DÍA DE LA RAZA
POR JUAN M. FERRÁN OLIVA
SINE DIE 62, 16 SEPTIEMBRE 2019
Hace muchos años pensé que en el siglo XXI los únicos reyes sobrevivientes serían los 4 de la baraja. Me equivoqué. Contumazmente hay monarcas en 13 Estados europeos. Las Casas Reales, además de anacrónicas, son dispendiosas. Sus personajes de opereta son pagados por los contribuyentes.
El campeonato de las monarquías lo ostenta Asia y en particular el Medio Oriente. En África no son tantos y en el resto del mundo quedan, nominalmente, los miembros del Commonwealth con una equivalencia de poder limitada al retrato de la reina en locales oficiales. Por suerte casi todos, a excepción de los petroleros, carecen de las potestades de antaño. Pudieran citarse también algunos reyezuelos tribales. No falta, como rara avis, un país con pretensiones comunistas y dirigencia hereditaria.
Pero el caso más pretencioso es el de España. Este reino, pomposamente, celebra el llamado Dia de la Raza, evocando su llegada y conquista de América. Pero ojo. España no existía como Estado en esa época. Fue Castilla el reino que llevó a cabo el llamado descubrimiento, colonización y todo lo que le cuelga. Su émulo inmediato fue Portugal que ocupó el enorme trozo de continente llamado Brasil. Los otros reinos peninsulares no tuvieron que ver con el genocidio; después de 1700 fueron anexados manu militari a Castilla, que entonces comenzó a llamarse España como Estado unificado.
La exaltación de la empatía inter ibérica surgió en 1913. El llamado Día de la Raza se celebra también en muchos países de América y adopta distintos nombres, todos parecidos. Pero las interpretaciones van desde el elogio a los colonizadores hasta acres denuncias de genocidio. Los más neutrales hablan del encuentro de dos mundos.
En noviembre 2 de 1940 Franco creó el Consejo de la Hispanidad. Fue una tarjeta de presentación de España. La prolongada dictadura se abría a las relaciones internacionales tras la marginación provocada por su filiación fascista. Encumbraba la lengua pretendidamente común, el catolicismo y el noble aporte de España a la civilización.
En 1987 el rey Juan Carlos I declaró Día de Fiesta Nacional la fecha del 12 de octubre, en conmemoración de la llegada de Colón a América. Tradicionalmente se efectúa una pomposa revista militar presidida por el monarca. Tiene un atávico regusto imperial.
Juan Carlos fue elegido por Franco a cuya muerte escaló el trono. Tras varios lustros abdicó abrumado por sus travesuras. Le sucedió su hijo Felipe VI, quien 3 días después del referéndum catalán del primero de octubre de 2017 se expresó en su contra y justificó la represión ordenada por Rajoy. El Parlament de Catalunya reprobó al Rey e instó a abolir la monarquía. Es algo inusitado. Nunca antes se produjo nada tan osado en el café para todos de las autonomías españolas.
La declaración del Parlament va más allá de Cataluña. Propone para el conjunto de sus vecinos la erradicación del la monarquía. Si ésta desapareciera la Hacienda se vería liberada de una onerosa carga. La Casa Real es un lujo trasnochado impuesto por Franco para perpetuar su régimen. Es, además, foco reaccionario.
La lucha de los catalanes por su independencia tiene mucho en común con la que por igual causa defendieron los cubanos en 1895. Los tiempos son otros. Actualmente el pudor europeísta impone a España una lucha leguleya. Los espadones han perdido vigencia.
Rajoy fue un alter ego de Antonio Cánovas del Castillo que se comprometió a emplear hasta el último hombre y la última peseta en la Guerra de Cuba. En su discurso del 21 de noviembre de 1896 afirmaba que la cuestión cubana se apuntalaba con el derecho. Lo tenemos de nuestra parte. Ninguna concesión, ninguna renuncia, la razón y el derecho están con España… nada de concesiones, nada de debilidades, ninguna abdicación… Nada de medias tintas, ninguna transacción con los rebeldes…El honor de España no puede admitir un solo instante la palabra renuncia. Es conocido el desenlace.
Cualquier semejanza no es pura coincidencia. Como dice el protagonista de una zarzuela:
Aunque vengan a millares
a enmendar pasados yerros,
siempre son los mismos perros
con diferentes collares.
El actual gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que no es socialista ni obrero, usa careta de izquierda pero en la práctica se afinca en la derecha. Por supuesto, es monárquico e integrista y no favorecerá la independencia de Catalunya, que entre otras razones, es un gran contribuyente al erario estatal español. Su población representa el 15% del total del Estado, pero su contribución económica alcanza el 25%.
No hay comentarios:
Publicar un comentario