sábado, 30 de noviembre de 2019

TROIKA GOLPISTA: PRESIDENCIA, DEFENSA y GOBIERNO mas DEA Y eSTADOS uNIDOS Pichetto los quemaria Fides y Panamericana de Murillo Chaubloqueo museo Che Guevara de Caballito



Este Art es la 2da parte de  "Bolivia y la Cofradía Fascista", enviado en el curso de esta semana.

En éste Artículo se describen a los tres personajes que sostiene el régimen actual en Bolivia así como sus vínculos e intereses personales y corporativos.

El título es "Virreinato imperial y troika golpista" . Se lo puede dividir en tres partes, una dedicada a cada ministro usurpador. Como crean ustedes.

El anterior es:   Bolivia: la cofradía fascista y el festín transitorio (parte I)

¿Quiénes gobiernan este país en el que los blancos ahora tienen el derecho a matar indios impunemente o perseguir mujeres de pollera sin piedad? ¿Quiénes constituyen el núcleo duro de esta nueva casta encomendera que mata por un plato de lentejas? ¿A dónde se dirige este gobierno que carga el odio a cuestas nombrando a Dios en cada esquina?

Militares y Policías en Bolivia: rencor histórico en las entrañas del aparato político fascista

Por Ernesto Eterno
Los textos, firmados con el seudónimo  Ernesto Eterno, han sido publicados en el diario argentino 'Página 12', en 'La Jornada de México' y en 'La Tercera' de Chile entre otros importantes medios.
 LA TROIKA GOLPISTA: PRESIDENCIA, DEFENSA y GOBIERNO
Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, personaje central que dirigió el golpe contra el gobierno constitucional de Evo Morales, conduce a su antojo el destino del país desde el Ministerio de la Presidencia. Este despacho tiene la tarea de ordenar los tiempos, alinear procesos, definir personas y cargos pero también convertir una senadora racista en presidenta impostora. Conducida bajo los vahos del poder aparente o en calidad de títere deslucida lo cierto es que Presidencia tiene la capacidad de mover hilos, crear microclimas, fijar rumbos. Camacho tiene el poder por el mango a través de su asesor, cómplice y testaferro fiel, Ministro de la Presidencia, Jerjes Justiniano Atalá.
Aunque resta saber cuáles son los límites de la complicidad o tamaño de negocios que los une está claro que Justiniano es un hábil negociador para cercar y/o envilecer a un conjunto de dirigentes sociales, en el bastión mismo del MAS para ponerlos a disposición del golpe, negando a su propia clase.
No hace falta que Camacho dirija el gobierno desde Plaza Murillo o se exponga cotidianamente. Para eso sirve el gabinete aterciopelado que oficia como antesala de su poder. Camacho decidió ejercer el poder químicamente puro desde Presidencia. Es la mejor correa de transmisión que Camacho dispone para gobernar desde arriba y hacia abajo. Con dos brazos armados, militares y policías, cuyos mandos están rendidos al dinero fácil no hay nada más fácil para gobernar sin contratiempos. Fernando López, asesor de imagen y coordinador de su maquinaria comunicacional negoció el ritmo del golpe para convertirse, a pedido de mismo Kaliman, en Ministro de Defensa.
Arturo Murillo, pieza clave de la embajada gringa no necesita recomendación para dirigir la maquinaria represiva que concilia con su espíritu bufón. Camacho sabe que el mejor discípulo para cualquier travesía sangrienta es Murillo. Este siempre estuvo dispuesto a cumplir tareas sucias como un vulgar comisario ebrio. La cloaca de Washington le dicta requerimientos cotidianos para poner orden en un territorio que supo ponerle coto a las desmesuras imperiales. Murillo oficia de vengador policial de un imperio que lo desprecia por elemental, pero la necesidad tiene cara de hereje. Lleva en su sangre una saña feroz de mascota acomplejado y por ello es más útil para quienes lo usan como carnaza.
Pero además de armar las piezas del nuevo poder político/religioso, la tarea esencial de Justiniano es garantizar que los mandatos externos se cumplan sin demora en línea directa con la embajada americana que lo adoptó como su ministro/abogado. Aunque la presidenta impostora fije residencia en el viejo Palacio de Gobierno el verdadero núcleo de poder opera desde la Casa Grande del Pueblo con extensión a la Cancillería del Estado Plurinacional.
Pues bien, ¿quién es el personaje que gobierna el Palacio de Gobierno bajo la sombra de la Casa Grande del Pueblo? ¿Quién debe garantizar el cumplimiento del plan maestro golpista frente a las nuevas elecciones? ¿Quién define dónde colocar la fuerza bruta, a quién pagar canonjías o con quien sentarse a debatir/negociar el futuro?
