LAS GUERRAS CIVILES EN SUDAMÉRICA por José Martí y Pérez - cubano -
De nuestra América se sabe menos de lo que
urge saber, aun por aquellos que fungen de opinadores en las cosas públicas y
celebran a los Estados Unidos con tanta pasión como la que ponen en denigrar a
los demás pueblos de América, sin, conocer de éstos ni aquéllos más que la
engañosa superficie. Ignórase, generalmente, que ya hay en nuestra América
pueblos que, en relación a su área útil y a sus habitantes, rinden tanto fruto
al comercio humano como los Estados Unidos, y pagan más por la instrucción
pública que ellos; que, en relación estricta a SUS diversos antecedentes, los
países de nuestra América ascienden a la libertad segura y generosa en la misma
proporción en que los Estados Unidos descienden de ella; que las revueltas,
siempre exageradas por censores ignorantes, de los pueblos hispanoamericanos,
son el procedimiento forzoso de ajuste, igual en el mismo grado de desarrollo
de todos los pueblos del orbe, entre las comarcas aisladas y rivales de las
repúblicas nacientes y las reformas decisivas a que se opone, primero, la
teocracia arraigada en las masas indias y el núcleo soberbio de la clase
principal, y luego la vehemencia de los reformadores, inevitable ante la
resistencia astuta y sorda, y el hábito, fatalmente nacido en los vaivenes de
la lucha, de proveer a la vida con los frutos del gobierno.
De nuestra sociología se sabe poco, y de esas
leyes, tan precisas como esta otra: los pueblos de América son más libres y
prósperos a medida que se apartan de los Estados Unidos. Sobre el punto
principal de las guerras civiles de nuestra América publicó un artículo, ya muy
celebrado, en la North American Review, de New York, el Ministro de la
República Argentina en Washington, el Sr. Estanislao Zeballos, y Patria traduce, con su idea y su fin, el trabajo,
categórico y altivo, como los hijos de aquel país robusto, de un americano que,
como Zeballos, une a la épica sencillez con que ha escrito la trilogía india de
Painé el desembarazado poder de análisis y clarividencia de estadista que
distinguen en su patria a los hombres de la magnífica generación de que es él
tipo brillante y acabado.
Patria, Nueva York, 22 de septiembre de 1894
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