La CIA y la máquina creadora de
encantamientos
Por Raúl Antonio Capote
/Colaboración especial para Resumen Latinoamericano
10/09/2019
James
Bamford, considerado casi como el biógrafo oficial de la CIA, sacó a la luz, en
el año 2001, un complot denominado Operación Northwoods, diseñada para provocar
la guerra contra Cuba y la Unión Soviética en 1962. Tenía un alto contenido de
noticias falsas, de campañas de manipulación de la realidad y ataques de falsa
bandera.
Los
planes incluían la realización de bombardeos sobre ciudades norteamericanas, el
hundimiento de barcos, la colocación de bombas en lugares públicos, entre otras
operaciones. Una vez creado el caos dentro de los EE.UU. la Operación
Sinsonte, controlada por la CIA lograría que los medios de comunicación
culparan a Cuba y a la URSS por estas acciones.
La
Operación fue planeada por el general Lyman Lemnitzer, jefe del Estado Mayor
Conjunto. Todos los miembros firmaron la propuesta. A solo un mes de su puesta
en práctica, el presidente John F. Kennedy y el secretario de Defensa, Robert
McNamara, la vetaron.
Pero
nada de esto es nuevo, la mentira elaborada ha sido una práctica de los grandes
medios corporativos, de la industria de las relaciones públicas, esta última
una fábrica de falsedades al servicio del poder imperial del gobierno de las
grandes transnacionales, de los oligopolios del capitalismo.
Uno de
los ejemplos más notables de noticias falsas fue la información que el
secretario de Estado de los Estados Unidos Colin L. Powell suministró en 2003
para justificar la invasión de Irak. En una reunión del Consejo de Seguridad,
el alto funcionario estadounidense hizo una larga presentación de supuestas
pruebas para demostrar que el régimen de Sadam Husein tenía armas de
destrucción masiva. Era mentira, pero ayudó a justificar la invasión.
The
Rendon Group, uno de los más grandes grupos transnacionales de la industria de
las Relaciones Públicas fue contratado por la CIA para desacreditar al general
Noriega, entonces Presidente de Panamá. El éxito de la campaña justificó la
invasión a ese país latinoamericano en 1989. La producción de fake news alcanzó
niveles sin precedentes, antes, durante y después de la agresión.
El
falso testimonio de una niña kuwaití, diseñado por parte de Rendon, ante el
Congreso de los Estados Unidos y millones de televidentes de todo el mundo,
donde acusaba a los soldados iraquíes de la muerte de 312 bebes, fue el
mecanismo utilizado para manipular la opinión pública con el fin de justificar
la agresión a Iraq en 1991
Burson-
Marsteller (BM) otro de los grandes grupos de Relaciones Públicas, con oficinas
en 35 países, intentó construir una imagen positiva de la junta militar
argentina. BM ha trabajado la imagen de compañías como Unión Carbide y Monsanto
y producen fake news que favorecen las ventas de muchas transnacionales
acusadas de dañar los ecosistemas de las naciones donde están establecidas,
apoyan con sus mentiras prefabricadas campañas políticas de la derecha en todo
el mundo y combaten decididamente, lo que ellos llaman la mentira del cambio
climático.
El
presidente George W. Bush explicó en una oportunidad a raíz de los sucesos del
11 de septiembre “En mi línea de trabajo, tienes que seguir repitiendo las
cosas una y otra vez para que la verdad penetre, en una especie de catapulta de
la propaganda”.
La
tecnología de hoy influye en la conducta de las sociedades modernas. Tiene la
capacidad de deconstrucción histórica, de desconceptualización y apropiación
simbólica que no tuvo jamás antes. Las TIC se convierten en un eficaz mediador
entre la realidad y el hombre, cuya concepción de la verdad acaba siendo
moldeada por las funciones de personalización de contenidos.
Frank
Wisner fue nombrado en 1948 director de la Oficina de Proyectos Especiales
(OSP), al año de creada la CIA. Poco después la OSP fue renombrada como Oficina
de Coordinación Política (OPC) y comenzó a ser la rama de espionaje y
contrainteligencia de la CIA.
El
jefe de la OPC creó en 1948 un programa destinado a influir y de ser posible
controlar a los medios de comunicación domésticos y foráneos, cuyo jefe de
operaciones era Richard Helms. Wisner reclutó a Philip
Graham de The Washington Post para conformar el
proyecto desde dentro de la industria de los grandes medios. Según Deborah
Davis en Katharine the Great, “a principios de los años 50,
Wisner era dueño de respetados miembros de The New York Times, Newsweek, CBS y
otros medios de comunicación”.[1]
El
programa fue denominado Operación Sinsonte (Mockingbird en inglés) El
cenzontle o sinsonte (Mimus polyglottos), es un ave que engaña a las
demás imitando su canto.
En
1977 Rolling Stones denunció a varios periodistas que laboraban a sueldo de la
CIA. La revista afirmó que uno de los más importantes periodistas controlado
por la Operación Sinsonte de la CIA era Joseph Alsop, cuyos artículos aparecían
en al menos 300 medios de prensa. Otros periodistas denunciados por la Rolling Stones Magazine por
ser asalariados al servicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA),
fueron Ben Bradlee (Newsweek), Charles Douglas Jackson (Times Magazine),
Stewart Alsop (The New York Herald Tribune), James Reston (The New York
Times), Walter Pincus (The Washington Post), Herb Gold (The Miami News),
William C. Baggs (The Miami News) y Charles Bartlett (The Chattanooga Times). La revista anunciaba que esa era solo la
punta del iceberg.