Jerjes Justiniano Atalá es en esencia el ariete pero también un clivaje gravitante del poder real. Accidentalmente delegado político de la gran empresa cruceña, eslabón de logias y barrabravas deportivas, gendarme de negocios jugosos y aspiraciones políticas de Camacho, con proyección nacional, Justiniano es el hombre ideal barnizado por una supuesta relación amable con el masismo. De padre socialista, beneficiado con el privilegio de ser embajador ante Brasil durante 3 años, actualmente convertido en un furibundo detractor de Evo Morales, no esconde su vergonzoso respaldo público al emblemático alcalde - acosador sexual de Santa Cruz-, Percy Fernández, convertido en una pieza decadente de museo.
Justiniano tiene tareas extremadamente complejas que discurren desde la “pacificación”, con más de 30 muertos a cuestas, hasta la realización de las elecciones del 2020. Para estos afanes dispone de una maquinaria policial-militar hasta ahora compacta, un aparato comunicacional agresivo, equipos técnicos que aún no atinan a entender el funcionamiento del nuevo Estado y un equipo económico cruceño que no sale de su estupor frente a las cifras rojas que empiezan a hacer sonar alarmas de pánico. Las grietas que aparecen en el panorama de la economía de corto plazo señalan el fin de la estabilidad económica y la prosperidad social después de 13 años, Empero, por el momento esto no parece preocupar ni a Añez ni a Justiniano, peor a Camacho, cuya lógica primaria es anclar el gobierno en un muelle sólido para empezar a pagar cuentas, favores y bagatelas propias del oficio golpista, amén de salvar sus empresas del asedio masista.
Justiniano es un híbrido teológico-chicanero entrenado para pensar desde una perspectiva religiosa, culturalmente supremacista y rayano en la mundanidad. Su educación religiosa  – formado en colegio y universidad adventista en Argentina y Chile – y su formación en derecho procesal y penal lo llevó a las grandes ligas de la abogacía cruceña, más cerca de la cultura del delito que de la justicia. Convertido en un personaje importante por los controvertidos casos que le cupo defender, Justiniano es conocido por sus relaciones carnales con la policía y el poder judicial. No solo eso, sus antecedentes se oscurecen por su cercanía protectora a personajes relevantes del circuito regional del narcotráfico – Argentina, Paraguay y Brasil –. Es un secreto a voces en Santa Cruz que la especialidad del Estudio Jurídico es defender narcos o extorsionarlos.  
En efecto, desde el Estudio Jurídico Justiniano Atalá y Asociados (2000), en compañía de abogados de dudosa reputación, llevó a cabo gestiones judiciales controvertidas que la denominada prensa liberal oculta hoy sin rubor alguno. Justiniano fue contratado por Jacob Ostreicher, un ciudadano judío-norteamericano, radicado en Santa Cruz desde el 2008, para su defensa ante la acusación de su socia por legitimación de ganancias ilícitas el 2010, la colombiana Claudia Liliana Rodríguez. La Fiscalía departamental de Santa Cruz procesó a Ostreicher por la opacidad y la imposibilidad para demostrar transparentemente la posesión de más de 27 millones de dólares, presumiblemente proveniente del narcotráfico, transferidos desde Europa a la próspera región oriental de Bolivia.
El Estudio Jurídico de Justiniano tomó a su cargo el caso en un intento fallido por demostrar la inocencia del súbdito norteamericano. Acorralado por jueces y fiscales, en medio de acusaciones de extorsión por abogados del Ministerio de Gobierno, y después de un turbulento proceso fugó del país. Apoyado por agentes de la CIA con aval del encargado de negocios de EEUU, Larry Memmot, y en el marco de una operación encubierta, Ostreicher abandonó el país por la frontera peruana con la complicidad de policías y el propio abogado Justiniano. El nuevo Ministro de la Presidencia le debe al país no solo una explicación por su complicidad en la fuga del extranjero sino también un proceso penal por el delito de encubrimiento. En cambio EEUU le debe el favor a Justiniano por hacer fugar a un narco, probablemente agente de la propia CIA o de la DEA.
En otro caso no menos escabroso, Justiniano, a la cabeza de su Estudio Jurídico, asumió la defensa del súbdito boliviano José Luis Sejas Rosales, acusado de narcotráfico por el gobierno de la República Argentina. Sejas, propietario de la empresa GRETA SRL, con más de un centenar de camiones cisternas, responsable de la importación de diésel y gasolina para el mercado boliviano, mediante YPFB, fue acusado de usar su servicio de trasporte para introducir marihuana y cocaína a territorio argentino, razón por la que la fiscalía de ese país solicitó su extradición. Durante un buen tiempo la fiscalía argentina había hecho un seguimiento prolijo a las operaciones ilegales de narcotráfico del empresario boliviano estableciendo sin equívoco su responsabilidad penal.
