Lawfare y guerra
asimétrica vs. Venezuela
Elliot Abrahams,
representante especial para temas relacionados con Venezuela, del Departamento
de Estado de EU. Foto Afp
Carlos Fazio
En la coyuntura de la
llamada “epidemia del siglo”, la diplomacia de guerra de Estados Unidos
ha decidido profundizar su guerra no convencional, asimétrica, contra
Venezuela. Con una serie de acciones sucesivas que pretenden generar miedo y
pavor (shock and awe) en filas “enemigas”, la administración
Trump activó, el 26 de marzo pasado, el miserable plan diseñado por el
secretario de Estado, Mike Pompeo, y el representante especial para Venezuela,
Elliott Abrams, cuyo objetivo final es intentar producir un “cambio de
régimen” en el país que tiene las reservas, probadas, de hidrocarburos más
grandes del mundo.
Ese día, en lo que parece
marcar un nuevo punto de no retorno, ahora bajo la pantalla judicial del
golpismo (lawfare), el Fiscal
General de EEUU, William Barr, anunció cargos criminales por narcoterrorismo,
tráfico de cocaína, lavado de dinero y corrupción contra el presidente
constitucional y legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro; una docena de altos
funcionarios civiles y militares, así como dirigentes del proceso bolivariano
−e, incluso, un par de generales prófugos de la Justicia venezolana−, bajo la
grotesca argumentación de “haber participado en una asociación delictiva”,
que involucraría a una “organización terrorista extremadamente violenta”
–las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC−, así como de “conspirar”
para utilizar la venta de drogas como un “arma” contra Estados Unidos.
El 31 de marzo, en otra
inadmisible intromisión –que viola el Derecho internacional y los principios de
la Organización de las Naciones Unidas, entre ellos, el de no intervención, la
libre determinación de los pueblos y la proscripción de la amenaza o el uso de
la fuerza en las relaciones internacionales−, Pompeo y Abrams hicieron público
su “plan” denominado, eufemísticamente, Marco para la transición
democrática en Venezuela (cuyo único fin
es el derrocamiento de Maduro), lo que fue seguido, el 1 de abril, por el anuncio
de Donald Trump del lanzamiento de un nuevo operativo militar naval antidrogas,
en aguas del Caribe y del Pacífico.
Trump, quien apareció
flanqueado en la Oficina Oval por el secretario de Defensa, Mike Esper, y el
jefe del Estado Mayor, general Mark Milley, dijo que las operaciones marítimas
antinarcóticos estarán dirigidas contra lo que, afirmó, es una “creciente
amenaza” de “narcotraficantes y terroristas”, que buscarán “aprovecharse”
de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus para introducir drogas a
EEUU y afectar a la ciudadanía.
A su vez, el secretario Esper identificó a Venezuela como una amenaza en particular, al acusar al “régimen ilegítimo de Maduro” de depender de las ganancias del narcotráfico para mantenerse en el poder. Con lo cual se cumplirían los propósitos encubiertos, denunciados a mediados de marzo por el canciller venezolano, Jorge Arreaza, de que en el marco de una nueva fase de agresiones unilaterales estadunidenses contra su país, el Pentágono y el jefe del Comando Sur, Craig Faller, estaban contemplando un “bloqueo naval” a Venezuela, acción reconocida por la ONU como “uso de la fuerza”; medida que podría ser reforzada en la coyuntura con acciones coercitivas, bajo el paraguas de la Organización de Estados Americanos (OEA), vía el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), ambos, viejos instrumentos de la Guerra Fría, al servicio de Washington.
Pino Arlacchi y los bulos de
la CIA y el Pentágono
En el marco de la nueva fase
de guerra híbrida de EEUU contra el proceso bolivariano de Venezuela, cabe
recordar que el 15 de abril de 2019, durante una sesión de preguntas y
respuestas en la Universidad de Texas, el secretario de Estado, Mike Pompeo,
afirmó entre risas y aplausos: “Yo era director de la CIA [Agencia Central de Inteligencia]. Mentimos,
engañamos y robamos. Teníamos hasta cursos de entrenamiento”. [Aunque la transcripción oficial del
Departamento de Estado no incluyó esas aseveraciones, sí quedaron registradas
en video].
La confesión de Pompeo vino
a confirmar lo que es público y notorio y está registrado en cientos de
documentos oficiales y literatura sobre la CIA de los últimos 60 años. Pero, no
deja de ser grave que el jefe de la diplomacia estadunidense se refiera a sí
mismo como mentiroso y ladrón. Máxime en la actual coyuntura, cuando expertos
comunicacionales del Pentágono y la CIA han echado a andar una nueva etapa de
la guerra no convencional contra Venezuela, diseñada en base a operaciones de
guerra psicológica, propaganda encubierta y mensajes indirectos a través de los
medios de difusión masiva (radio,
televisión, prensa, Internet), direccionadas a conseguir el control y la
manipulación de la llamada opinión pública, mediante distorsiones informativas
(noticias intoxicadas).
