La hoja del álamo
Yury Weky Silva Especial de la autora para la Revista Caracola
Siempre me gustó en mi juventud la hoja del álamo por su forma de mano abierta que yo conectaba con la generosidad. Me seducía su color en otoño. Ese ámbar vegetal, a veces rojizos, ocre, amarillento que caía y que nosotras pisábamos en il viale Lido produciendo un crujido hermoso, musical, bajo nuestros pies. El frío comenzaba en el pueblo, pero no suspendíamos nuestros paseos por las tardes cuando las hojas cubrían la avenida.
Solíamos entonces conversar largamente sobre nuestros sueños, nuestros compromisos de futuro, que creíamos que podíamos construir mientras hablábamos y nos apretábamos una contra otra mientras caminábamos para soportar el viento otoñal.
Yo recogía alguna que otra hoja cada tarde y me llevaba a la casa como marca libro.
Algunas perduraron muchos años aprisionadas entre las páginas y casi intactas me reecontré con ellas cuando ya yo no estaba en el pueblo y mis amigas de entonces las había perdido en el tiempo.
Cada otoño que llegaba esperaba la caída de las hojas de álamo que recogía y conservaba. Se había convertido para mí en un ritual comparar sus colores. Cada una era hermosa, como la gran obra de un maestro de pintura que combinaba en la paleta caprichos y desafíos. Cuando viajaba en el otoño a otra ciudad, religiosamente buscaba las hojas que el álamo dejaba caer en octubre.
Muchos años después, ya en mi adultez, una hija me trajo unas hojas de álamo de otro pueblo y ya no pude comparar porque las mías se habían desintegrado como los sueños de nuestros paseos en il viale Lido.
Caracas, 2015
Yury Weky Silva,
Premio Accesit (en ensayo) El Nacional 1968 Autora de: La Revolución es un camino sin tregua (2003). Por los Caminos (2005). Caminos de Revolución (2007) Coautora: El Socialismo en el siglo XXI (2006) Pedro el Insustituible (2008). Registrados en el Sapi por publicar: Mujer dispara por la vida, Desde el sol de Maturín, Voces de ausencia
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