Un partido como el de José Martí
Nuestra Revolución constituye parte de un mismo proceso desde 1868
hasta el presente, donde la fundación del primer Partido Comunista, el
16 de agosto de 1925, por Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, junto a
otros revolucionarios, constituye un hito de nuestra historia
hasta el presente, donde la fundación del primer Partido Comunista, el
16 de agosto de 1925, por Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, junto a
otros revolucionarios, constituye un hito de nuestra historia
Autor: Fidel Castro Ruz | internet@granma.cu
Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, fundadores del primer Partido
Comunista de Cuba. Foto: Archivo de Granma
Nuestra Revolución constituye parte de un mismo proceso desde 1868
hasta el presente. A lo largo de esta histórica lucha se debatieron
dos cuestiones fundamentales: la lucha por la independencia y la lucha
por la revolución social.
En el siglo pasado las aspiraciones a la independencia chocaron contra
los poderosos intereses coloniales y contra la ideología de las clases
reaccionarias. (…) Por eso los hombres que luchaban por la
supervivencia de la nación y que aspiraban a la independencia tuvieron
que luchar contra las ideas anexionistas de aquellos que, por sus
intereses esclavistas, querían convertir a Cuba en un estado más de
Norteamérica.
Más adelante Martí hubo de luchar muy duramente, defendiendo las ideas
de la independencia frente al poder colonial español y frente a los
autonomistas, que consideraban a nuestro país incapaz de adquirir la
independencia o rechazaban la idea de la independencia.
Del mismo modo, las hermosas ideas y aspiraciones de la revolución
social, que vinieron más tarde, habrían de chocar contra intereses
sumamente poderosos, habrían de chocar contra el naciente imperialismo
norteamericano y los intereses de la sociedad capitalista (…).
No se alcanzó a finales de siglo la independencia real de Cuba, y al
fin se unieron las dos aspiraciones: las aspiraciones a la plena
independencia nacional y a la revolución social.
Cada una de estas aspiraciones tuvo un momento culminante. Si la
aspiración a la independencia tuvo sus momentos culminantes en 1868 y
en 1895, de igual relieve histórico es el 16 de agosto de 1925, cuando
tras la aspiración de la revolución social surge el primer Partido
Comunista de Cuba.
Como ha explicado Fabio Grobart (...), este hecho tiene sus
antecedentes desde fines del siglo pasado. Él se refiere al año 1888,
cuando un periódico en Cuba comienza a divulgar las ideas marxistas, y
se refiere también a las inquietudes socialistas de una parte de los
obreros que en Tampa y Cayo Hueso ayudaban a la obra revolucionaria de
Martí; a la fundación en 1899 de un partido basado ya en las ideas
marxistas (…).
En 1923 la Agrupación Socialista de La Habana rompe con la Segunda
Internacional, apoya a la Tercera Internacional, y se convierte en la
Agrupación Comunista de La Habana, dirigida por Baliño, y en la cual
se inicia la vida revolucionaria de Julio Antonio Mella.
Ya entonces había tenido lugar la Revolución de Octubre de 1917 (…), y
el movimiento revolucionario, tanto en su lucha contra el coloniaje y
por la independencia nacional como por la liberación social, adquiere
una extraordinaria inspiración y un inmenso caudal de experiencias.
En esas condiciones surge el primer Partido Comunista de Cuba, basado
en el marxismo-leninismo. Ya entonces el socialismo científico, las
doctrinas de Marx y de Engels habían sido enriquecidas por la
interpretación, la práctica y el desarrollo leninista (…).
En aquella fecha los comunistas no pasaban de cien en todo el país, y
los miembros que asistieron al Congreso como delegados activos eran
solo 13, y entre los invitados 17. (…) Pero allí estaban Carlos Baliño
y Julio Antonio Mella.
Carlos Baliño simboliza el enlace directo entre el Partido
Revolucionario de José Martí, y el primer Partido Comunista de Cuba.
Él fue cofundador de ambos (…).
Junto a Baliño estaba un joven brillante, lúcido, valiente, una de las
más extraordinarias figuras de la historia de nuestro país: Julio
Antonio Mella. Y ambos, en unión de dirigentes obreros y en medio de
la clandestinidad, impulsan la idea de convocar el Congreso para la
fundación de ese Partido (…).