Al respecto, las acusaciones
del Fiscal General, William Barr, contra el presidente Maduro, el ministro de
Defensa, Vladimir Padrino López, el presidente del Tribunal Supremo de
Justicia, Maikel Moreno, el ministro del Interior, Néstor Reverol y el
presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, entre
otros, de emprender, junto con las FARC, una “conspiración narcoterrorista”
para inundar a EEUU de cocaína, no admite la prueba del ácido. La teoría de un “narco-Estado”
en Venezuela es pura ficción y las agencias estadunidenses lo saben.
Tras enterarse del insólito
entuerto, el ex vicesecretario de la ONU, Pino Arlacchi, ex director ejecutivo
del Programa Antidroga de la organización mundial (UNODC, sigla por su nombre en inglés), escribió en
su cuenta de Facebook: “La acusación a @Nicolás Maduro por tráfico de drogas
es una basura política. En 40 años de experiencia antidroga y como Vice
Secretario ONU, nunca me topé con #Venezuela, siempre lejos de los circuitos:
EEUU primer consumidor, Colombia productor”.
Luego, en un artículo
firmado difundido por teleSUR, Arlacchi señaló que, al conocer la
noticia de la acusación contra Maduro y miembros de su gobierno por tráfico de
drogas, se quedó “sin palabras”. Escribió que, al observar la
persecución contra Venezuela, ha visto mucho, “pero, honestamente, no pensé
que la asociación delictiva en el poder en los Estados Unidos llegaría a tanto”.
Y añadió: “Después de robar $ cinco mil millones de los recursos financieros
de Venezuela, depositados en bancos de 15 países. Después de establecer un
bloqueo de toda la economía del País, a través de sanciones atroces, con el
objetivo de golpear a la población civil para empujarla a rebelarse [sin
éxito] contra su gobierno. Y después de un par de intentos de golpe
fallidos, aquí está el tiro final, la calumnia más infame”.
Tras considerarlo como un “episodio
de guerra asimétrica”, Arlacchi, quien se desempeñó como director ejecutivo
de la UNODC entre 1997 y 2002, argumentó que “el golpe es tan fuera de medida”,
que no cree que tenga consecuencias relevantes en Naciones Unidas ni en la
Unión Europea. “No hay la más mínima evidencia” para apoyar esa “calumnia”,
que “sólo existe en la fantasía enferma de Trump y sus asociados”.
Agregó que bastaría consultar las dos fuentes más importantes sobre el tema: el Informe Mundial sobre Drogas 2019 de la UNODC y el último documento de la DEA, Evaluación Nacional de Amenazas de Drogas 2019, para verificar sus dichos. Según este último, el 90% de la cocaína introducida en los EU proviene de Colombia, el 6% de Perú y el resto de orígenes desconocidos. Pero, según Arlacchi, es el informe de la ONU el que proporciona la imagen más detallada, mencionando a México, Guatemala y Ecuador como los lugares de tránsito de drogas a los Estados Unidos. Y la evaluación de la DEA [Administración de Drogas del Departamento de Justicia norteamericano] cita a los famosos narcos mexicanos como los mayores proveedores en el mercado estadounidense.
“No hay rastro de Venezuela,
en ninguna página de los dos documentos. Y en ningún otro material de las
agencias anticrimen de los Estados Unidos, en los últimos 15 años [conozco, muy bien, el tema], se
mencionan hechos que puedan conducir indirectamente a las acusaciones lanzadas
contra el presidente legítimo de Venezuela y su gobierno. Por lo tanto, es
exclusivamente basura política, que espero será tratada como tal fuera del
sistema político mediático de los Estados Unidos”, remató Arlacchi.
Un informe de la Oficina de
Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca, publicado el
pasado 5 de marzo, señala que los cultivos de hoja de coca en Colombia
aumentaron en 4.000 hectáreas, para alcanzar las 212.000; mientras que la
producción de cocaína creció en un 8%, pasando de 879 toneladas a 951, cifras
que marcan récords históricos.
De las tres fuentes citadas
y de los dichos de Arlacchi, se desprende que si EEU quisiera, realmente,
combatir el tráfico de drogas, el objetivo sería Colombia, no Venezuela. Otro
blanco sería perseguir a los cárteles que distribuyen la droga en EEUU, que se
quedan con la mayor parte de la ganancia y la lavan allí.
Para complementar lo
anterior, un informe reciente de The Washington Office on Latin America
(WOLA), consideró “exagerado”
el papel que se le otorga a Venezuela en el comercio transnacional de drogas.
De acuerdo con la Base de Datos Antidrogas Consolidada Interagencial (CCDB) del gobierno
de EEUU, citado por WOLA, en 2018 pasaron por Venezuela 210 toneladas métricas
de cocaína y, en ese mismo lapso, pasó aproximadamente 10 veces más cocaína (2,370 toneladas métricas) por Colombia y
siete veces más (1,400 toneladas
métricas) por Guatemala.
En declaraciones a BBC
Mundo, el director de WOLA, Geoff Ramsey, dijo que la afirmación de que
Maduro está “inundando”, deliberadamente, EEUU con cocaína es “absurda”.
Y, al igual que Arlacchi, remitió a los propios datos de la DEA. Según Ramsey,
el Departamento de Justicia de EEUU se ha visto sometido a una fuerte presión
para formular esas acusaciones, por parte de sectores duros de la oposición
venezolana y la comunidad de exiliados en Miami, utilizando el mismo guion
usado por el gobierno de George H.W. en Panamá, en 1989, en el marco de la
Guerra Fría.
