explicación por su
complicidad en la fuga del extranjero sino también un proceso penal por el
delito de encubrimiento. En cambio EEUU le debe el favor a Justiniano por hacer
fugar a un narco, probablemente agente de la propia CIA o de la DEA.
En otro caso no
menos escabroso, Justiniano, a la cabeza de su Estudio Jurídico, asumió la
defensa del súbdito boliviano José Luis Sejas Rosales, acusado de narcotráfico
por el gobierno de la República Argentina. Sejas, propietario de la empresa
GRETA SRL, con más de un centenar de camiones cisternas, responsable de la
importación de diésel y gasolina para el mercado boliviano, mediante YPFB, fue
acusado de usar su servicio de trasporte para introducir marihuana y cocaína a
territorio argentino, razón por la que la fiscalía de ese país solicitó su
extradición. Durante un buen tiempo la fiscalía argentina había hecho un
seguimiento prolijo a las operaciones ilegales de narcotráfico del empresario
boliviano estableciendo sin equívoco su responsabilidad penal.
El
abogado/teólogo asumió la defensa de Sejas en un intento de frenar su
extradición al vecino país. Para ello desplegó un aparatoso equipo de abogados
impidiendo que Sejas fuera puesto bajo la jurisprudencia argentina. La chicana
jurídica fue ostentosa, casi en proporción al patrimonio del convicto que se
sospechaba alcanzaba la friolera de más de 30 millones de dólares.
Justiniano
también se vio involucrado en la defensa de un adolescente de 15 años acusado
de violación grupal múltiple. El resonante episodio conocido como “La Manada”
nuevamente exhibió las destrezas judiciales de Justiniano para eludir la
responsabilidad de su defendido. A pesar de la presentación de convincentes
pruebas periciales forenses de violación, cometida por 5 jóvenes provenientes
de familias adineradas, contra una humilde joven de 18 años en un motel previa
inoculación de drogas, Justiniano nuevamente se salió con la suya. Luego de
turbulentas audiencias públicas salvó el pellejo del adolescente de las manos
de la justicia sobre la base de las típicas chicanas jurídicas criollas.
El nuevo
Ministro de la Presidencia es ciertamente una persona experta en lides judiciales,
en jugosos negocios protectivos y uso de poderes fácticos. Por el lugar que
ocupa en el tablero político, bajo el mando de Camacho, un personaje sin
escrúpulo empresarial, los bolivianos se encuentran ante un régimen de
potenciales consecuencias cleptocráticas. El régimen no solo guarda en su
vientre una peligrosa carga racista-fascista-religiosa, cuyo riesgo trae
consigo el aplastamiento de una parte de la sociedad, sino también la
concentración descomunal de un poder que pondrá bajos sus pies estructuras
judiciales al servicio de sus objetivos más oscuros. Quienes hasta ayer
criticaban el secante control judicial por parte del gobierno del MAS no
tendrán pudor para levantar la voz frente al grotesco panorama que se avecina
de la mano de los consocios judiciales bajo tutela de Justiniano y sus
comensales.
Queda claro que
además de la opereta barata de ingresar la biblia al Palacio de Gobierno lo más
evidente es el peligroso estatus que le otorga el nuevo régimen al negocio de
la protección de narcotraficantes en todo el país, a plena luz del día. La
chicana jurídica se pone a tono con los intereses del régimen. Dicho de otra
manera, el nuevo régimen golpista acaba de consagrar al negocio de la
protección y defensa de narcotraficantes un estatus gubernamental tan peligroso
como la propia organización criminal que lo sustenta.
Entre Camacho y
Justiniano existe, además de una comprensible comunión filo religiosa, un
extraño juego de fidelidades ideológicas o de lealtades informales que en algún
momento condujeron al propio Camacho a exaltar públicamente la metodología de
aniquilamiento de sus enemigos. En uno de sus tradicionales cabildos señaló la
necesidad de apelar al método de ajuste de cuentas usado por Pablo Escóbar, mediante
el uso de su libreta de anotaciones. Un método poco ortodoxo, al puro estilo
sicarial del más célebre narcotraficante colombiano.
