De: Froilan y Adys <froilan@cubarte.cult.cu>
Date: dom, 19 dic 2021 a las 14:16
Subject: RV: LAS PRIMERAS TRES CRÓNICAS DE OCHO SOBRE LA CAMPAÑA DE ALFABETIZACIÓN.
To: Eladio Gonzalez <museocheguevara@fibertel.com.ar>
CRÓNICA DE MIS MEMORIAS.
LA CAMPAÑA DE ALFABETIZACIÓN
I.- ANTECEDENTES.
Desde los inicios de la lucha en la Sierra Maestra, el Ejército Rebelde comenzó a enseñar a leer y escribir a los soldados y campesinos. El Comandante Raúl Castro creó en el Segundo Frente Oriental un movimiento de Maestros Rebeldes y ordenó abrir varias escuelas.
Al triunfar la Revolución el 1 de enero de 1959 había más de seiscientos mil niños sin escuelas, más de un millón de analfabetos y se creó el Departamento de Asistencia Técnica, Material y Cultural al Campesinado, DATMCC, adscrito al Ejército Rebelde se fundaron escuelas rurales y se convocó a los maestros desempleados, a profesionales y estudiantes dispuestos a enseñar.
En el Municipio de Puerto Padre un grupo de jóvenes nos integramos a ese Departamento y fundé la escuela en San José número 5 en la zona de Vázquez. En marzo se organizó la Comisión Nacional de Alfabetización dentro del Instituto Nacional de la Reforma Agraria y el DATMCC pasó a esa Institución.
El primero de Mayo se celebró en la Plaza Cívica, hoy Plaza de la Revolución. Por primera vez desfilaron las Milicias Populares integradas por obreros y campesinos, el acto fue resumido por el entonces Comandante Raúl Castro.
El 17 de mayo de 1959 se firmó en La Plata, Sierra Maestra, la Primera Ley de Reforma Agraria y se intervinieron grandes extensiones de tierras. En octubre, Fidel hizo un llamado a médicos, ingenieros, abogados y maestros para las zonas montañosas para impartir sus conocimientos y ejercer sus profesiones.
El 26 de Julio se realizó una concentración campesina en la Plaza Cívica para conmemorar el VI aniversario del Asalto al Cuartel Moncada y de apoyo a la Reforma Agraria. Miles de campesinos llegaron de diferentes lugares del país con sus sombreros de guano y machetes. Se alojaron en casas de los habaneros. De los pueblos cercanos a la capital vinieron con sus caballos.
El 23 de abril de 1960 Fidel anunció la convocatoria de mil maestros para las montañas, se alojarían en Minas del Frío, antigua escuela de reclutas en la Sierra Maestra y posteriormente en cinco campamentos: Central, El Roble, La Magdalena, El Meriño y Los Cocos y se formó el Primer Contingente de Maestros Voluntarios, integrados por mil cuatrocientos de todo el país.
Los Cocos estaba ubicado en un hermoso paraje a orilla de un manso arroyuelo, pero en los primeros días de junio comenzó un persistente temporal, que se transformó en fuertes lluvias y el 11 el arroyuelo en un imponente río con aguas turbulentas.
Se movilizó una Brigada de Salvamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias para evacuar a los maestros, muchos se integraron a esa tarea, entre ellos Alfredo Gómez, natural de La Habana de 19 años de edad, destacado estudiante de la escuela de Comercio, inteligente, buen lector, único hijo, admirador de José Martí y Fidel Castro. El solidario y audaz joven fue arrastrado por la corriente y perdió la vida. En su honor el nuevo campamento adquirió su nombre.
Sus compañeros continuaron la preparación pedagógica y escalaron en tres ocasiones el Pico Turquino, la más alta elevación cubana, a casi dos mil metros sobre el nivel del mar. Terminado el curso regresaron a La Habana y el 29 de agosto se graduaron en el Teatro Auditórium, ocasión en que Fidel anunció la gran Campaña de Alfabetización para el próximo año.
Segundo Contingente.
El 26 de Julio de 1960 se realizó una gran concentración en el Caney de Las Mercedes, en las estribaciones de la Sierra Maestra, para la conmemoración del séptimo aniversario de los asaltos a los cuarteles Moncada en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo donde Fidel inauguró la ciudad Escolar Camilo Cienfuegos y participé en el magno evento.
El 2 de Septiembre de 1960 fue aprobada en Asamblea General Nacional del pueblo de Cuba la I Declaración de La Habana como respuesta a la censura hecha a Cuba en la reunión de cancilleres de la OEA, en San José de Costa Rica, ante la decisión del Gobierno Revolucionario de establecer relaciones con la Unión Soviética.
En septiembre de ese año formé parte del Segundo Contingente de Maestros Voluntarios y desde Puerto Padre, partimos Ana Esther García, Marta Verdecia, Elvira Díaz, Adelquis Batista y los hermanos Nidia y William Molina. En Holguín nos unimos con los de otros municipios y nos trasladamos a Bayamo, desde donde en un camión llegamos al Caney de Las Mercedes, Nos alojamos en la ciudad escolar Camilo Cienfuegos.
Al día siguiente seguimos rumbo a las Vegas de Jibacoa donde nos entregaron mochilas, hamacas, botas, cantimploras, raciones de alimentos y comenzamos a subir la loma de La Vela, de casi mil metros de altura sobre el nivel del mar.