Ese Partido surge ya con una clara concepción marxista-leninista en
todas las cuestiones fundamentales (…). Desde el primer instante
adoptan esos principios, y además se disponen a trabajar arduamente
entre los trabajadores, entre los campesinos, entre las mujeres, entre
los jóvenes y entre los intelectuales, impulsando las organizaciones
correspondientes que garantizasen la más estrecha vinculación de ese
Partido con las masas (…).
Aquel Partido se enfrentaba a una etapa sumamente difícil (...). Las
decenas de comunistas se convirtieron en cientos de comunistas, y esos
comunistas tenían desde el comienzo una influencia extraordinaria en
el movimiento obrero (…).
Ya desde entonces la reacción pretendía oponer las ideas socialistas a
las ideas patrióticas; ya desde entonces pretendía acusar a los
comunistas de enemigos de la patria (…). Se enfrentaron a los
prejuicios de aquella sociedad, se enfrentaron a toda la propaganda
imperialista, se enfrentaron a las ideas reaccionarias de los
latifundistas y los burgueses (…).
Ese Partido realiza una extraordinaria labor de concientización de
nuestra clase obrera y de nuestro pueblo. Impulsa las organizaciones
sindicales, campesinas, femeninas y juveniles; lucha incansablemente
por los derechos de los obreros y los campesinos (…); lucha contra la
discriminación racial; lucha contra la discriminación de la mujer (…);
lucha infatigablemente contra el dominio imperialista en nuestro país;
lucha por la vinculación del movimiento revolucionario de Cuba al
movimiento revolucionario en el resto del mundo (…).
La mayor parte de su vida la vivió en la clandestinidad o en la
semiclandestinidad. Y no hay ley progresista, no hay ley o medida en
beneficio de los trabajadores y de los campesinos o del pueblo, en los
años de la seudorrepública, que no haya sido arrancada a fuerza de
tesón y de lucha por ese primer Partido Comunista de Cuba (…).
Un día se levantó el pueblo contra la tiranía, un día se unió el
pueblo y un día triunfó el pueblo; todo el pueblo, pero esencialmente
el pueblo obrero, el pueblo campesino, el pueblo estudiante. Y las
distintas fuerzas se unieron como corrientes que nacen de distintas
fuentes o manantiales, pero que se encuentran todas en un mismo río:
el río caudaloso de la Revolución (…).
Quedaba todavía una gran batalla por librar después del Primero de
Enero de 1959: la batalla frente al imperialismo yanki, empeñado en
destruir la Revolución Cubana. Pero otra batalla no menos difícil
había que librar todavía: la batalla contra los prejuicios; la batalla
contra el anticomunismo, sembrado durante decenas de años por todos
los medios posibles. Y esa batalla final contra el imperialismo,
contra el anticomunismo, contra las ideas reaccionarias (...), ¡esa
batalla la dimos juntos los revolucionarios de las distintas
procedencias, coordinados primero y unidos después; pero unidos en los
principios del marxismo-leninismo!
Porque las ideas de Baliño y de Mella eran las ideas más justas y
revolucionarias de nuestra época (…). Por eso un día dejó de existir
el Movimiento 26 de Julio, dejó de existir el Partido Socialista
Popular, y dejó de existir el Directorio Revolucionario 13 de Marzo,
para constituir todos, bajo esas banderas revolucionarias, las bases
de nuestro gran Partido Comunista de hoy. Un partido, no tres o cuatro
partidos. Un partido con la única ideología verdadera y científica
(…).
Fragmentos del discurso de Fidel en el aniversario 50 de la fundación
del primer partido marxista-leninista de nuestro país, el 22 de agosto
de 1975.
Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, fundadores del primer Partido
Comunista de Cuba. Foto: Archivo de Granma
Nuestra Revolución constituye parte de un mismo proceso desde 1868
hasta el presente. A lo largo de esta histórica lucha se debatieron
dos cuestiones fundamentales: la lucha por la independencia y la lucha
por la revolución social.
En el siglo pasado las aspiraciones a la independencia chocaron contra
los poderosos intereses coloniales y contra la ideología de las clases
reaccionarias. (…) Por eso los hombres que luchaban por la
supervivencia de la nación y que aspiraban a la independencia tuvieron
que luchar contra las ideas anexionistas de aquellos que, por sus
intereses esclavistas, querían convertir a Cuba en un estado más de
Norteamérica.