El abogado/teólogo asumió la defensa de Sejas en un intento de frenar su extradición al vecino país. Para ello desplegó un aparatoso equipo de abogados impidiendo que Sejas fuera puesto bajo la jurisprudencia argentina. La chicana jurídica fue ostentosa, casi en proporción al patrimonio del convicto que se sospechaba alcanzaba la friolera de más de 30 millones de dólares.
Justiniano también se vio involucrado en la defensa de un adolescente de 15 años acusado de violación grupal múltiple. El resonante episodio conocido como “La Manada” nuevamente exhibió las destrezas judiciales de Justiniano para eludir la responsabilidad de su defendido. A pesar de la presentación de convincentes pruebas periciales forenses de violación, cometida por 5 jóvenes provenientes de familias adineradas, contra una humilde joven de 18 años en un motel previa inoculación de drogas, Justiniano nuevamente se salió con la suya. Luego de turbulentas audiencias públicas salvó el pellejo del adolescente de las manos de la justicia sobre la base de las típicas chicanas jurídicas criollas.
El nuevo Ministro de la Presidencia es ciertamente una persona experta en lides judiciales, en jugosos negocios protectivos y uso de poderes fácticos. Por el lugar que ocupa en el tablero político, bajo el mando de Camacho, un personaje sin escrúpulo empresarial, los bolivianos se encuentran ante un régimen de potenciales consecuencias cleptocráticas. El régimen no solo guarda en su vientre una peligrosa carga racista-fascista-religiosa, cuyo riesgo trae consigo el aplastamiento de una parte de la sociedad, sino también la concentración descomunal de un poder que pondrá bajos sus pies estructuras judiciales al servicio de sus objetivos más oscuros. Quienes hasta ayer criticaban el secante control judicial por parte del gobierno del MAS no tendrán pudor para levantar la voz frente al grotesco panorama que se avecina de la mano de los consocios judiciales bajo tutela de Justiniano y sus comensales.
Queda claro que además de la opereta barata de ingresar la biblia al Palacio de Gobierno lo más evidente es el peligroso estatus que le otorga el nuevo régimen al negocio de la protección de narcotraficantes en todo el país, a plena luz del día. La chicana jurídica se pone a tono con los intereses del régimen. Dicho de otra manera, el nuevo régimen golpista acaba de consagrar al negocio de la protección y defensa de narcotraficantes un estatus gubernamental tan peligroso como la propia organización criminal que lo sustenta.
Entre Camacho y Justiniano existe, además de una comprensible comunión filo religiosa, un extraño juego de fidelidades ideológicas o de lealtades informales que en algún momento condujeron al propio Camacho a exaltar públicamente la metodología de aniquilamiento de sus enemigos. En uno de sus tradicionales cabildos señaló la necesidad de apelar al método de ajuste de cuentas usado por Pablo Escóbar, mediante el uso de su libreta de anotaciones. Un método poco ortodoxo, al puro estilo sicarial del más célebre narcotraficante colombiano.
La prisa de la pandilla golpista para hegemonizar el poder resulta casi enfermizo. En menos de una semana el régimen, apuntalado por el Ministro de la Presidencia, dispuso que el sector más sensible de la economía gubernamental pasara a tuición personal de Camacho. Impuso al Viceministro de Política Tributaria, al Presidente de Impuestos Internos, Mario Renato Nava Morales, funcionario de tercera categoría de su Grupo Empresarial de Inversiones Nacional Vida y al Gerente de la Autoridad del Sistema Regulación Financiera (ASFI). Una verdadera proeza política y financiera derivada del exitoso golpe de estado. Si las finanzas son claves para ejercer el poder “transitorio” no deja de levantar suspicacia su interés por ejercer el control del espacio aéreo y los aeropuertos. Personalmente Camacho dispuso que SABSA, DGAC y ASSANA, responsables del tránsito aéreo y el control antidroga sucumbieran en favor de funcionarios privados de Amaszonas, la línea aérea comercial que alimentó la cadena logística del golpe desde Santa Cruz hacia La Paz. Por cierto, Amaszonas tiene contratos de seguros con la empresa de Camacho y desde el golpe está librada a cualquier forma de control o supervisión técnica.