La judicialización (lawfare)
de la política de cambio de régimen de la administración Trump se centrará,
ahora, en cuerpos de seguridad como el FBI y la DEA, con apoyo de las unidades
militares desplegadas en el Caribe y el Pacífico y los llamados “contratistas
privados de seguridad”. Cabe recordar que al actual Fiscal General de EU,
William Barr, le correspondió redactar en 1989 la ‘justificación legal’ para la
invasión de Panamá y para que el FBI pudiera ingresar a tierra extranjera, sin
el consentimiento del gobierno anfitrión. Asimismo, Barr fue quien gestionó el
indulto del genocida Elliott Abrams, inculpado por el Caso Irangate.
Sobre la DEA y el desertor
Alcalá
Cuando, el pasado 26 de
marzo, el fiscal Barr acusó a Nicolás Maduro y once funcionarios de alto rango
(además de dos militares
desertores) de formar
parte de una “conspiración narcoterrorista” y puso precio a sus cabezas,
aseveró que todos formaban parte de un denominado Cártel de los Soles.
Para entonces, hacía años
que las usinas de la guerra sucia en los sótanos del Pentágono y la CIA venían
fabricando la trama conspiracionista, que fue sembrada de manera intermitente
−con mayor profusión en 2015− en los medios hegemónicos de Occidente, adscritos
a la también llamada guerra de cuarta generación.
Entre los carteles
difundidos, a la manera del Lejano Oeste, por el Departamento de Justicia y la
DEA, el 26 de marzo último, con sus logotipos y una leyenda que decía “REWARD
OF UP TO $ 10.000,000.00 U$S” (Recompensa de hasta 10 millones de dólares), y que incluía sendas
fotos de los buscados por pertenecer al Cártel de los Soles, figuraron los de
dos ex generales retirados, prófugos de la Justicia venezolana: Hugo Carvajal
Barrios y Cliver Alcalá.
Un día antes (25 de marzo), en Caracas, el
vicepresidente de Comunicación e Información venezolano, Jorge Rodríguez, había
develado un nuevo plan terrorista para asesinar, de manera, a altos
funcionarios gubernamentales, incluido el presidente Maduro. La revelación se
basaba en informaciones de medios de prensa colombianos, del 23 de marzo, sobre
la incautación de un arsenal de guerra compuesto por 26 fusiles de asalto AR-15
y otros insumos bélicos, en la localidad de La Ciénaga, Barranquilla, que iban
a ser introducidos a Venezuela por la frontera de Paraguachón, en el Estado
Zulia.
En ese contexto, el primero
en reaccionar horas después del anuncio del fiscal Barr en Washington, fue
Cliver Alcalá, militar desertor y prófugo de la Justicia venezolana, acusado el
31 de agosto de 2019 −junto con Julio Borges y la ex fiscal venezolana Luisa
Ortega Díaz− de haber participado en un plan para colocar aparatos explosivos
en el Palacio de Justicia y sedes de la Policía Nacional y la Dirección de
Inteligencia Militar, y vinculado en el intento de golpe de Estado del 30 de
abril de ese año.
Radicado en Barranquilla,
Colombia, y entrevistado por locutores de la emisora colombiana W Radio,
Alcalá confesó ser parte de la trama para cometer actos terroristas en
Venezuela, con la asesoría de expertos estadunidenses, y se adjudicó la
propiedad de las armas incautadas en La Ciénaga, el 23 de marzo anterior.
Afirmó que ese arsenal había
sido financiado con dinero suministrado por el diputado venezolano Juan Guaidó
y que el gobierno de Iván Duque estaba al tanto de esos planes y había
facilitado medios para la logística. En el audio Alcalá expresó literalmente: “Las
armas incautadas en Colombia pertenecen al pueblo venezolano, en el marco de un
pacto, o de un convenio, firmado por el presidente Guaidó, el señor J. J.
Rendón, el señor Vergara y asesores norteamericanos. Desde hace muchos meses
vengo trabajando en la conformación de una unidad Libertad para Venezuela. A la
reunión con los asesores norteamericanos me envió el señor Juan Guaidó y
aportamos ahí, junto a militares venezolanos […] hacer una unidad
militar”.
En otra parte de la
entrevista radial, Alcalá dijo: “Estoy en mi casa, no estoy huyendo, me
informaron de la posibilidad de un falso positivo”. Es decir, temía que lo
asesinaran. El 27 de marzo fue detenido y trasladado, en un avión de la DEA, a
Nueva York.
Un día después, la agencia Reuters,
desde Washington, difundió un cable según el cual el ex jefe de la inteligencia
militar de Venezuela, Hugo Carvajal, otro hombre clave del presunto Cártel de
los Soles y con paradero desconocido en España, donde se había exiliado,
también estaba en proceso de entregarse a las autoridades estadunidenses.