Más adelante Martí hubo de luchar muy duramente, defendiendo las ideas
de la independencia frente al poder colonial español y frente a los
autonomistas, que consideraban a nuestro país incapaz de adquirir la
independencia o rechazaban la idea de la independencia.
Del mismo modo, las hermosas ideas y aspiraciones de la revolución
social, que vinieron más tarde, habrían de chocar contra intereses
sumamente poderosos, habrían de chocar contra el naciente imperialismo
norteamericano y los intereses de la sociedad capitalista (…).
No se alcanzó a finales de siglo la independencia real de Cuba, y al
fin se unieron las dos aspiraciones: las aspiraciones a la plena
independencia nacional y a la revolución social.
Cada una de estas aspiraciones tuvo un momento culminante. Si la
aspiración a la independencia tuvo sus momentos culminantes en 1868 y
en 1895, de igual relieve histórico es el 16 de agosto de 1925, cuando
tras la aspiración de la revolución social surge el primer Partido
Comunista de Cuba.
Como ha explicado Fabio Grobart (...), este hecho tiene sus
antecedentes desde fines del siglo pasado. Él se refiere al año 1888,
cuando un periódico en Cuba comienza a divulgar las ideas marxistas, y
se refiere también a las inquietudes socialistas de una parte de los
obreros que en Tampa y Cayo Hueso ayudaban a la obra revolucionaria de
Martí; a la fundación en 1899 de un partido basado ya en las ideas
marxistas (…).
En 1923 la Agrupación Socialista de La Habana rompe con la Segunda
Internacional, apoya a la Tercera Internacional, y se convierte en la
Agrupación Comunista de La Habana, dirigida por Baliño, y en la cual
se inicia la vida revolucionaria de Julio Antonio Mella.
Ya entonces había tenido lugar la Revolución de Octubre de 1917 (…), y
el movimiento revolucionario, tanto en su lucha contra el coloniaje y
por la independencia nacional como por la liberación social, adquiere
una extraordinaria inspiración y un inmenso caudal de experiencias.
En esas condiciones surge el primer Partido Comunista de Cuba, basado
en el marxismo-leninismo. Ya entonces el socialismo científico, las
doctrinas de Marx y de Engels habían sido enriquecidas por la
interpretación, la práctica y el desarrollo leninista (…).
En aquella fecha los comunistas no pasaban de cien en todo el país, y
los miembros que asistieron al Congreso como delegados activos eran
solo 13, y entre los invitados 17. (…) Pero allí estaban Carlos Baliño
y Julio Antonio Mella.
Carlos Baliño simboliza el enlace directo entre el Partido
Revolucionario de José Martí, y el primer Partido Comunista de Cuba.
Él fue cofundador de ambos (…).
Junto a Baliño estaba un joven brillante, lúcido, valiente, una de las
más extraordinarias figuras de la historia de nuestro país: Julio
Antonio Mella. Y ambos, en unión de dirigentes obreros y en medio de
la clandestinidad, impulsan la idea de convocar el Congreso para la
fundación de ese Partido (…).
Ese Partido surge ya con una clara concepción marxista-leninista en
todas las cuestiones fundamentales (…). Desde el primer instante
adoptan esos principios, y además se disponen a trabajar arduamente
entre los trabajadores, entre los campesinos, entre las mujeres, entre
los jóvenes y entre los intelectuales, impulsando las organizaciones
correspondientes que garantizasen la más estrecha vinculación de ese
Partido con las masas (…).
Aquel Partido se enfrentaba a una etapa sumamente difícil (...). Las
decenas de comunistas se convirtieron en cientos de comunistas, y esos
comunistas tenían desde el comienzo una influencia extraordinaria en
el movimiento obrero (…).
Ya desde entonces la reacción pretendía oponer las ideas socialistas a
las ideas patrióticas; ya desde entonces pretendía acusar a los
comunistas de enemigos de la patria (…). Se enfrentaron a los
prejuicios de aquella sociedad, se enfrentaron a toda la propaganda
imperialista, se enfrentaron a las ideas reaccionarias de los
latifundistas y los burgueses (…).