GOLPISTAS DE UNIFORME
Si el poder político acusa recepción en manos de Justiniano, el poder militar quedó bajo control de Fernando López Julio, un ex-oficial retirado del Ejército, proveniente del arma de caballería y especialista en paracaidismo. Egresado del Colegio Militar de la Nación Argentina en 1985, guarda en sus entrañas la marca inequívoca de la dictadura militar rioplatense cuyos antecedentes en materia de DDHH constituyen la mayor vergüenza para América Latina y el mundo. Responsables del asesinato y desaparición de más de 30.000 ciudadanos, los militares argentinos de la época marcaron a sangre y fuego la doctrina de la seguridad nacional promovida por los EEUU en la frágil identidad militar del bisoño oficial boliviano.
López Julio, un subproducto de este clima de radicalismo ideológico político-militar anticomunista, hijo de padre también militar formado y entrenado en la dictadura, se retiró en 1990 de la milicia boliviana para convertirse en un próspero empresario de la comunicación, marketing empresarial y asesoramiento en liderazgo corporativo, con sede en la ciudad de Santa Cruz. Como entrañable compañero de promoción del Gral. Kalimán, López Julio logró triangular una fluida comunicación con Luis F. Camacho durante el tiempo que duró el incendio en la región Chiquitana. Esta tripleta amigable fue consolidando sus relaciones e intensificando su comunicación en la medida en que avanzó el plan golpista.
Como asesor de comunicación de Camacho, López Julio no solo acercó el golpe a La Paz sino también llevó consigo el plan, con fecha y hora, en el que Kalimán debería pronunciarse en el turbulento escenario post-electoral. Estaba acordado que Kalimán se pronunciara en medio de la vorágine de la violencia callejera, bajo el repiqueteo del discurso incesante del supuesto fraude y bajo el fuego cruzado de los medios que alimentaban el clima de odio desde sus antros comunicacionales privados. Todos hicieron su trabajo, la clase media excitada por el racismo larvario, la rapiña comunicacional y la calles calientes, sedientas de sangre indígena.
En efecto, López Julio logró que Kalimán asestara el golpe definitivo a las 10:00 de la mañana del domingo 10 de noviembre con su invocación a la renuncia de Morales en medio de un cuadro político ciertamente complejo. Después del motín policial en Cochabamba y su corolario en la ciudad de La Paz a cargo de la UTOP y otras unidades policiales, la ominosa señal de la corporación militar precipitó la decisión irreversible del Presidente que había ganado las elecciones en primera vuelta. La coartada perfecta de Kalimán se afirmaba en la necesidad de evitar el derramamiento de sangre entre bolivianos. Extraña manera de evitar muertes la de Kalimán y sus amos del momento, que las FFAA junto a la Policía, en una monumental operación conjunta terminaron con la vida de más de 30 personas, hiriendo a 830 o deteniendo abusivamente a otros cientos, tortura de por medio.
El mensaje de Kalimán, tallado comunicacionalmente para la hora definitiva, quedó para el anecdotario. En un acto de indecencia profesional, luego del golpe, renunció ante la presidenta autonombrada junto a sus acomplejados y mediocres comandantes de fuerza. Entre el mensaje de Morales y la sucesión ilegal de Añez la única autoridad que quedaba en las calles fueron las FFAA vomitando fuego contra sus hermanos como constatación patética del golpismo gorila.
¿Cómo explicar la definición política de una de las piezas claves del mando militar que dos meses antes había exaltado y jurado fidelidad pública al proceso de cambio? No cabe duda que Kalimán sufrió un vuelco moral repentino frente al cañonazo de dólares que le ofreció Lopez Julio. El aperitivo fue el dinero pero el plato de fondo ofrecido fue la protección del gobierno de EEUU para él y su familia en una cómoda residencia al sur de la Florida.
Ambos oficiales de caballería, un arma cuya tradición militar está marcada por un racismo trasnochado, compartían el profundo desprecio por el nuevo rumbo que las FFAA asumieron al mando de un indígena que las había recuperado de su peor momento genocida. Evo Morales que creía que el buen trato y el hermanamiento era suficientes para vencer el rencor ideológico de las FFAA con la izquierda nacional cayó en la trampa del llunkerío corporativo. Nunca aceptó que ninguna fuerza armada que no sea transformada en su pensamiento conservador dejaría de lado su potencial capacidad golpista.