Según Nina
Burleigh, “estos periodistas escribían supuestamente artículos que en la
realidad eran escritos por Frank Wisner. Además, la CIA les pagaba
con información clasificada que les ayudaba con su trabajo”.[2]
En la
década del 50 “al menos 3000 empleados asalariados de la CIA estaban destinados
solo a propaganda” . Wisner tenía el poder de “convencer” a los periódicos para
que no informaran de eventos como los complots de la CIA para derrocar a los
gobiernos de Irán y Guatemala.
El
director de la International Organizations Division (IOD), Thomas Braden,
hombre muy importante en la Operación Sinsonte, revelaría años después:
“Si el
director de la CIA en el presente quiere atacar a alguien, por ejemplo, en
Europa a un líder laborista, usa 50 000 dólares de los que no tiene que dar
cuenta a nadie. Simplemente no tiene límites y no hay personas que estén fuera
de su alcance en esta guerra, la guerra secreta…”
Drew
Pearson, Joe Alsop, Jack Anderson, Walter Lippmann y Ed Murrow fueron algunos
de los principales hombres de Wisner en Sinsonte.
La Operación
Sinsonte fue muy activa durante el derrocamiento del Presidente progresista
Jacobo Arbenz Guzmán en Guatemala, durante la Operación PBSUCCESS. En 1964,
Random House publicó el libro Invisible Government, de David Wise y Thomas
Ross. El libro exponía el papel desempeñado por la CIA en la política externa
de los Estados Unidos. Ello incluía sus planes en Guatemala (Operación
PBSUCCESS) e Irán (Operación Ajax), además de la Invasión de Playa Girón o
Bahía de Cochinos (Operación Pluto), como le nombran en los EE.UU.
También
describía todas las acciones de la Agencia Central de Inteligencia para
derrocar al presidente Sukarno en Indonesia, además de las maniobras secretas
llevadas a cabo en Laos y Vietnam. La CIA estaba considerada en esa época como
El Gobierno Invisible.
En
mayo de 1967, Thomas Braden escribió un artículo titulado “Estoy feliz de que
la CIA sea inmoral”, en el Saturday Evening Post. Allí defendía las actividades
de la División de Organizaciones Internacionales de la agencia.
En
1959 Cuba denunció las campañas difamatorias fabricadas desde los Estados
Unidos por la CIA, la cual utilizó Mockingbird para intentar el aislamiento
internacional de la Revolución.
Geraldine
Shamma, agente norteamericana residente en La Habana, era orientada por el
oficial Robert Van Horn, diplomático acreditado en la Isla, para confeccionar
artículos que se publicaban en las revistas norteamericanas Time y Life.
En la
conjura contra Cuba y sus cinco heroicos combatientes antiterroristas, Gerardo,
Tony, René, Ramón y Fernándo, se puso en evidencia, más que nunca la verdad de
lo escrito por Braden.
A
través de su agencia de propaganda oficial, el Buró de Gobernadores de
Transmisiones (BBG), se les pagaba en secreto a encumbrados periodistas de
Miami, quienes, al mismo tiempo que el gobierno hacía su acusación, saturaban
los medios de comunicación de la ciudad con reportes altamente lesivos para los
cinco antiterroristas cubanos acusados falsamente en los Estados Unidos.
Más de
2,200 páginas de contratos entre periodistas de Miami y de Radio y TV Martí
fueron hechas públicas por el periódico Liberation, a través de una petición de
la Ley de Libertad de Información (FOIA)
Algunos
de los medios que participaron como “agentes pagados” fueron los diarios El
Nuevo Herald, The Miami Herald y el Diario de las Américas, así como las
conocidas Radio/TV Martí y WAQI (Radio Mambí), entre otros.
Otro
caso interesante es el de Daniel Gabriel, un ex asistente de operaciones en la
CNN que más tarde se unió a la CIA y completó seis visitas a Afganistán e
Irak en apoyo de la Operación Libertad Duradera y la Operación Libertad Iraquí.
Los
“periodistas independientes cubanos” bajo pago de Gabriel operaran regularmente
en las principales ciudades de Cuba, incluyendo La Habana y Santiago de Cuba,
con noticias locales y reportajes.
La
verdadera victoria de los simuladores de guerra estriba en haber metido a todo
el mundo en la podredumbre de esta simulación.[3]
Nada
ha cambiado, la CIA continúa, teniendo entre sus funciones, el ser una gran
“agencia de prensa” con inagotables recursos financieros, encargada de difundir
la mentira, de construir una imagen favorable del capitalismo estadounidense y
destruir simbólicamente a sus enemigos, como un paso previo a su exterminio
total.
[2]
Nina Burleigh, A Very Private Woman. 1998, p. 118.
[3]
La Guerra del Golfo no tuvo lugar es una colección de tres ensayos breves de
Jean Baudrillard publicados en el periódico francés Libération y en el
periódico británico Jean Baudrillard (Reims, Francia, 20 de junio de 1929-
París, 6 de marzo de 2007) fue un filósofo y sociólogo, crítico de la cultura
francesa. Su trabajo se relaciona con el análisis de la posmodernidad y la
filosofía del postestructuralismo.
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