Carvajal, el Cartel de los
Soles y la prensa amaestrada
Junto con los de Cliver
Alcalá y Diosdado Cabello, el nombre de Hugo Carvajal había formado parte del
núcleo duro del supuesto Cártel de los Soles, según la trama fabricada por la
DEA y la CIA, para implicar al ex presidente Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás
Maduro, en una presunta conspiración criminal con la guerrilla de las FARC
colombiana, para “inundar” de cocaína a Estados Unidos.
La maquinación, que tuvo su
punto culminante en 2015, estaba inscrita en la primera fase de la Operación
Libertad Venezuela (Venezuela
Freedom), perfilada en
el Informe sobre Venezuela, elaborado
en 2012 por el director nacional de Inteligencia de EEUU, James R. Clapper, que
ponía énfasis en la agitación propagandística de temas tales como el
desabastecimiento programado de alimentos y medicinas, el incremento inusitado
de precios, los apagones eléctricos generalizados, la delincuencia y la
violencia criminal, como parte de un proceso de descomposición político-social
e ingobernabilidad inducido que utilizó, entonces, el accionar de bandas
criminales (bacrim),
narcotraficantes, grupos paramilitares y pranes [P de preso, R de
rematado, A de asesino y N de nato; líderes con esas características], con sus
ejércitos de malandros.
En ese contexto, y como
parte de la guerra irregular para desestabilizar al nuevo gobierno de Maduro,
los guionistas de los servicios de inteligencia estadunidenses fueron
sembrando, en medios occidentales, su nuevo invento: el Cártel de los Soles.
El primer diario elegido
para desatar el circo mediático fue el ABC de España que, a partir de su
corresponsal en Washington, Emili J. Blasco, en enero de 2015, comenzó a
difundir “primicias” con base en “fuentes cercanas” a una
investigación abierta por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York. “El
jefe de seguridad del número dos chavista deserta a EE.UU. y le acusa de
narcotráfico”, decía el titular de la nota. El blanco del despacho era el,
entonces, presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, sindicado en la
fabulación como el “cabecilla” del Cártel de los Soles y “operador”
del “narcoEstado” venezolano. Y estaba dirigido a dividir a la interna
chavista, en la transición generada por la muerte del líder del proceso
bolivariano, Hugo Chávez, en 2013. Pero, ya ahí aparecían implicados varios
militares y el entonces gobernador de Aragua, Tareck Al Aissami.
Sin una sola prueba y con
eje en los testimonios dudosos de un escolta desafecto, Blasco utilizó la
socorrida fórmula de la Guerra Fría, “fuentes cercanas”, para encubrir
las filtraciones de la CIA, la DEA y el Departamento de Justicia. Asimismo,
para construir sus argumentos, utilizó, en un par de ocasiones, el verbo “especular”,
enemigo del periodismo de investigación.
El 19 de mayo de 2015, según
reportó en una investigación Fernando Casado (El nuevo invento para atacar
a Venezuela: El Cártel de los Soles, 1 de junio de 2015), una nueva filtración llegó a las páginas de The New
York Times: EEUU centra su amplia
investigación sobre cocaína en altos oficiales venezolanos. Con un tono
menos amarillista que el de ABC, el influyente diario neoyorkino daba
como fuente a la DEA, pero la falta de pruebas seguía estando presente.
Tres días después, era The
Wall Street Journal el que, con filtraciones de agentes de la DEA y
fiscales federales de Nueva York y Miami, reforzaba el bulo sobre el Cártel de
los Soles: Oficiales venezolanos
sospechosos de convertir el país en un centro de distribución internacional de
cocaína. Igual que los anteriores, la falta de pruebas, persistía.
El 24 de mayo, Jackson
Diehl, uno de los editorialistas estrella de The Washington Post, venía
a sumarse al cacareo mediático anglosajón. Diehl tituló su artículo de opinión Un cártel de la droga en el poder en Venezuela
y trató como hechos fehacientes la ‘información’ que publicó. Su fuente, que
utilizó como prueba, eran supuestos correos electrónicos extraídos de la
computadora del jefe de las FARC, Raúl Reyes, que ni la Suprema Corte de
Justicia de Colombia había validado. Es decir, seguía sin haber pruebas
sólidas.
Como suele ocurrir con la
siembra de ‘carne podrida’ en los medios y, en este caso, a partir de la
declaración de un desertor, Diehl, de The Washington Post, tomó como
referencia las notas publicadas en el ABC y The Wall Street Journal.
Es decir, a partir de informaciones no verificadas, se utilizó a la prensa como
prueba de lo que dice la prensa, para ir fabricando una ‘noticia’ que, a fuerza
de repetición, se vuelve ‘verdad’.
En el marco de la guerra no
convencional asimétrica en curso, los objetivos de las operaciones psicológicas
e intoxicación (des)informativa del Pentágono, la CIA y la DEA habían sido
expuestos por el general John Kelly, jefe del Comando Sur, el 12 de marzo de
2015, ante el Comité Senatorial de los Servicios Armados del Congreso de
Estados Unidos. Kelly dijo que las acciones estaban dirigidas a generar una
situación de caos y desestabilización política en Venezuela, combinándose con
acciones callejeras y el empleo dosificado de la violencia armada, etapa que
incluyó a las guarimbas con su casi medio centenar de muertos, los asesinatos
selectivos, sabotajes contra instalaciones estratégicas y acciones
paramilitares, desde la frontera colombo-venezolana.