Probó en carne propia que el racismo con rostro civilizatorio que experimentó durante su servicio militar no era distinto al racismo expresado por la cúpula militar que lo despreció en el momento más crítico. Paradoja aparte, Evo Morales había hecho lo que ningún gobierno, civil ni militar, democrático ni autoritario había hecho por las FFAA: dignificarlas ante la nación y el mundo, arrancarlas de las garras ideológicas del imperio norteamericano, que las usaban como carne de cañón, para devolverlas al pueblo, y por cierto, intentó modificar su doctrina y pensamiento con una dosis de ingenuidad que resultó frustrante. Creó la Escuela Antiimperialista para que los oficiales comprendieran que la única manera de ser libres como Nación es erradicar la dependencia militar a la potencia hegemónica. Empero, 50 años de sometimiento cotidiano, de sumisión cultural y de exaltación del poder imperial no fueron suficientes para desmontar una lógica servil para la cual fueron entrenadas y amaestradas desde los distintos institutos militares de los EEUU. Unas FFAA convertidas en apéndice colonial del Comando Sur hasta el 2006 volvían 13 años después, de la mano del mismo Comando Sur, para repetir la misma historia que los soldados renunciaron conocer. En menos de una semana las “gloriosas FFAA” se convirtieron en los verdugos de su pueblo, en un vergonzoso apéndice neocolonial.
López Julio cumplió las dos misiones que le encomendaron con precisión de relojero: comprarse el Alto Mando y devolver la milicia a las tareas represivas de antaño bajo la tutela imperial. Premiado con el cargo de Ministro de Defensa no tardó mucho en impulsar, junto a Jerjes Justiniano, el Decreto Supremo que asignaba 34 millones de bolivianos para las tareas represivas de unas FFAA bobas que salían a las calles sin preguntarse sobre su destino. La presión del nuevo alto mando militar, frente a las muertes tempranas que ocasionó su supuesta salida preventiva a las calles, obligó al gobierno a promulgar el DS 4708 que otorgaba a las FFAA impunidad en su tarea represiva.
El Ministerio de Defensa hoy está ocupado como intervenidas están las FFAA por personal del Comando Sur de los EEUU. El retorno del Grupo Militar de los EEUU al Comando en Jefe se hizo sin repique de campanas. Los nuevos mandos están amordazados y en su silencio cobarde no atinan a rechazar los ofrecimientos suntuosos que les acaban de hacer los agregados militares del imperio. Cursos cortos en centros de entrenamiento en Miami, reinstalación de bases militares, viajes a conferencias interamericanas para oficiales y sargentos, turismo para esposas y el retorno de la diplomacia de militar a militar, configura el nuevo panorama de la dependencia y la felonía yanqui. Nunca una potencia había gastado tan poco para convertir un país en colonia aplastando la dignidad de sus soldados. Las FFAA criollas hicieron el milagro, en tiempo record, de volver al pasado de ignominia, ya no con la biblia bajo el brazo como la Policía bufona, sino con el fusil en el hombro, para seguir masacrando a su propio pueblo. ¡Qué ironía!. 
El nuevo Ministro de Defensa se frota las manos mirando desde la ventana de su despacho la Plaza Abaroa. Siente en lo más profundo de su espíritu que la cruzada moral contra el masismo fue como una misión cumplida que Dios le encomendó con éxito. Segundos después retorna a la realidad. Piensa que como presidente ejecutivo de Lola Group, junto a otras empresas transnacionales que lidera, ésta es la oportunidad soñada para convertir la comunicación, el marketing y los recursos naturales del país en una mina de oro.
UN CEREBRO ATROFIADO:  MURILLO, EL FASCISMO DE FIESTA
La presidenta autonombrada no está sola en el festín fascista. Su arrogancia proviene de su intimidad imperial. Funcionarios gringos la rodean con ternura de pingüinos. Por otra parte, está protegida por dos brazos armados cuyos mandos políticos disfrutan de la orgía represiva. Por un lado, el Ministro de Defensa, Fernando López, un militar retirado que se siente algo más que un mariscal trasnochado. Hijo de otro militar fracasado en la rutina de su hamaca. El otro brazo no es nada más ni nada menos que Arturo Murillo, un funesto personaje cuyo oficio es ejercer una grosera idiotez: habla más de lo que intenta pensar. Designado Ministro de Gobierno del régimen transitorio se siente en la cúspide de su carrera política. Tiene claro dos objetivos trascendentales para consagrar su paso por su ministerio siniestro: masacrar masistas como lo hizo en Cochabamba en enero del 2007, bajo el mando de otro capitán entrenado por la jauría yanqui: Manfred Reyes Villa. El otro objetivo, emprender una cacería inmisericorde contra los líderes del gobierno derrotado a cambio de un plato de lentejas, adobado desde la embajada de los EEUU.