La prisa de la
pandilla golpista para hegemonizar el poder resulta casi enfermizo. En menos de
una semana el régimen, apuntalado por el Ministro de la Presidencia, dispuso
que el sector más sensible de la economía gubernamental pasara a tuición
personal de Camacho. Impuso al Viceministro de Política Tributaria, al
Presidente de Impuestos Internos, Mario Renato Nava Morales, funcionario de
tercera categoría de su Grupo Empresarial de Inversiones Nacional Vida y al
Gerente de la Autoridad del Sistema Regulación Financiera (ASFI). Una verdadera
proeza política y financiera derivada del exitoso golpe de estado. Si las
finanzas son claves para ejercer el poder “transitorio” no deja de levantar
suspicacia su interés por ejercer el control del espacio aéreo y los
aeropuertos. Personalmente Camacho dispuso que SABSA, DGAC y ASSANA,
responsables del tránsito aéreo y el control antidroga sucumbieran en favor de
funcionarios privados de Amaszonas, la línea aérea comercial que alimentó la
cadena logística del golpe desde Santa Cruz hacia La Paz. Por cierto, Amaszonas
tiene contratos de seguros con la empresa de Camacho y desde el golpe está
librada a cualquier forma de control o supervisión técnica.
GOLPISTAS DE
UNIFORME
Si el poder
político acusa recepción en manos de Justiniano, el poder militar quedó bajo
control de Fernando López Julio, un ex-oficial retirado del Ejército,
proveniente del arma de caballería y especialista en paracaidismo. Egresado del
Colegio Militar de la Nación Argentina en 1985, guarda en sus entrañas la marca
inequívoca de la dictadura militar rioplatense cuyos antecedentes en materia de
DDHH constituyen la mayor vergüenza para América Latina y el mundo.
Responsables del asesinato y desaparición de más de 30.000 ciudadanos, los
militares argentinos de la época marcaron a sangre y fuego la doctrina de la
seguridad nacional promovida por los EEUU en la frágil identidad militar del
bisoño oficial boliviano.
López Julio, un
subproducto de este clima de radicalismo ideológico político-militar
anticomunista, hijo de padre también militar formado y entrenado en la
dictadura, se retiró en 1990 de la milicia boliviana para convertirse en un
próspero empresario de la comunicación, marketing empresarial y asesoramiento
en liderazgo corporativo, con sede en la ciudad de Santa Cruz. Como entrañable
compañero de promoción del Gral. Kalimán, López Julio logró triangular una
fluida comunicación con Luis F. Camacho durante el tiempo que duró el incendio
en la región Chiquitana. Esta tripleta amigable fue consolidando sus relaciones
e intensificando su comunicación en la medida en que avanzó el plan golpista.
Como asesor de
comunicación de Camacho, López Julio no solo acercó el golpe a La Paz sino
también llevó consigo el plan, con fecha y hora, en el que Kalimán debería
pronunciarse en el turbulento escenario post-electoral. Estaba acordado que
Kalimán se pronunciara en medio de la vorágine de la violencia callejera, bajo
el repiqueteo del discurso incesante del supuesto fraude y bajo el fuego
cruzado de los medios que alimentaban el clima de odio desde sus antros
comunicacionales privados. Todos hicieron su trabajo, la clase media excitada
por el racismo larvario, la rapiña comunicacional y la calles calientes,
sedientas de sangre indígena.
En efecto, López
Julio logró que Kalimán asestara el golpe definitivo a las 10:00 de la mañana
del domingo 10 de noviembre con su invocación a la renuncia de Morales en medio
de un cuadro político ciertamente complejo. Después del motín policial en
Cochabamba y su corolario en la ciudad de La Paz a cargo de la UTOP y otras
unidades policiales, la ominosa señal de la corporación militar precipitó la
decisión irreversible del Presidente que había ganado las elecciones en primera
vuelta. La coartada perfecta de Kalimán se afirmaba en la necesidad de evitar
el derramamiento de sangre entre bolivianos. Extraña manera de evitar muertes
la de Kalimán y sus amos del momento, que las FFAA junto a la Policía, en una
monumental operación conjunta terminaron con la vida de más de 30 personas,
hiriendo a 830 o deteniendo abusivamente a otros cientos, tortura de por medio.
