De: Sergio Ortiz <ortizserg@gmail.com>
Date: mié, 7 jun 2023 a las 20:27
Subject: Se sacan los ojos en un todos contra todos, todas y todes. Sergio Ortiz
To: Araceli Moya Resumen Latinoamericano <pornuestramerica2023@gmail.com>
Se sacan los ojos en un todos contra todos, todas y todes
Los indigentes duermen en los cajeros automáticos
LA SEMANA POLÍTICA
PARTIDOS GRANDES NO SE OCUPAN DE LOS DRAMAS DE LA GENTE
SERGIO ORTIZ. 8 de junio de 2023
DE ESTOS PROBLEMAS NO SE OCUPAN
La Argentina se está incendiando, pero los políticos de los tres partidos patronales más importantes (peronismo, macrismo y facho-libertarios) no se calientan de los dramas de la gente. O peor aún, Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza hacen propuestas que avivarían el fuego, con mayor pérdida de los pocos ingresos de las mayorías y menos libertades democráticas. Un espectáculo tripartito lamentable. Esas cúpulas pelean -no bailan – en la cubierta del Titanic, cuando el agua entra como correntada en los camarotes.
Lo importante no son esas peleas de conventillo dentro del Frente de Todos ni entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, ni entre Javier Milei y el resto de lo que este fascista llama "casta".
Lo que importa son las maltrechas condiciones de vida de millones de argentinos, en especial del 40 por ciento pobre de la población. El 14 de junio el INDEC dará a conocer el índice de inflación de mayo y como mínimo será un 8 por ciento, con lo que anualizada será del 120 por ciento. Y eso dejará un tendal de gente pobre, multiplicándola en un polo de la sociedad argentina, en tanto en el sector opuesto aumentará las ganancias de los monopolios y bancos. Es simultáneo: muy pobres y muy ricos, en las dos Argentina. De un lado los que viven en situación de calle y duermen dentro de los cajeros automáticos de Buenos Aires, acurrucados por el frío. Y del otro los gerentes y CEOs de aquellas empresas que aumentaron sus beneficios de por sí extraordinarios, entre otros Arcor, Techint, Pampa Energía, Banco Santander, Panamerican, Banco Galicia, Cargill, Mercado Libre, Molinos y muchos más.
No toman medidas para solucionar esos dramas y encima se burlan de las víctimas y estigmatizan, como hizo Jorge Macri, ministro del gobierno de Rodríguez Larreta en CABA y aspirante del PRO a sucederlo. Dijo que quienes van a dormir a los cajeros automáticos de adueñan del espacio público y allí tienen "un mono ambiente". Si este millonario primo de Mauricio ganara las elecciones en ese distrito sacará a esos indigentes con la policía.
Es la misma lógica capitalista con la que en varias provincias se han impulsado leyes para penalizar las movilizaciones populares. Prohibido manifestar y cortar calles. Eso sería delito. Y el que más lejos llegó es Gustavo Sáenz, de Salta, hombre de Sergio Massa, que convirtió en ley ese estatuto antipiquetes. En Córdoba las bancadas de Juan Schiaretti y la oposición han presentado iniciativas semejantes. En eso no hay grieta. Peronistas y macristas coinciden en reprimir las justas movilizaciones sociales que reclaman derechos.
¿No hay perspectivas de mejoramiento de la situación social? No. A pesar de los vaticinios súper optimistas del presidente Alberto Fernández y su vocera de prensa Gabriela Cerutti. Los datos económicos los desmienten. El Banco Mundial actualizó su mal pronóstico para Argentina 2023: el PBI caerá al menos 2 puntos. Como en enero había previsto un crecimiento de 2 puntos, quiere decir que en su nueva lectura lo bajó cuatro puntos. Lo dice el Banco Mundial, no la Unidad Piquetera.
En condiciones tan dramáticas, la pelea de todos contra todos, todas y todes, de las variopintas dirigencias políticas, resulta más horrible y vergonzosa.
LA CULPA NO ES DEL CLIMA
La excusa del gobierno ante la crisis económica es echarle la culpa a la sequía. El problema es real, de una gravedad mayor a las similares de los últimos 90 años, pero es simplista y en consecuencia falsa, la explicación de que la sequía es la culpable principal. En los últimos tres años la balanza comercial argentina tuvo un saldo positivo de 32.000 millones de dólares. Y ese bien pudo ser un colchón para aguantar ese problema pasajero de sequía. ¿Adónde fueron esas divisas? Al festival de importaciones, para que los monopolios compraran divisas a precio barato oficial supuestamente para pagar sus compras o pagar sus deudas externas. En realidad esas compras y deudas eran trianguladas, en parte con firmas del mismo grupo económico, o estaban infladas.
En 2018 el gobierno de Mauricio Macri recibió un crédito del FMI por 45.000 millones de dólares (el total era por 57.000 millones pero el tramo final no fue efectivizado). ¿Dónde fueron esos dólares? A la fuga de capitales de multinacionales, monopolios y empresarios amigos de ese gobierno. Y lo peor fue que el actual gobierno de los Fernández y Massa reconoció esa deuda fraudulenta y comenzó a pagarla.
La culpa entonces no es del clima sino de un modelo favorable a los monopolios, que tuvo su clímax con el gobierno neoliberal anterior que continuó, con matices, el FDT. Un estudio de los economistas Basualdo y Manzanelli, indicó que el porcentaje de los salarios en el PBI era del 51,8 en el año 2015 y que bajó al 43,6 en 2022. Esto en plata serían unos 87.800 millones de dólares a precio oficial, según publicó el profesor Horacio Rovelli.
Frente a estas realidades lo lógico sería que el mundillo político debatiera propuestas relativas a aumentar el empleo, gravar con mayores retenciones a los exportadores, controlar el comercio exterior, limitar las ganancias extraordinarias de los bancos y sobre todo cortar el nudo gordiano de la deuda externa, acabando con el ajuste del cogobierno con el FMI. En ese ámbito hay mucho por debatir y sobre todo por hacer, con variadas propuestas. Por ejemplo, de mínima que el Estado use parte de los 11 billones de pesos de Leliq inmovilizadas en los bancos para un plan de reactivación de la obra pública. O bien, de máxima, estatizar la banca como preconizaban los históricos programas obreros de los '50 y '60 de La Falda, Huerta Grande y la CGT de los Argentinos.
Esa obra pública para construir viviendas sociales destinadas a las mayoría que hoy no tiene cómo pagar un alquiler o peor aún debe vivir en la calle, también aumentaría el empleo con ingresos dignos. Eso puede complementarse, mientras tanto, con el recorte y disminución de la jornada laboral y la redistribución de las horas de trabajo, para crear más empleos, sin afectar el salario.
El problema es que los partidos que reivindican programas de este tipo no van a ganar las elecciones de este año. Son propuestas del Frente de los Trabajadores-Unidad, el Partido de la Liberación, Patria Grande, Unidad Popular y Soberanos, con el inconveniente de que esas tres últimas agrupaciones critican al gobierno, pero todavía pernoctan y amanecen en el Frente de Todos.
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