Desde ambas perspectivas, el nuevo ministro de gobierno está dispuesto a todo. Asume que ésta es la batalla más importante de su vida. Nunca se había sentido tan poderoso para destruir un proyecto político incompatible con su instinto pero a su vez nunca había estado tan cerca de cumplir el sueño de aniquilar adversarios políticos por encargo extranjero. Su entusiasmo es febril. Para ambos objetivos cuenta con una policía amaestrada para tareas sucias. Una verdadera “bestia parda” como dirían las víctimas del fascismo de posguerra.
Las declaraciones sórdidas de Murillo a minutos de su posesión lo delatan como si fuera un vulgar asesino a sueldo y no un ministro de Estado. Olvidando que su función es la de otorgar seguridad a la ciudadanía se precipita en una cruzada criminal contra funcionarios del anterior gobierno, en particular contra el ex ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, a quien le profesa no sólo un odio enfermizo sino un rencor sordo e irreconciliable. Además de Quintana promete destruir a otras personas como a Raúl García Linera o a Hugo Moldiz, militantes del proceso.
El 13 de noviembre, Murillo advirtió públicamente que perseguiría y encarcelaría a quienes cometieran “sedición”, un delito vagamente definido con una sanción de tres años de prisión. El régimen de facto no podía tener un mejor vocero para exhibir su ilegalidad y autoritarismo. La lluvia de declaraciones públicas de Murillo en apenas unas horas confirmaban que el régimen esta preñado de odio y que sin temor alguno manifestaba que su cruzada política intimidante no se detendría ante nada ni nadie. Explícitamente afirmó que no se abstendrían en la persecución política agresiva a pesar de poner en riesgo la integridad física de los presuntos responsables de sedición. 
El 14 de noviembre Murillo señaló que se reuniría de inmediato con la Policía y daría las instrucciones necesarias para ir en busca de J.R. Quintana. “Iremos a cazar a Juan Ramón Quintana […..] porque es un animal” reiteró una y otra vez en medios de prensa. El uso de los términos “cazar” o designar a una persona como “animal” denota no sólo una persecución atroz, motivada políticamente sino también expresa la deshumanización de la persona perseguida para justificar la violación de sus derechos o para legitimar el nivel de violencia contra ella.
Las declaraciones de Murillo que inducen públicamente al odio y que incitan a que las personas que comulgan esta misma idea puedan cometer actos fuera de la ley expresan la naturaleza fascista del régimen tolerado por la propia presidenta autonombrada. Esta sobreexposición mediática agresiva e intimidante contra personas que se supone deben acogerse a debidos procesos constituye una muestra fehaciente de la ferocidad del régimen de facto. 
No cabe duda que Murillo representa la síntesis de la brutalidad racista de la clase media encomendera y el odio imperial acumulado contra el proceso de cambio. Sus palabras lo delatan tanto como su torpeza corporal. No es casualidad que su jefe político, un ladronzuelo de cuello blanco que se enriqueció con bienes estatales durante el ciclo neoliberal, Samuel Doria Medina, lo bautizara con el apodo de “bolas”. No hay nada más cercano para una definición de este sujeto infeliz y lóbrego en toda su extensión.
Los antecedente biográficos de Murillo son preocupantes puesto que de alguna manera explican su violencia descontrolada, el lenguaje grosero y primario y su mordacidad agresiva e insultante. No es para menos puesto que en su adolescencia habría sido expulsado por violento y tramposo de los antros en los que medraba y como algún amigo suyo señala, “se hizo hombre a salto de mata hasta que lo cazó la DEA”. Dado su perfil psicológico, Murillo cuadraba perfectamente en el personaje preferido para servir fines tenebrosos. Como pequeño empresario con recursos donados por USAID empezó desarrollando trabajos en el rubro turístico/hotelero en el trópico de Cochabamba. Prestó servicios de soplón a funcionarios de la NAS y desde su función encubierta lograba delatar a presuntos narcotraficantes. Ganada la confianza de los agentes norteamericanos antidroga se le dio la tarea de acopiar cocaína para la DEA en su hotel de fachada en el Trópico de Cochabamba.
Murillo tiene tantos vínculos con el narcotráfico como delatores tuvo la DEA en la misma región. Pasó de ser un delator comprometido con el narcotráfico en los 90 a ser un pongo político de la embajada de los EEUU en los 2000. Contribuyó a la expulsión de Evo Morales del Parlamento acusado de instigar a la violencia. Este fue su primer acto de venganza frente a un creciente e impetuoso líder cocalero. Evo mantuvo a raya la política de “coca cero”, financiada por EEUU en el gobierno de Banzer (1997-2000) que luego se tradujo en sistemáticas masacres contra el sindicalismo de base: más de 30 muertos y centenares de heridos en menos de 5 años durante la gestión Banzer-Tuto Quiroga (1997-2002).