El mensaje de
Kalimán, tallado comunicacionalmente para la hora definitiva, quedó para el
anecdotario. En un acto de indecencia profesional, luego del golpe, renunció
ante la presidenta autonombrada junto a sus acomplejados y mediocres
comandantes de fuerza. Entre el mensaje de Morales y la sucesión ilegal de Añez
la única autoridad que quedaba en las calles fueron las FFAA vomitando fuego
contra sus hermanos como constatación patética del golpismo gorila.
¿Cómo explicar
la definición política de una de las piezas claves del mando militar que dos
meses antes había exaltado y jurado fidelidad pública al proceso de cambio? No
cabe duda que Kalimán sufrió un vuelco moral repentino frente al cañonazo de
dólares que le ofreció Lopez Julio. El aperitivo fue el dinero pero el plato de
fondo ofrecido fue la protección del gobierno de EEUU para él y su familia en
una cómoda residencia al sur de la Florida.
Ambos oficiales
de caballería, un arma cuya tradición militar está marcada por un racismo
trasnochado, compartían el profundo desprecio por el nuevo rumbo que las FFAA
asumieron al mando de un indígena que las había recuperado de su peor momento
genocida. Evo Morales que creía que el buen trato y el hermanamiento era
suficientes para vencer el rencor ideológico de las FFAA con la izquierda
nacional cayó en la trampa del llunkerío corporativo. Nunca aceptó que ninguna
fuerza armada que no sea transformada en su pensamiento conservador dejaría de
lado su potencial capacidad golpista.
Probó en carne
propia que el racismo con rostro civilizatorio que experimentó durante su
servicio militar no era distinto al racismo expresado por la cúpula militar que
lo despreció en el momento más crítico. Paradoja aparte, Evo Morales había
hecho lo que ningún gobierno, civil ni militar, democrático ni autoritario
había hecho por las FFAA: dignificarlas ante la nación y el mundo, arrancarlas
de las garras ideológicas del imperio norteamericano, que las usaban como carne
de cañón, para devolverlas al pueblo, y por cierto, intentó modificar su
doctrina y pensamiento con una dosis de ingenuidad que resultó frustrante. Creó
la Escuela Antiimperialista para que los oficiales comprendieran que la única
manera de ser libres como Nación es erradicar la dependencia militar a la
potencia hegemónica. Empero, 50 años de sometimiento cotidiano, de sumisión
cultural y de exaltación del poder imperial no fueron suficientes para
desmontar una lógica servil para la cual fueron entrenadas y amaestradas desde
los distintos institutos militares de los EEUU. Unas FFAA convertidas en
apéndice colonial del Comando Sur hasta el 2006 volvían 13 años después, de la
mano del mismo Comando Sur, para repetir la misma historia que los soldados
renunciaron conocer. En menos de una semana las “gloriosas FFAA” se
convirtieron en los verdugos de su pueblo, en un vergonzoso apéndice neocolonial.
López Julio
cumplió las dos misiones que le encomendaron con precisión de relojero:
comprarse el Alto Mando y devolver la milicia a las tareas represivas de antaño
bajo la tutela imperial. Premiado con el cargo de Ministro de Defensa no tardó
mucho en impulsar, junto a Jerjes Justiniano, el Decreto Supremo que asignaba
34 millones de bolivianos para las tareas represivas de unas FFAA bobas que
salían a las calles sin preguntarse sobre su destino. La presión del nuevo alto
mando militar, frente a las muertes tempranas que ocasionó su supuesta salida
preventiva a las calles, obligó al gobierno a promulgar el DS 4708 que otorgaba
a las FFAA impunidad en su tarea represiva.
El Ministerio de
Defensa hoy está ocupado como intervenidas están las FFAA por personal del
Comando Sur de los EEUU. El retorno del Grupo Militar de los EEUU al Comando en
Jefe se hizo sin repique de campanas. Los nuevos mandos están amordazados y en
su silencio cobarde no atinan a rechazar los ofrecimientos suntuosos que les
acaban de hacer los agregados militares del imperio. Cursos cortos en centros
de entrenamiento en Miami, reinstalación de bases militares, viajes a
conferencias interamericanas para oficiales y sargentos, turismo para esposas y
el retorno de la diplomacia de militar a militar, configura el nuevo panorama
de la dependencia y la felonía yanqui. Nunca una potencia había gastado tan
poco para convertir un país en colonia aplastando la dignidad de sus soldados.