Ese Partido realiza una extraordinaria labor de concientización de
nuestra clase obrera y de nuestro pueblo. Impulsa las organizaciones
sindicales, campesinas, femeninas y juveniles; lucha incansablemente
por los derechos de los obreros y los campesinos (…); lucha contra la
discriminación racial; lucha contra la discriminación de la mujer (…);
lucha infatigablemente contra el dominio imperialista en nuestro país;
lucha por la vinculación del movimiento revolucionario de Cuba al
movimiento revolucionario en el resto del mundo (…).
La mayor parte de su vida la vivió en la clandestinidad o en la
semiclandestinidad. Y no hay ley progresista, no hay ley o medida en
beneficio de los trabajadores y de los campesinos o del pueblo, en los
años de la seudorrepública, que no haya sido arrancada a fuerza de
tesón y de lucha por ese primer Partido Comunista de Cuba (…).
Un día se levantó el pueblo contra la tiranía, un día se unió el
pueblo y un día triunfó el pueblo; todo el pueblo, pero esencialmente
el pueblo obrero, el pueblo campesino, el pueblo estudiante. Y las
distintas fuerzas se unieron como corrientes que nacen de distintas
fuentes o manantiales, pero que se encuentran todas en un mismo río:
el río caudaloso de la Revolución (…).
Quedaba todavía una gran batalla por librar después del Primero de
Enero de 1959: la batalla frente al imperialismo yanki, empeñado en
destruir la Revolución Cubana. Pero otra batalla no menos difícil
había que librar todavía: la batalla contra los prejuicios; la batalla
contra el anticomunismo, sembrado durante decenas de años por todos
los medios posibles. Y esa batalla final contra el imperialismo,
contra el anticomunismo, contra las ideas reaccionarias (...), ¡esa
batalla la dimos juntos los revolucionarios de las distintas
procedencias, coordinados primero y unidos después; pero unidos en los
principios del marxismo-leninismo!
Porque las ideas de Baliño y de Mella eran las ideas más justas y
revolucionarias de nuestra época (…). Por eso un día dejó de existir
el Movimiento 26 de Julio, dejó de existir el Partido Socialista
Popular, y dejó de existir el Directorio Revolucionario 13 de Marzo,
para constituir todos, bajo esas banderas revolucionarias, las bases
de nuestro gran Partido Comunista de hoy. Un partido, no tres o cuatro
partidos. Un partido con la única ideología verdadera y científica
(…).
Fragmentos del discurso de Fidel en el aniversario 50 de la fundación
del primer partido marxista-leninista de nuestro país, el 22 de agosto
de 1975.
Gobiernos y periodismo del mundo cómplices de Trump por Eladio González toto
90 por ciento de los gobiernos del mundo, HAN SIDO por 55 años y SON cómplices
del holocausto espiritual que ha sufrido el pueblo cubano. Estados Unidos decidió en 1961
aislar a todos los habitantes de la isla. Con su pecaminosa, inhumana y genocida actitud
separó a once millones de seres humanos del resto de la humanidad. Repitió multiplicado trescientas veces al ghetto de Varsovia hitleriano, desgajando de la PATRIA HUMANIDAD a esta pequeña hija que es Cuba. Pequeña pero no por ello menos necesaria, para el saludable equilibrio de la raza humana. Anualmente estos gobiernos cómplices emiten en la ONU un hipócrita voto contra el bloqueo "lavándose como Poncio Pilatos las manos" para luego hacer el juego que dicta el despótico pero "democrático" dueño del mundo. La UNIÓN EUROPEA obedece la voz del amo también y bloquea a los hermosos locos que ostentan la MENOR