El talante moral de Murillo está signado por la trampa y el dolo. Para ejercer el oficio de parlamentario falsificó su libreta de servicio militar y durante más de una década usurpó funciones como un vil estafador del Estado. Convirtió la función parlamentaria en un canal regular de denuncias infundadas, amplificadas eficazmente por medios de comunicación, Radio Erbol, Fides y Panamericana, generosamente pagados por la embajada yanqui.
Murillo tiene más aptitudes para ser paramilitar que un parlamentario o un ministro de estado. Está entrenado para la simulación y el latrocinio: de la mano de la policía inventa escenas de extranjeros sediciosos, cubanos distribuyendo plata en manifestaciones, venezolanos armados en frontera, acusa a cocaleros que se disparan entre ellos, etc. No cabe duda que está entrenado para armar telenovelas policíacas dotándole de cierta credibilidad junto a su flamante viceministro de régimen interior, Daniel Humérez. Cabe recordar que en la década de los 90 Humérez oficiaba como alumno aventajado de la DEA en su condición de fiscal antidroga. Nunca los norteamericanos gozaron de tanto poder como hoy bajo el alero del Ministerio de Gobierno. Así como Defensa está ocupado por el Comando Sur, el Ministerio de Gobierno ha sido intervenido por la DEA para repetir los viejos vicios del pasado.
Murillo nos acerca a los más grotesco de la última dictadura militar. Con un parecido físico fascinante a Luis Arce Gómez, el funesto ministro de la cocaína solía amenazar a los bolivianos para que vivieran con la biblia bajo el brazo. En una escena casi surrealista, Murillo 38 años después amenaza a los bolivianos a no subvertir el orden instaurado por la nueva dictadura a la cabeza de su presidenta autonombrada.
Más allá de lo anecdótico, la función del ministro antisedicioso es la abrir las compuertas del Estado a la incursión de las agencias norteamericanas como parte del desembarco gringo en procura de enmendar el agravio sufrido por el proceso de cambio durante 13 largos años. No es una casualidad que el miércoles la Policía en Santa Cruz inaugurara con bombos y platillos el primer “Centro Especial Antiterrorista” en el marco de la nueva política antiterrorista impuesta por EEUU.
El retorno de la DEA al país es cuestión de horas. Durante más de una década la oposición mantuvo el discurso del fracaso del gobierno de Evo en la lucha contra el narcotráfico. Bolivia fue el país más exitoso en el mundo en materia de lucha contra las drogas tanto por los resultados, la preservación de los DDHH, la política de diálogo con el sector cocalero, además de la erradicación de cultivos ilícitos en parques nacionales. Pero eso no importa, lo que importa es el disciplinamiento geopolítico del país, el control territorial de la región desde Bolivia y la impostura norteamericana para mostrarle al mundo que su modelo es exitoso. 
No cabe la menor duda que en este desembarco gringo que incluirá la CIA, la NAS y otras agencias del horror imperial, Murillo se constituirá en el prócer de la liberación nacional para consumo de idiotas.




Gobiernos y periodismo del mundo cómplices de Trump    por Eladio González  toto
90 por ciento de los gobiernos del mundo, HAN SIDO por 55 años y SON cómplices
del holocausto espiritual que ha sufrido el pueblo cubano.  Estados Unidos decidió en 1961
aislar a todos los habitantes de la isla.  Con su pecaminosa, inhumana y genocida actitud
separó a once millones de seres humanos del resto de la humanidad.   Repitió multiplicado trescientas veces al ghetto de Varsovia hitleriano, desgajando de la PATRIA HUMANIDAD a esta pequeña hija que es Cuba.    Pequeña pero no por ello menos necesaria, para el saludable equilibrio de la raza humana. Anualmente estos gobiernos cómplices emiten en la ONU un hipócrita voto contra el bloqueo "lavándose como Poncio Pilatos las manos" para luego hacer el juego que dicta el despótico pero "democrático" dueño del mundo.  La UNIÓN EUROPEA obedece la voz del amo también y bloquea a los  hermosos  locos  que  ostentan  la  MENOR