Las FFAA criollas hicieron el milagro, en tiempo record, de volver al pasado de
ignominia, ya no con la biblia bajo el brazo como la Policía bufona, sino con
el fusil en el hombro, para seguir masacrando a su propio pueblo. ¡Qué
ironía!.
El nuevo
Ministro de Defensa se frota las manos mirando desde la ventana de su despacho
la Plaza Abaroa. Siente en lo más profundo de su espíritu que la cruzada moral
contra el masismo fue como una misión cumplida que Dios le encomendó con éxito.
Segundos después retorna a la realidad. Piensa que como presidente ejecutivo de
Lola Group, junto a otras empresas transnacionales que lidera, ésta es la
oportunidad soñada para convertir la comunicación, el marketing y los recursos
naturales del país en una mina de oro.
UN CEREBRO
ATROFIADO: MURILLO, EL FASCISMO DE
FIESTA
La presidenta
autonombrada no está sola en el festín fascista. Su arrogancia proviene de su
intimidad imperial. Funcionarios gringos la rodean con ternura de pingüinos.
Por otra parte, está protegida por dos brazos armados cuyos mandos políticos
disfrutan de la orgía represiva. Por un lado, el Ministro de Defensa, Fernando
López, un militar retirado que se siente algo más que un mariscal trasnochado.
Hijo de otro militar fracasado en la rutina de su hamaca. El otro brazo no es
nada más ni nada menos que Arturo Murillo, un funesto personaje cuyo oficio es
ejercer una grosera idiotez: habla más de lo que intenta pensar. Designado
Ministro de Gobierno del régimen transitorio se siente en la cúspide de su
carrera política. Tiene claro dos objetivos trascendentales para consagrar su
paso por su ministerio siniestro: masacrar masistas como lo hizo en Cochabamba
en enero del 2007, bajo el mando de otro capitán entrenado por la jauría
yanqui: Manfred Reyes Villa. El otro objetivo, emprender una cacería
inmisericorde contra los líderes del gobierno derrotado a cambio de un plato de
lentejas, adobado desde la embajada de los EEUU.
Desde ambas
perspectivas, el nuevo ministro de gobierno está dispuesto a todo. Asume que
ésta es la batalla más importante de su vida. Nunca se había sentido tan
poderoso para destruir un proyecto político incompatible con su instinto pero a
su vez nunca había estado tan cerca de cumplir el sueño de aniquilar
adversarios políticos por encargo extranjero. Su entusiasmo es febril. Para
ambos objetivos cuenta con una policía amaestrada para tareas sucias. Una
verdadera “bestia parda” como dirían las víctimas del fascismo de posguerra.
Las
declaraciones sórdidas de Murillo a minutos de su posesión lo delatan como si
fuera un vulgar asesino a sueldo y no un ministro de Estado. Olvidando que su
función es la de otorgar seguridad a la ciudadanía se precipita en una cruzada
criminal contra funcionarios del anterior gobierno, en particular contra el ex
ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, a quien le profesa no sólo un
odio enfermizo sino un rencor sordo e irreconciliable. Además de Quintana
promete destruir a otras personas como a Raúl García Linera o a Hugo Moldiz,
militantes del proceso.
El 13 de
noviembre, Murillo advirtió públicamente que perseguiría y encarcelaría a
quienes cometieran “sedición”, un delito vagamente definido con una sanción de
tres años de prisión. El régimen de facto no podía tener un mejor vocero para
exhibir su ilegalidad y autoritarismo. La lluvia de declaraciones públicas de
Murillo en apenas unas horas confirmaban que el régimen esta preñado de odio y
que sin temor alguno manifestaba que su cruzada política intimidante no se
detendría ante nada ni nadie. Explícitamente afirmó que no se abstendrían en la
persecución política agresiva a pesar de poner en riesgo la integridad física
de los presuntos responsables de sedición.