En ese marco de la noticia
como espectáculo para encubrir propaganda de guerra, el 20 de mayo, la intriga
sobre el Cártel de los Soles sería retomada por el diario español El País,
en un reportaje que tituló Nueva luz
sobre el misterioso Cartel de los Soles. Pero, más allá de lo enigmático
del titular, no aportaba nada nuevo y fue una oda a la especulación.
Cinco días después, la
revista Newsweek en castellano reproducía, en su portada, el rostro de
Diosdado Cabello, con un titular que rezaba: El
más buscado. La publicación estadunidense reproducía una entrevista a
Juan Forero, el periodista de The Wall Street Journal que había
divulgado una “primicia” sobre el Cártel de los Soles. Como expresó Newsweek,
“Lo que para muchos era un secreto a voces, ahora estaba asegurado por un
diario con el prestigio de The Wall Street Journal”.
El mecanismo para dejar
plantada, en la opinión pública, una confabulación sin pruebas sólidas, había
funcionado a la manera de un lavado de información, donde la fuente original de
la filtración, en este caso la DEA –y, de manera encubierta, la CIA−, la más de
las veces quedaba oculta.
No obstante, como mencionó
Fernando Casado en la investigación citada, el origen de la cadena había sido
el diario ABC de España, que reprodujo una “primicia” de su
corresponsal en Washington, Emili J. Blasco, célebre por otra “exclusiva”
de 2012, a raíz de la enfermedad del presidente Hugo Chávez, que entonces se
convirtió en trending topics y dio la vuelta al mundo: “A Chávez le
queda un año de vida, a menos que acepte un tratamiento intensivo”. Blasco
utilizó como fuentes “informes confidenciales elaborados por informantes con
acceso al equipo médico de Chávez, manejados por servicios de inteligencia”
(sic). Blasco ocultó
que su fuente era la CIA, porque, entonces, su credibilidad habría sido nula.
Pero, meses después, el ex director del diario ABC, Ángel Espósito,
entrevistado por Casado, reconoció: “ABC tiene acceso a una
información de la CIA, ABC publica la información de la CIA, ABC
no dice ‘ABC considera que a Chávez le queda un año’. ABC publica
un informe de la CIA, de su corresponsal en Washington”.
Sin embargo, ABC y
Blasco, autor del libro por encargo Bumerán
Chávez, habían ocultado que su fuente era la CIA y manejaron como propia
la información con subterfugios como “informes confidenciales” manejados
por “servicios de inteligencia”. Es decir, fuentes anónimas y difusas,
sin legitimidad periodística.
Tres años después, Blasco y
el ABC habían vuelto a las andadas, ahora con la “primicia” sobre
el mito del Cártel de los Soles. Sólo que en esta ocasión, el nuevo director
del periódico madrileño, Bieito Rubio, reconoció que había una relación entre
su medio y los servicios de inteligencia de EEUU: “Lo que publicamos, siempre
es cierto. En este caso, las fuentes son muy serias: desde la inteligencia
española, hasta la CIA y la DEA” (Ver Denuncia sobre Diosdado Cabello
por narcotráfico ‘está más que contrastada: Director del diario ABC,
NTN24, 27 de enero de 2015).
Invención de los
laboratorios de la guerra sucia, sin una sola evidencia y sin que se diera
cuenta del decomiso de una sola panela de cocaína en Estados Unidos u otra
parte del Continente con su logo; pronto, el expediente del cártel de los generales
y la fabulación del narcoEstado venezolano quedarían eclipsados en el marco de
la segunda fase de la Operación Libertad Venezuela del Comando Sur, que
requirió del posicionamiento mediático de una “crisis humanitaria” (por falta de alimentos, medicamentos, agua y
electricidad) y una matriz
de opinión que manejara, a nivel internacional, el escenario de que la nación
sudamericana estaba “cerca del colapso” y de una “implosión”,
como recurso para facilitar una “intervención humanitaria” a “pedido”
de la ONU o la OEA.
El plan conspirativo y de
guerra psicológica del Pentágono contemplaba, entonces, una “fase terminal”
del proceso venezolano, hacia julio-agosto de 2016. Y, para ello, Washington
intensificó su política de “cerco y asfixia” contra el gobierno de
Nicolás Maduro, que en el marco de la Guerra de Espectro Completo elaborada en
junio de 2000 por la Dirección de Políticas y Planes Estratégicos del Ejército
de EEUU (ver documento Joint Vision 2020), intensificó
el empleo de recursos diplomáticos, de información, militares, económicos,
financieros, de inteligencia y jurídicos, y echó mano de grandes corporaciones
y lobbys empresariales, operadores políticos de la derecha internacional
y sus intelectuales orgánicos, actores no estatales (ONG), jerarcas de la Iglesia Católica y agrupaciones
estudiantiles.
El caso Carvajal y el relato
novelado de la DEA
Tras cuatro años de
permanecer en las sombras, la construcción ficticia del Cártel de los Soles
reaparecería en España luego de la detención, por la Policía Nacional, el 12 de
abril de 2019, del ex jefe de los servicios de inteligencia y
contrainteligencia militar de Venezuela entre 2000 y 2011, Hugo Carvajal.