MORTALIDAD INFANTIL de toda América (del Norte, del Centro y del Sur). El gobierno de Israel no tolera que los revolucionarios cubanos tengan CERO en Desnutrición Infantil y a pesar de que millones de judíos murieron en el Holocausto ( ¿cómplicidad mundial por no intervenir? ) los israelitas son hoy quienes votan año tras año para que se perpetúe el BLOQUEO – GHETTO a la patria de José Martí. Y la humanidad se pierde la hermosa y fructífera experiencia de interactuar con el criterio amoroso, la ciencia, la cultura, el arte y la experiencia de vida cubanas. En Argentina mi patria de cada mil niñitos nacidos vivos mueren doce antes del año de vida. La prohibición de vincularnos a ellos y a su experiencia médica hace que no podamos aprender como es que de mil cubanitos nacidos mueran solo CUATRO en el primer año de vida. Ellos "ahorran" ocho niños, nosotros vemos morir a nuestros ocho finaditos ("Ay, ay, ayaya, yita pobre, pobre mi guagüita". Al rincón más apartado del planeta que haya sido tocado por la tragedia llega primero y donado el plasma cubano. No tienen dinero, no tienen transportes ultrasofisticados pero tienen lo que muchos no tienen…. El PLASMA. Que no es un modelo de televisor chato, es la concreción de un hecho amoroso que los seres humanos deben practicar… la donación de sangre. Y en Cuba rebosan los bancos de sangre porque jóvenes y adolescentes acuden dos veces por año voluntariamente a aportar amor o "combustible" para los cuerpos de sus semejantes en el mundo. En Georgia, Estados Unidos, de la Escuela Militar han egresado miles de militares extranjeros convertidos en TORTURADORES deshumanizados (hoy siguen egresando). En La Habana miles de jóvenes extranjeros del tercer mundo han egresado tras seis años de estudios gratuitos, prácticas y el Juramento de Hipócrates como MEDICOS y ejercen el amor con los pacientes pobres de sus pueblos. Hoy siguen egresando de la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana y de la Primera Escuela de Medicina de Santiago de Cuba, fundada por un petizo pícaro, argentino, cordobés que a instancias de su íntimo amigo Ernesto Che Guevara dejó fama y dinero en Venezuela para compartir su suerte con los pobres de la tierra de la Revolución Cubana y fundó dicha Universidad. ¡ Honor a Alberto Granado Jiménez el dueño de la moto "Poderosa" y fabricante de médicos para el mundo !. Cuba cuenta solo en el paupérrimo nordeste brasileño con CINCO MIL médicos solidarios. Estados Unidos envía marines y soldados a matar a cualquier lugar del mundo. El periodismo argentino al servicio de los medios hegemónicos cumple su triste, traidora y miserable misión. Ocultaron medio siglo y ocultan hoy estas realidades y acompañan el coro de mentiras que fabrican los gobiernos norteamericanos. Malhaya triste destino periodistas argentinos, traidores a la patria, anexionistas culturales destructores de la memoria histórica nacional para injertar en alma y cerebro de nuestros niñitos y preadolescentes un cóctel de Harry Potter, He Man, Pokemon y el Hombre Araña. Reiteraría nuestra poetisa María Elena Walsh su…"Argentina es un país Jardín de Infantes". Ciudadanos y medios INTACHABLES: (no entran en un tacho de basura). ¿ QUÉ TIENEN EN COMUN ? Ambito Financiero, diario Clarín, La Nación, Baby Echecopar, Chiche Gelblung, Ernestina Herrera De Noble, González Oro, Hadad, Feinman, Lage, Jorge Lanata, Mariano Grondona, Mario Markic, Mirta Legrand, Nelson Castro, Openheimer, Petinato, Rolando Hanglin, Susana Gimenez, Marcos Aguinis, Gerardo Sofovich y Pepe Eliaschev ya fallecidos pero no me olvido, Julio Bárbaro, Leuco (padre) Chiche Duhalde, Jorge Giacobbe, Felipe Solá, Beatriz Sarlo, Alejandro Fantino, Joaquín Morales Solá, Juan Sebrelli, Salvia, Mauro Viale, Tenenbaun, Majul, Pablo Docimo, Santiago del Moro y algunos otros. Aunque "siniestro" es sinónimo de izquierda, entre estos comunicadores sociales, medios y personajes políticos hay muchos de derecha (diestra). Eso sí, todos coinciden siniestramente en denostar con fruicción a las Revoluciónes cubana, venezolana, boliviana, ecuatoriana y es que son soldados del colonialismo. Trabajan para que "democráticamente" la administración Macri nos esclavize al máximo.
"El objetivo primo de la guerra psicológica es crear, en el o los adversarios, un clima mental, una serie de sentimientos que, conduciéndolos por las sucesivas etapas del miedo, del pánico, de la desorientación, del pesimismo, de la tristeza, del desaliento, en fin, los lleve a la derrota." Dr. Ramón Carrillo Ministro de Salud de la Nación 1946-1954 - presidencia Perón.
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