El 14 de
noviembre Murillo señaló que se reuniría de inmediato con la Policía y daría
las instrucciones necesarias para ir en busca de J.R. Quintana. “Iremos a cazar
a Juan Ramón Quintana […..] porque es un animal” reiteró una y otra vez en
medios de prensa. El uso de los términos “cazar” o designar a una persona como
“animal” denota no sólo una persecución atroz, motivada políticamente sino también
expresa la deshumanización de la persona perseguida para justificar la
violación de sus derechos o para legitimar el nivel de violencia contra ella.
Las
declaraciones de Murillo que inducen públicamente al odio y que incitan a que
las personas que comulgan esta misma idea puedan cometer actos fuera de la ley
expresan la naturaleza fascista del régimen tolerado por la propia presidenta
autonombrada. Esta sobreexposición mediática agresiva e intimidante contra
personas que se supone deben acogerse a debidos procesos constituye una muestra
fehaciente de la ferocidad del régimen de facto.
No cabe duda que
Murillo representa la síntesis de la brutalidad racista de la clase media
encomendera y el odio imperial acumulado contra el proceso de cambio. Sus
palabras lo delatan tanto como su torpeza corporal. No es casualidad que su
jefe político, un ladronzuelo de cuello blanco que se enriqueció con bienes
estatales durante el ciclo neoliberal, Samuel Doria Medina, lo bautizara con el
apodo de “bolas”. No hay nada más cercano para una definición de este sujeto
infeliz y lóbrego en toda su extensión.
Los antecedente
biográficos de Murillo son preocupantes puesto que de alguna manera explican su
violencia descontrolada, el lenguaje grosero y primario y su mordacidad agresiva
e insultante. No es para menos puesto que en su adolescencia habría sido
expulsado por violento y tramposo de los antros en los que medraba y como algún
amigo suyo señala, “se hizo hombre a salto de mata hasta que lo cazó la DEA”.
Dado su perfil psicológico, Murillo cuadraba perfectamente en el personaje
preferido para servir fines tenebrosos. Como pequeño empresario con recursos
donados por USAID empezó desarrollando trabajos en el rubro turístico/hotelero
en el trópico de Cochabamba. Prestó servicios de soplón a funcionarios de la
NAS y desde su función encubierta lograba delatar a presuntos narcotraficantes.
Ganada la confianza de los agentes norteamericanos antidroga se le dio la tarea
de acopiar cocaína para la DEA en su hotel de fachada en el Trópico de
Cochabamba.
Murillo tiene
tantos vínculos con el narcotráfico como delatores tuvo la DEA en la misma
región. Pasó de ser un delator comprometido con el narcotráfico en los 90 a ser
un pongo político de la embajada de los EEUU en los 2000. Contribuyó a la
expulsión de Evo Morales del Parlamento acusado de instigar a la violencia.
Este fue su primer acto de venganza frente a un creciente e impetuoso líder
cocalero. Evo mantuvo a raya la política de “coca cero”, financiada por EEUU en
el gobierno de Banzer (1997-2000) que luego se tradujo en sistemáticas masacres
contra el sindicalismo de base: más de 30 muertos y centenares de heridos en
menos de 5 años durante la gestión Banzer-Tuto Quiroga (1997-2002).
El talante moral
de Murillo está signado por la trampa y el dolo. Para ejercer el oficio de
parlamentario falsificó su libreta de servicio militar y durante más de una
década usurpó funciones como un vil estafador del Estado. Convirtió la función
parlamentaria en un canal regular de denuncias infundadas, amplificadas
eficazmente por medios de comunicación, Radio Erbol, Fides y Panamericana,
generosamente pagados por la embajada yanqui.
Murillo tiene
más aptitudes para ser paramilitar que un parlamentario o un ministro de
estado. Está entrenado para la simulación y el latrocinio: de la mano de la
policía inventa escenas de extranjeros sediciosos, cubanos distribuyendo plata
en manifestaciones, venezolanos armados en frontera, acusa a cocaleros que se
disparan entre ellos, etc. No cabe duda que está entrenado para armar
telenovelas policíacas dotándole de cierta credibilidad junto a su flamante
viceministro de régimen interior, Daniel Humérez. Cabe recordar que en la
década de los 90 Humérez oficiaba como alumno aventajado de la DEA en su
condición de fiscal antidroga. Nunca los norteamericanos gozaron de tanto poder
como hoy bajo el alero del Ministerio de Gobierno. Así como Defensa está
ocupado por el Comando Sur, el Ministerio de Gobierno ha sido intervenido por
la DEA para repetir los viejos vicios del pasado.