En febrero de ese año, luego
de la fabricación made in USA del diputado Juan Guaidó como “presidente
encargado” de Venezuela, y en vísperas del 23/F −el enésimo “Día D”
para derrocar a Maduro, que tuvo como epicentro pantalla a la ciudad colombiana
de Cúcuta, en el fracasado intento de introducir “ayuda humanitaria” a
Venezuela−, Hugo Carvajal, discípulo de Chávez en la academia militar,
defeccionó, llamó a sus ex pares a la rebelión y dio su apoyo al “autoproclamado”
impuesto por el trío John Bolton, Mike Pompeo y Elliott Abrams.
En medio de amagos y
preparativos de invasión y cuando se estrechaba el cerco militar del Pentágono
a Venezuela, Carvajal, según relató su esposa, Angélica Flores, al diario El
País, huyó en marzo siguiente a Madrid, con la ayuda de agentes del Centro
Nacional de Inteligencia español (CNI) que, incluso,
lo fueron a esperar al aeropuerto de Barajas. En abril, cuando iba camino a
reunirse con agentes del CNI y ofrecer información, Carvajal, fue capturado por
una orden de extradición de Estados Unidos, y su caso fue ventilado en la
Tercera Sala Penal de la Audiencia Nacional.
El 13 de septiembre de 2019,
en el marco de la comparecencia de Carvajal ante la Audiencia Nacional, el
titular de primera plana del diario español El Mundo decía: Hugo Chávez ordenó “inundar EEUU de cocaína
de las FARC”. El cintillo destacaba: “El Mundo accede al
informe secreto de la DEA de Estados Unidos sobre Venezuela”. En
interiores, el periódico afirmaba haber tenido acceso en “exclusiva” al
informe de la DEA que, el día anterior, el Departamento de Justicia de EEUU
había remitido a la Audiencia Nacional.
El “informe secreto”
nada nuevo agregaba sobre la trama divulgada en 2015 por la prensa mercenaria
occidental, ni tampoco a la recopilación publicada, en mayo de 2018, por la
fundación estadunidense InSight Crime, bajo el título Venezuela: ¿Un Estado mafioso? La
investigación de ese centro de investigación sobre crimen organizado,
patrocinado por Open Democracy −del magnate George Soros, ligado al Grupo Carlyle
del clan Bush−, que volvía a dar por cierta la existencia del Cártel de los
Soles, adolecía de los mismos defectos de los bulos periodísticos mencionados
arriba: se basaba en supuestos y creencias y no presentaba evidencias sólidas;
pero, fue evidente que había sido elaborado para poder justificar, a
posteriori, las prácticas de la guerra judicial (lawfare) que, con apariencia de
legalidad, habían venido siendo utilizadas por Washington y sus aliados contra
países considerados enemigos.
Carvajal rechazó, por
falsas, las acusaciones de la Justicia estadunidense, y sus abogados
calificaron la petición de Washington como “persecución política”;
subrayaron que la acusación se basaba en el testimonio de una decena de “delincuentes
confesos”, que no conocían al ex militar; denunciaron la “ligereza”
con la que EEUU vinculaba a Carvajal con el Cártel de los Soles –dijeron que,
igual, podrían haberlo relacionado “con el Ku Klux Klan o la Asociación
Nacional del Rifle”− y pidieron la denegación de la extradición, por no
cumplir los requisitos y principios básicos, formales y no informales.
Fue evidente que la
filtración de la Justicia de EEUU al diario El Mundo buscaba presionar a
los magistrados de la Audiencia Nacional. Sin embargo, el 16 de septiembre el
tribunal colegiado denegó la extradición, por considerar que la reclamación de
EEUU estaba fundamentada “en una motivación política” y había sido
gestada “dentro de la estrategia política estadunidense respecto a
Venezuela”.
Los magistrados resaltaron “la
falta de un verdadero relato de hechos concretados en la persona del reclamado”
y argumentaron que la “conducta” que las autoridades estadunidenses
imputaban a Hugo Carvajal “se refiere, indudablemente, al ejercicio del
servicio de inteligencia militar”. Relataron, asimismo, que la Justicia de
EEUU había fundamentado su reclamación en delitos de asociación ilícita para
involucrarse en narcoterrorismo y para importar cocaína controlada dentro de
Estados Unidos, desde un lugar fuera del país, además de un delito de uso o
posesión de armas de fuego.
Sin embargo, el Tribunal
advirtió que esa solicitud “está acompañada sólo de la declaración jurada de
un agente de la DEA, a cargo de la investigación” y “no se precisa qué
actos concretos de carácter delictivo” realizó Carvajal. Por lo que el
Tribunal consideró la descripción de los hechos “huérfana de determinación”,
y señaló que la declaración del agente de la DEA “no puede utilizarse para
integrar el necesario relato fáctico que se precisa para atribuir a Carvajal
los delitos de los que se le acusa”. Es más, el Tribunal reprochó a EEUU
que sus acusaciones estaban dirigidas a “una conducta abierta, abstracta e
inconcreta en tiempo, lugar y actos que realizados formasen parte del delito
imputado”.