MORTALIDAD INFANTIL  de toda América  (del Norte,  del Centro  y  del Sur).   El gobierno de Israel  no  tolera  que los revolucionarios cubanos tengan  CERO  en Desnutrición Infantil y a pesar de que millones de judíos murieron en el Holocausto ( ¿cómplicidad mundial por no intervenir? ) los israelitas son hoy quienes votan año tras año para que se perpetúe el BLOQUEO – GHETTO a la patria de José Martí.  Y la humanidad se pierde la hermosa y fructífera experiencia de interactuar con el criterio amoroso, la ciencia, la cultura, el arte y la experiencia de vida cubanas.  En Argentina mi patria de cada mil niñitos nacidos vivos  mueren doce antes del año de vida.  La prohibición de vincularnos a ellos y a su experiencia médica hace que no podamos aprender como es que de mil cubanitos nacidos mueran solo CUATRO en el primer año de vida.   Ellos "ahorran" ocho niños, nosotros  vemos morir a nuestros ocho finaditos ("Ay, ay, ayaya, yita pobre, pobre mi guagüita".  Al rincón más apartado del planeta que haya sido tocado por la tragedia llega primero y donado el plasma cubano. No tienen dinero, no tienen transportes ultrasofisticados pero tienen lo que muchos no tienen…. El PLASMA.   Que no es un modelo de televisor chato, es la concreción de un hecho amoroso que los seres humanos deben practicar… la donación de sangre.  Y en Cuba rebosan los bancos de sangre porque jóvenes y adolescentes acuden dos veces por año voluntariamente a aportar amor o "combustible" para los cuerpos de sus semejantes en el mundo.   En Georgia,  Estados Unidos,  de la Escuela Militar han egresado miles de militares extranjeros convertidos en TORTURADORES deshumanizados (hoy siguen egresando).  En La Habana miles de  jóvenes extranjeros del tercer mundo han egresado tras seis años de estudios gratuitos, prácticas  y el Juramento de Hipócrates como MEDICOS y ejercen el amor con los pacientes pobres de sus pueblos.    Hoy siguen egresando de la  Escuela Latinoamericana  de Medicina de La Habana y de la Primera Escuela de Medicina de Santiago de Cuba, fundada por un petizo pícaro, argentino, cordobés que a instancias de su íntimo amigo Ernesto Che Guevara dejó fama y dinero en Venezuela para compartir su suerte con los pobres de la tierra de la Revolución Cubana y fundó dicha Universidad.  ¡ Honor a Alberto Granado Jiménez el dueño de la moto "Poderosa" y fabricante de médicos para el mundo !.   Cuba cuenta solo en el paupérrimo nordeste brasileño con CINCO MIL médicos solidarios.   Estados Unidos envía marines y soldados a matar a cualquier lugar del mundo. El periodismo argentino al servicio de los medios hegemónicos cumple su triste, traidora y miserable misión.   Ocultaron medio siglo y ocultan hoy estas realidades y acompañan el coro de mentiras que fabrican los gobiernos norteamericanos.   Malhaya triste destino periodistas argentinos, traidores a la patria, anexionistas culturales destructores de la memoria histórica nacional para injertar en alma y cerebro de nuestros niñitos y preadolescentes un cóctel de Harry Potter, He Man, Pokemon y el Hombre Araña.  Reiteraría nuestra poetisa María Elena Walsh su…"Argentina es un país Jardín de Infantes".   Ciudadanos y medios  INTACHABLES:  (no entran en un tacho de basura).  ¿ QUÉ TIENEN EN COMUN ?   Ambito Financiero, Ariel Corbat, el diario Clarín, La Nación, Baby Echecopar,  Chiche Gelblung, Ernestina Herrera De Noble, González Oro, Hadad,  Feinman, Lage, Jorge Lanata, Mariano Grondona, Mario Markic, Mirta Legrand, Nelson Castro, Openheimer, Petinato, Rolando Hanglin, Susana Gimenez, Marcos Aguinis, Gerardo Sofovich y Pepe Eliaschev ya fallecidos pero no me olvido, Julio Bárbaro, Leuco (padre) Chiche Duhalde, Jorge Giacobbe, Felipe Solá,  Beatriz Sarlo, Alejandro Fantino,  Joaquín Morales Solá, Juan Sebrelli,  Salvia, Mauro Viale, Tenenbaun, Majul, Pablo Docimo, Santiago del Moro y algunos otros.   Aunque "siniestro" es sinónimo de izquierda, entre estos comunicadores sociales, medios  y personajes políticos hay muchos de derecha (diestra).  Eso sí, todos coinciden siniestramente en denostar con fruicción a las Revoluciónes cubana, venezolana, boliviana, ecuatoriana y es que son soldados del colonialismo.  Trabajan para que "democráticamente" la administración Macri nos esclavize al máximo. 
"El objetivo primo de la guerra psicológica es crear, en el o los adversarios, un clima mental, una serie de sentimientos que, conduciéndolos por las sucesivas etapas del miedo, del pánico, de la desorientación, del pesimismo, de la tristeza, del desaliento, en fin, los lleve a la derrota." Dr. Ramón Carrillo Ministro de Salud de la Nación 1946-1954 - presidencia Perón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario