UN ABRAZO, ANDRÉS
La denegación de las visas y la
derrota de la extrema derecha en Miami
5 de diciembre de 2018
Andrés Gómez, director de
Areítodigital
Miami.- Cuarenta años hace
de las históricas reuniones en La Habana que tuvieron lugar en 1978 durante los
días 20 y 21 de noviembre y después el 8 de diciembre siguiente – las que
conocemos como el Diálogo-, fueron las primeras de esas reuniones
entre individuos representativos de la emigración cubana y el gobierno
cubano. En ellas se lograron acuerdos trascendentales como, la
autorización por parte del gobierno cubano para que los emigrados pudieran
visitar a sus familiares en la Isla, por vez primera desde principios de los
años sesenta; la excarcelación de miles de presos contrarrevolucionarios; y la
aprobación por parte del gobierno cubano para que ellos y sus familiares
pudieran radicarse en el extranjero si así lo deseasen. Cobró fuerza el
deshielo de las relaciones entre Cuba y su emigración, comenzado un año antes
con la visita a la Patria de los 55 jóvenes cubanos del Primer Contingente de
la Brigada Antonio Maceo. En 1979 un poco de más de 100 mil emigrados
cubanos viajaron a la Isla; en Estados Unidos entonces la emigración cubana en
este país –los nacidos en Cuba y sus descendientes- no éramos, más
de 600 mil.
Para otra próxima oportunidad
quedan trabajos a fondo sobre el desarrollo de las relaciones entre la
emigración, los nuestros en Cuba y el gobierno cubano que tanto han cambiado
desde entonces, de manera extraordinariamente satisfactoria, nuestra relación
con la Patria.
A pesar de lo mucho que hemos
avanzado en estos asuntos la extrema derecha cubano americana sigue empecinada
en impedir, por todos los medios posibles, los derechos naturales de la familia
cubana en vincularse libremente como es su derecho. Especialmente en
estos tiempos cuando la Administración de Trump, atosigada por el rechazo
popular a su gobierno del país, se alía a los peores sectores de la extrema derecha
nacional. Aquí en la Florida se ha anillado a la extrema derecha cubano
americana.
El cierre del consulado
estadounidense en Cuba ha conllevado al no otorgamiento en su país de
residencia a los cubanos de las visas de inmigrante y de visitante que los
nuestros en Cuba tienen derecho por ley y uso. Así logrando la extrema derecha
cubano americana su ansiado sueño de paralizar la emigración cubana a
este país, así como el flujo normal de visitantes cubanos, quienes son
nuestras familias y otros seres queridos, con los que tanto ansiamos y
necesitamos compartir aquí también.
En cuanto a las visas de
inmigrante, al cierre del Año Fiscal 2018, de acuerdo a cifras oficiales, el
gobierno estadounidense otorgó solamente 6,504 de estas visas a nuestros
familiares que viven en Cuba, teniendo estos que viajar para que se les
considerara y otorgara –increíble e insólitamente- primero a Bogotá y después
se les cambió el consulado estadounidense encargado de estos trámites a
Georgetown, la capital de Guyana. Por si no se sabe, hay ¡2,244 kilómetros!
entre La Habana y Bogotá. Y entre La Habana y Georgetown hay ¡3,159
kilómetros!, ¡915 kilómetros más que a Bogotá!; Nada semejante a esto ocurre en
ninguna otra parte del mundo.
¿Por qué todo este hostigamiento
y vejámenes contra nuestras familias y contra nosotros? ¿Por
qué? ¿No demostró la política de normalización de relaciones con Cuba
iniciada conjuntamente por el presidente Obama y el gobierno cubano que ambos
pueblos y gobiernos pueden vivir, relacionarse y respetarse en paz?
De acuerdo a las leyes y
regulaciones vigentes de inmigración, a los familiares reclamados por los
dominicanos y sus descendientes radicados en Estados Unidos, según cifras
oficiales, se les otorgaron 49,942 visas de inmigrante durante el Año Fiscal
2018. El Migration Policy Institute citanto cifras de 2016 del Buró del Censo
de Estados Unidos mantiene que en 2016 vivían en este país aproximadamente 1
millón 900 mil de dominicanos y sus descendientes, (1 millón 100 mil de estos
inmigrantes), como se supone un número apreciable de éstos ilegalmente y como
tales no pueden reclamar a ningún familiar.
En ese mismo año, 2016, citando
esas mismas fuentes, vivíamos en Estados Unidos, 2 millones 300 mil cubanos y
nuestros descendientes. 57% de nosotros nacidos en Cuba; ninguno residimos en
este país ilegalmente.
¿Si a la comunidad dominicana se
le otorgó 49,942 visas de inmigrante en 2018, cuántos nos corresponderían
anualmente a los cubanos de acuerdo a las leyes vigentes, siendo nosotros 400
mil personas más que los dominicanos residentes en este país, y en nuestro
caso, repito, todos residiendo legalmente aquí?
¿Nos corresponderían sólo las
6,504 visas de inmigrante que fueron otorgadas a nuestras familias en el
2018? ¿O serán más de las 49,942 que fueron concedidas, según las leyes
vigentes, a las familias dominicanas en 2018?
De hecho nos corresponderían
muchas más visas de inmigrante de las “al menos 20 mil” anuales que
estipulan los acuerdos migratorios ¿vigentes? de 1995 entre Cuba y Estados
Unidos…
Increíblemente, pésimo ha sido el
reclamo público de la comunidad cubana radicada en el Sur de la Florida a esta
flagrante violación de derechos fundamentales y de las leyes y regulaciones de
inmigración estadounidenses contra sus familiares en Cuba y contra los
derechos de nuestra comunidad aquí. Triste situación ante semejante
ultraje. El miedo condiciona la débil oposición pública a tamaña
ofensa. Contadas han sido las excepciones.
Las organizaciones de la
emigración cubana que en Miami integran la coalición Alianza Martiana se
encuentran entre estas dignas excepciones, por ejemplo, convocando a otra
próxima caravana de carros para exigir a la Administración de Trump y a sus
aliados de la extrema derecha cubano americana el inmediato fin de esta infame
política.
Aunque caro ha pagado la extrema
derecha cubano americana sus políticas anti cubanas y anti inmigrantes.
Aquellas que por sus intereses de clase y su racismo violan los derechos de los
más necesitados.
Contundente ha sido el batacazo a
sus pretensiones políticas que han significado sus históricas derrotas
electorales recientes en Miami y en el Condado Miami Dade, en los
distritos 27 y 26 de la Cámara de Representantes federal, y el 40% del voto
anti Mario Díaz Balart, último sobreviviente de la extrema derecha cubano
americana, obtenido por su desconocida contrincante demócrata en el distrito 25
de la Cámara de Representantes federal, que lo pone en remojo ante su incierto
porvenir.
Para la extrema derecha cubano
americana perder el distrito mantenido por décadas por la archireaccionaria
congresista, Iliana Ros Lehtinen, su líder natural, que demostraba su
poder hegemónico político en el Sur de la Florida, tanto en la Prensa, los
corredores del Congreso, así como en la Casa Blanca, es como perder su
alma ideológica, si es que seres como esos pudieran tener algún tipo de alma.
Es, adicionalmente, como un
recordatorio a todos de la famosa fábula danesa del rey en cueros.... ///
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