Murillo nos
acerca a los más grotesco de la última dictadura militar. Con un parecido
físico fascinante a Luis Arce Gómez, el funesto ministro de la cocaína solía
amenazar a los bolivianos para que vivieran con la biblia bajo el brazo. En una
escena casi surrealista, Murillo 38 años después amenaza a los bolivianos a no
subvertir el orden instaurado por la nueva dictadura a la cabeza de su
presidenta autonombrada.
Más allá de lo
anecdótico, la función del ministro antisedicioso es la abrir las compuertas
del Estado a la incursión de las agencias norteamericanas como parte del
desembarco gringo en procura de enmendar el agravio sufrido por el proceso de
cambio durante 13 largos años. No es una casualidad que el miércoles la Policía
en Santa Cruz inaugurara con bombos y platillos el primer “Centro Especial
Antiterrorista” en el marco de la nueva política antiterrorista impuesta por
EEUU.
El retorno de la
DEA al país es cuestión de horas. Durante más de una década la oposición
mantuvo el discurso del fracaso del gobierno de Evo en la lucha contra el
narcotráfico. Bolivia fue el país más exitoso en el mundo en materia de lucha
contra las drogas tanto por los resultados, la preservación de los DDHH, la
política de diálogo con el sector cocalero, además de la erradicación de
cultivos ilícitos en parques nacionales. Pero eso no importa, lo que importa es
el disciplinamiento geopolítico del país, el control territorial de la región
desde Bolivia y la impostura norteamericana para mostrarle al mundo que su modelo
es exitoso.
No cabe la menor
duda que en este desembarco gringo que incluirá la CIA, la NAS y otras agencias
del horror imperial, Murillo se constituirá en el prócer de la liberación
nacional para consumo de idiotas.
Gobiernos y periodismo del mundo cómplices de Trump por Eladio González toto
90 por ciento de los gobiernos del mundo, HAN SIDO por 55 años y SON cómplices
del holocausto espiritual que ha sufrido el pueblo cubano. Estados Unidos decidió en 1961
aislar a todos los habitantes de la isla. Con su pecaminosa, inhumana y genocida actitud
separó a once millones de seres humanos del resto de la humanidad. Repitió multiplicado trescientas veces al ghetto de Varsovia hitleriano, desgajando de la PATRIA HUMANIDAD a esta pequeña hija que es Cuba. Pequeña pero no por ello menos necesaria, para el saludable equilibrio de la raza humana. Anualmente estos gobiernos cómplices emiten en la ONU un hipócrita voto contra el bloqueo "lavándose como Poncio Pilatos las manos" para luego hacer el juego que dicta el despótico pero "democrático" dueño del mundo. La UNIÓN EUROPEA obedece la voz del amo también y bloquea a los hermosos locos que ostentan la MENOR
MORTALIDAD INFANTIL de toda América (del Norte, del Centro y del Sur). El gobierno de Israel no tolera que los revolucionarios cubanos tengan CERO en Desnutrición Infantil y a pesar de que millones de judíos murieron en el Holocausto ( ¿cómplicidad mundial por no intervenir? ) los israelitas son hoy quienes votan año tras año para que se perpetúe el BLOQUEO – GHETTO a la patria de José Martí. Y la humanidad se pierde la hermosa y fructífera experiencia de interactuar con el criterio amoroso, la ciencia, la cultura, el arte y la experiencia de vida cubanas. En Argentina mi patria de cada mil niñitos nacidos vivos mueren doce antes del año de vida. La prohibición de vincularnos a ellos y a su experiencia médica hace que no podamos aprender como es que de mil cubanitos nacidos mueran solo CUATRO en el primer año de vida. Ellos "ahorran" ocho niños, nosotros vemos morir a nuestros ocho finaditos ("Ay, ay, ayaya, yita pobre, pobre mi guagüita". Al rincón más apartado del