Hugo Carvajal quedó en
libertad provisional, con prohibición de salir de España y debía presentarse
cada 15 días en el Juzgado. El 8 de noviembre, la Fiscalía apeló el fallo de la
Audiencia Nacional, y el Tribunal Supremo autorizó la extradición a EEUU.
Varios magistrados no estuvieron de acuerdo con la decisión mayoritaria y,
además, denunciaron presiones del consejero jurídico de la embajada de España
en Washington, Jorge Carrera Domenech. Uno de los jueces plasmó su desacuerdo
al salvar su voto y consideró que la investigación por narcotráfico contra
Carvajal respondía “mucho más a lo que sería una especie de narrativa o
relato novelado de un ataque conspirativo” contra EEUU “por parte de un
enemigo de dicho Estado, que a una descripción jurídica de hechos delictivos
concretos”.
Enterado de la situación por
un periodista que lo quiso entrevistar, Carvajal se dio a la fuga y Elliott
Abrams calificó la huida como una “vergüenza” para el gobierno de
España. Desde entonces, el tema había desaparecido del circo mediático, hasta
que, el pasado 26 de marzo, el fiscal William Barr revivió el caso de Hugo
Carvajal y la ficción sobre el Cártel de los Soles.
En un año electoral en EEUU,
la nueva ofensiva de la Casa Blanca, que incluye un renovado cerco naval a
Venezuela en el Caribe, está dirigida a boicotear las negociaciones del
gobierno de Maduro con partidos de oposición, y se da cuando en medio de la
pandemia del coronavirus, que sumió en una grave crisis sanitaria a la
administración Trump, ha quedado evidenciada la declinación de la industria del
shale (gas/petróleo
lutita) basada en la
fracturación hidráulica (fracking), con la
quiebra, el 1 de abril, de la productora Whiting Petroleum Corporation (con proyectos en Dakota del Norte y Colorado), primera
víctima de la guerra de precios del crudo que, en los próximos días, podría
arrastrar a otras 50 compañías del sector. Por lo que Venezuela, con las
reservas más grandes de hidrocarburos del mundo, vuelve a ser el objetivo
principal de Washington, en su pugna geopolítica con las potencias que le
disputan la hegemonía del sistema capitalista.
¿Cuales de estas noticias son reales? por Eladio González toto
Mirtha Legrand escribió en 2018 el libro "La Hora Final de Casero" (fuente confiable Oppenheimer).
Oppenheimer
escribió en 1993 "La Hora Final de Fidel Castro" (fuente confiable
Arq. Rodolfo Livingston).
Fantino
escribió en 2018 el libro "La Hora Final de Casero" (fuente confiable
Mirtha Legrand).
Casero
escribió en 2030) el libro "La Hora Final de Mirtha Legrand y
Fantino" (fuente confiable Oppenheimer).
Oppenheimer
escribió en 2019 "Pichetto inmortal"
Vargas
Llosa hijo escribirá en breve "Papá… upa"
El
arq. Rodolfo Livingston escribió en 1993 "CUBA EXISTE, ES SOCIALISTA Y NO
ESTA EN COMA" (fuente yo Toto, que soy un personaje del libro, que podés
leer y emocionarte en http://estudiolivingston.com.ar/libros/cubaexiste.php
Desde
1993 Livingston envía anualmente un telegrama a Oppenheimer señalándole "el
fracaso de su libro de Ciencia Ficción" e invitándolo a leer su "Ensayo"
que ya tuvo SIETE EDICIONES.
Hace
cinco días Mirtha tuvo en su almuerzo a Oppenheimer que hoy está dedicado a
denostar la nueva Constitución de la República de Cuba.
Todos
los mencionados aquí son ARGENTINOS, pero unos son los que ODIAN y DESTRUYEN
mientras que el Arq. Rodolfo Livinston AMA y CONSTRUYE.
(Diferencia
que señalaba José Martí entre los seres humanos.
Martí
fué Cónsul argentino en Nueva York, a pesar de ser cubano.)
Gobiernos y periodismo del mundo cómplices de Trump
por Eladio González toto
90 por ciento de los gobiernos del mundo, HAN
SIDO por 55 años y SON cómplices
del holocausto espiritual que ha sufrido el pueblo
cubano. Estados Unidos decidió en 1961
aislar a todos los habitantes de la isla. Con
su pecaminosa, inhumana y genocida actitud
separó a once millones de seres humanos del resto
de la humanidad. Repitió multiplicado
trescientas veces al ghetto de Varsovia hitleriano, desgajando de la PATRIA
HUMANIDAD a esta pequeña hija que es Cuba. Pequeña pero
no por ello menos necesaria, para el saludable equilibrio de la raza humana.
