Cuba: una niñez feliz garantizada De Cuba se puede contar: Cuba es el país latinoamericano con mejor calidad de vida para la infancia. Cuba califica como uno de los mejores lugares del mundo y el primero de América Latina para ser madre, según reconoce la ONG "Save the Children" en su Informe sobre el Estado Mundial de las Madres 2011. Cuba firmó y ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño y los Protocolos facultativos sobre: la participación de los niños en los conflictos armados; y sobre: la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía. Desde el triunfo revolucionario en nuestro país ha primado la doctrina de que "nada es más importante que un niño". En Cuba existen las condiciones necesarias y adecuadas para garantizar y proteger los derechos de los niños en todos los ámbitos de la sociedad. La atención priorizada a los menores se sustenta en un sistema multisectorial y coordinado, incluidos los propios niños. Cuba aplicó un Programa Nacional de Acción para dar cumplimiento a los acuerdos de la Cumbre Mundial a favor de la Infancia. Nuestro país avanza en la aplicación de amplios programas sociales dirigidos a profundizar la participación ciudadana, la equidad y la justicia social. El Informe de Cuba presentado ante el Comité de los Derechos del niño en junio del 2011, demuestra la voluntad política del gobierno en la protección de los derechos del niño y refleja los grandes progresos realizados en la promoción del bienestar de la población, en especial de la niñez y la adolescencia. En Cuba existe una coordinación y concertación de los actores nacionales para dar cumplimiento a la Convención sobre los Derechos del Niño. Cuba tiene un amplio y digno historial en la promoción y protección de los derechos del niño. Cuba ha logrado avances sustantivos, resultado de programas y planes nacionales para crear las mejores condiciones para los niños y niñas, por ejemplo con un bajísimo índice de mortalidad infantil y el acceso a la educación gratuita de todos los niños y niñas. La Constitución, nuestras leyes y otras medidas adoptadas desde 1959 protegen a la mujer y los infantes, como sectores de la población que requieren atención especial. El Código Penal cubano incluye delitos contra el normal desarrollo de las relaciones sexuales y las acciones contra la familia, la infancia y la juventud y prevé una severa penalización a quienes atenten contra niñas y niños. La voluntad política del Gobierno ha permitido los logros alcanzados en la protección a los infantes. En Cuba, se garantiza que la totalidad de los recién nacidos cuenten con identidad legal. En Cuba la Organización de Pioneros José Martí, agrupa a los infantes y les da la posibilidad de expresarse e incluso reunirse en congreso. En Cuba no existe la trata sexual de menores, sino un desempeño ejemplar en la protección de la niñez, la juventud y la mujer. El bloqueo ha provocado a Cuba enormes carencias materiales, que han afectado la calidad de los servicios de salud y de educación de los niños. En este contexto, Cuba continúa aplicando su estrategia de supervivencia, de resistencia y desarrollo, en todas las esferas de la vida económica, política y social. Frente a todas las dificultades y negativas consecuencias del bloqueo Cuba refuerza sus mecanismos para proteger particularmente los derechos, condición y posición de los niños y destina los recursos para asegurar la salud, la educación y otros derechos de los niños. En el planeta millones de niños sufren la falta de escolarización, de vacunación, y son víctimas de explotación laboral y sexual. Decenas de millones de niños sufren por el aumento del hambre, la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. Los gobiernos deben salvaguardar la infancia y si existe voluntad, este compromiso se convierte en prioridad. Debemos estimular a que todos los gobiernos se comprometan en la protección de los derechos de la infancia; La mayor forma de violencia contra los niños y las niñas es negarle el derecho a la vida, a un futuro seguro, es negarle salud, educación, alimentos y formas sanas de recreación. Mientras no se apliquen políticas donde prevalezca la cooperación internacional y la solidaridad internacional, mientras unos pocos se enriquezcan y otros tantos millones sufran la pobreza, la infancia y el futuro de la humanidad están en peligro.
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