planeta que haya sido tocado por la tragedia llega primero y donado el plasma cubano. No tienen dinero, no tienen transportes ultrasofisticados pero tienen lo que muchos no tienen…. El PLASMA. Que no es un modelo de televisor chato, es la concreción de un hecho amoroso que los seres humanos deben practicar… la donación de sangre. Y en Cuba rebosan los bancos de sangre porque jóvenes y adolescentes acuden dos veces por año voluntariamente a aportar amor o "combustible" para los cuerpos de sus semejantes en el mundo. En Georgia, Estados Unidos, de la Escuela Militar han egresado miles de militares extranjeros convertidos en TORTURADORES deshumanizados (hoy siguen egresando). En La Habana miles de jóvenes extranjeros del tercer mundo han egresado tras seis años de estudios gratuitos, prácticas y el Juramento de Hipócrates como MEDICOS y ejercen el amor con los pacientes pobres de sus pueblos. Hoy siguen egresando de la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana y de la Primera Escuela de Medicina de Santiago de Cuba, fundada por un petizo pícaro, argentino, cordobés que a instancias de su íntimo amigo Ernesto Che Guevara dejó fama y dinero en Venezuela para compartir su suerte con los pobres de la tierra de la Revolución Cubana y fundó dicha Universidad. ¡ Honor a Alberto Granado Jiménez el dueño de la moto "Poderosa" y fabricante de médicos para el mundo !. Cuba cuenta solo en el paupérrimo nordeste brasileño con CINCO MIL médicos solidarios. Estados Unidos envía marines y soldados a matar a cualquier lugar del mundo. El periodismo argentino al servicio de los medios hegemónicos cumple su triste, traidora y miserable misión. Ocultaron medio siglo y ocultan hoy estas realidades y acompañan el coro de mentiras que fabrican los gobiernos norteamericanos. Malhaya triste destino periodistas argentinos, traidores a la patria, anexionistas culturales destructores de la memoria histórica nacional para injertar en alma y cerebro de nuestros niñitos y preadolescentes un cóctel de Harry Potter, He Man, Pokemon y el Hombre Araña. Reiteraría nuestra poetisa María Elena Walsh su…"Argentina es un país Jardín de Infantes". Ciudadanos y medios INTACHABLES: (no entran en un tacho de basura). ¿ QUÉ TIENEN EN COMUN ? Ambito Financiero, Ariel Corbat, el diario Clarín, La Nación, Baby Echecopar, Chiche Gelblung, Ernestina Herrera De Noble, González Oro, Hadad, Feinman, Lage, Jorge Lanata, Mariano Grondona, Mario Markic, Mirta Legrand, Nelson Castro, Openheimer, Petinato, Rolando Hanglin, Susana Gimenez, Marcos Aguinis, Gerardo Sofovich y Pepe Eliaschev ya fallecidos pero no me olvido, Julio Bárbaro, Leuco (padre) Chiche Duhalde, Jorge Giacobbe, Felipe Solá, Beatriz Sarlo, Alejandro Fantino, Joaquín Morales Solá, Juan Sebrelli, Salvia, Mauro Viale, Tenenbaun, Majul, Pablo Docimo, Santiago del Moro y algunos otros. Aunque "siniestro" es sinónimo de izquierda, entre estos comunicadores sociales, medios y personajes políticos hay muchos de derecha (diestra). Eso sí, todos coinciden siniestramente en denostar con fruicción a las Revoluciónes cubana, venezolana, boliviana, ecuatoriana y es que son soldados del colonialismo. Trabajan para que "democráticamente" la administración Macri nos esclavize al máximo.
"El objetivo primo de la guerra psicológica es crear, en el o los adversarios, un clima mental, una serie de sentimientos que, conduciéndolos por las sucesivas etapas del miedo, del pánico, de la desorientación, del pesimismo, de la tristeza, del desaliento, en fin, los lleve a la derrota." Dr. Ramón Carrillo Ministro de Salud de la Nación 1946-1954 - presidencia Perón.
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