Anualmente estos gobiernos cómplices emiten en la ONU un hipócrita voto
contra el bloqueo "lavándose como Poncio Pilatos las manos" para
luego hacer el juego que dicta el despótico pero "democrático" dueño
del mundo. La UNIÓN EUROPEA obedece la voz del amo también y bloquea
a los hermosos locos que ostentan la
MENOR
MORTALIDAD INFANTIL de toda América
(del Norte, del Centro y del Sur). El gobierno de Israel no
tolera que los revolucionarios cubanos tengan CERO
en Desnutrición Infantil y a pesar de que millones de judíos
murieron en el Holocausto ( ¿cómplicidad mundial por no intervenir? ) los
israelitas son hoy quienes votan año tras año para que se perpetúe el BLOQUEO –
GHETTO a la patria de José Martí. Y la humanidad se pierde la hermosa
y fructífera experiencia de interactuar con el criterio amoroso, la ciencia, la
cultura, el arte y la experiencia de vida cubanas. En Argentina mi
patria de cada mil niñitos nacidos vivos mueren doce antes del año de
vida. La prohibición de vincularnos a ellos y a su experiencia médica
hace que no podamos aprender como es que de mil cubanitos nacidos mueran
solo CUATRO en el primer año de vida. Ellos "ahorran"
ocho niños, nosotros vemos morir a nuestros ocho finaditos
("Ay, ay, ayaya, yita pobre, pobre mi guagüita". Al rincón
más apartado del planeta que haya sido tocado por la tragedia llega primero y
donado el plasma cubano. No tienen dinero, no tienen transportes
ultrasofisticados pero tienen lo que muchos no tienen…. El PLASMA.
Que no es un modelo de televisor chato, es la concreción de un
hecho amoroso que los seres humanos deben practicar… la donación de
sangre. Y en Cuba rebosan los bancos de sangre porque jóvenes y
adolescentes acuden dos veces por año voluntariamente a aportar amor o
"combustible" para los cuerpos de sus semejantes en el mundo.
En Georgia, Estados Unidos, de la Escuela Militar han
egresado miles de militares extranjeros convertidos en TORTURADORES
deshumanizados (hoy siguen egresando). En La Habana miles de
jóvenes extranjeros del tercer mundo han egresado tras seis años de
estudios gratuitos, prácticas y el Juramento de Hipócrates como MEDICOS
y ejercen el amor con los pacientes pobres de sus pueblos.
Hoy siguen egresando de la Escuela Latinoamericana
de Medicina de La Habana y de la Primera Escuela de Medicina de Santiago
de Cuba, fundada por un petizo pícaro, argentino, cordobés que a instancias
de su íntimo amigo Ernesto Che Guevara dejó fama y dinero en Venezuela para
compartir su suerte con los pobres de la tierra de la Revolución Cubana y fundó
dicha Universidad. ¡ Honor a Alberto Granado Jiménez el dueño de
la moto "Poderosa" y fabricante de médicos para el mundo !.
Cuba cuenta solo en el paupérrimo nordeste brasileño con CINCO MIL
médicos solidarios. Estados Unidos envía marines y soldados
a matar a cualquier lugar del mundo. El periodismo argentino al servicio de
los medios hegemónicos cumple su triste, traidora y miserable misión.
Ocultaron medio siglo y ocultan hoy estas realidades y acompañan el
coro de mentiras que fabrican los gobiernos norteamericanos.
Malhaya triste destino periodistas argentinos, traidores a la patria,
anexionistas culturales destructores de la memoria histórica nacional para
injertar en alma y cerebro de nuestros niñitos y preadolescentes un cóctel de
Harry Potter, He Man, Pokemon y el Hombre Araña. Reiteraría nuestra
poetisa María Elena Walsh su…"Argentina es un país Jardín de
Infantes". Ciudadanos y medios
INTACHABLES: (no entran en un tacho de basura). ¿ QUÉ TIENEN EN COMUN ? Ambito Financiero, diario Clarín, La
Nación, Baby Echecopar, Chiche Gelblung, Ernestina Herrera De Noble,
González Oro, Hadad, Feinman, Lage, Jorge Lanata, Mariano Grondona, Mario
Markic, Mirta Legrand, Nelson Castro, Openheimer, Petinato, Rolando
Hanglin, Susana Gimenez, Marcos Aguinis, Gerardo Sofovich y Pepe Eliaschev ya fallecidos
pero no me olvido, Julio Bárbaro, Leuco (padre) Chiche Duhalde, Jorge
Giacobbe, Felipe Solá, Beatriz Sarlo, Alejandro Fantino, Joaquín
Morales Solá, Juan Sebrelli, Salvia, Mauro Viale, Tenenbaun, Majul, Pablo
Docimo, Santiago del Moro y algunos otros. Aunque "siniestro" es sinónimo de izquierda, entre estos
comunicadores sociales, medios y personajes políticos hay muchos de
derecha (diestra). Eso sí, todos coinciden siniestramente en denostar con
fruicción a las Revoluciónes cubana, venezolana, boliviana, ecuatoriana y es
que son soldados del colonialismo. Trabajan para que
"democráticamente" la administración Macri nos esclavize al
máximo.
"El
objetivo primo de la guerra psicológica es crear, en el o los adversarios, un
clima mental, una serie de sentimientos que, conduciéndolos por las sucesivas
etapas del miedo, del pánico, de la desorientación, del pesimismo, de la
tristeza, del desaliento, en fin, los lleve a la derrota." Dr.
Ramón Carrillo Ministro de Salud de la Nación 1946-1954 - presidencia Perón.
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