En Minas del Frío fuimos recibidos por el director, el claustro de profesores y el Comandante Aldo Santamaría, Jefe Militar de la Escuela de Reclutas en el antiguo campamento del Ejército Rebelde. Las nubes, el frío, la humedad y la lluvia fue un impacto para todos, armamos las carpas y en septiembre comenzamos las clases metodológicas.
A los tres días salió el sol y el campamento se animó. Pero pronto volvió la lluvia, casi todos los días estaba presente. El agua para cocinar o tomar era del río y se cargaba en unos recipientes de latón por los compañeros que le llamaban los Aguadores. Otros buscaban alimentos en las Vegas de Jibacoa, bajando y subiendo la empinada loma de La Vela.
El 26 de septiembre de 1960 en una intervención en Naciones Unidas, Fidel se preguntó ¿Qué encontró la Revolución al llegar al poder en Cuba? Se respondió que, en primer lugar, 600 000 cubanos con aptitudes para el trabajo sin empleo, sin luz eléctrica ni ninguno de sus beneficios y comodidades. Tres millones 500 mil viviendo en cabañas, barracones y tugurios, sin las menores condiciones de habitabilidad y en las ciudades los alquileres hasta una tercera parte de los ingresos familiares, considerados junto a los servicios eléctricos entre los más caros del mundo.
El 37,5% de la población no sabía leer ni escribir; el 70% de la infantil rural no tenía maestros, alrededor de cien mil personas con tuberculosis, el 95% de la población rural infantil afectada de parasitismo; la mortalidad infantil muy alta y el promedio de vida muy bajo y escasas camas en los pocos hospitales existentes en el país. Las compañías eléctricas y telefónicas eran propiedades de monopolios norteamericanos, así como gran parte de la banca, el comercio de importación, las refinerías de petróleo, la producción azucarera, las mejores tierras y las industrias más importantes en todos los órdenes.
En el Campamento además las clases de metodología para la enseñanza, recibimos clases de primeros auxilios y las principales enfermedades de esos territorios. Subimos en tres ocasiones el Pico Turquino y visitamos algunos lugares vinculados a la lucha guerrillera. En diciembre terminamos el curso y en la estación ferroviaria de Cacocún, en la actual provincia de Holguín, tomamos el tren para La Habana. Fuimos hospedados en el Hotel Habana Libre.
Preparación militar.
Nos dieron unos días de vacaciones y viajamos en tren a nuestras provincias. El 24 de diciembre por la noche llegamos a Las Tunas. A esa hora no había transporte para Puerto Padre y debimos esperar hasta el amanecer. Al lado de la terminal vivía una familia que asaban un cerdo y nos invitaron a cenar. Por la madrugada partimos en el primer ómnibus a nuestro destino.
En enero de 1961 en Estados Unidos se produciría el cambio de gobierno y según informaciones secretas la invasión se realizaría por el presidente saliente o el entrante John F. Kennedy y había que tomar las medidas para ambas eventualidades. El peligro era inminente.
El Comandante en Jefe hizo un llamado a la juventud para prepararse militarmente de manera voluntaria e inmediata. Respondí a ese llamado y junto a un númeroso grupo de Maestros Voluntarios llegamos a La Habana. Nos ubicaron en la Escuela Técnica e Industrial de la Avenida de Rancho Boyeros y comenzamos el entrenamiento en arma y desarme de fusiles, prácticas de tiros, entrenamiento de metralletas, clases de infantería, primeros auxilios, desde inyectar hasta aprender aspectos fundamentales para atender heridos en conflictos bélicos.
El 31 de diciembre de 1960 junto a miles de maestros, en Ciudad Libertad, junto a Fidel esperamos el nuevo año, denominado de la Educación, y reiteró la idea de erradicar el analfabetismo en solo un año. Explicó que las dos grandes tareas eran la Educación y la Defensa. El 2 de enero de 1961 se celebró un desfile militar y concentración en la Plaza Cívica, en conmemoración del Segundo Aniversario del triunfo de la Revolución, donde desfilamos con nuestras armas y boinas verdes olivo.
El 3 de enero de 1961 el gobierno norteamericano, rompió las relaciones diplomáticas con Cuba, mientras, la prensa de ese país continuaba con su campaña calumniosa con el fin de justificar la intervención militar. El doctor Raúl Roa como Canciller del país, denunció ante el Consejo de Seguridad de la ONU, la política de hostigamiento, represalia, agresión, subversión, aislamiento, intervención e inminente ataque de Estados Unidos.
Se seleccionó a un grupo de Maestros Voluntarios y estudiantes de la Universidad de La Habana para manejar armas especiales. Fui uno de ellos, me situaron en Campo Florido, en las Colinas de Villareal, al Este de La Habana. Otros fueron ubicados en diferentes lugares. Se hablaba que Cuba con los fondos recaudados en una campaña popular denominada "Armas para defender la Revolución" y "Aviones para el Pueblo", había comprado determinadas cantidades en Checoslovaquia y la Unión Soviética, entre ellas fusiles, ametralladoras, baterías de artillería antiaérea, conocidas como Cuatro Bocas, obuses, morteros y lanza cohete.
Me destinaron a una dotación de artillería, que disparaba proyectiles de gran tamaño con una carga explosiva como elemento impulsor. Lo llamativo era que esas armas tenía originalmente un solo tubo metálico de determinado calibre y longitud y un armazón donde se apoyaba, pero en la que nos adiestrábamos tenía cuatro tubos y de ahí el nombre popular de Cuatro Bocas. Para disparar había que colocar los proyectiles en cada una de las bocas y retirarse unos metros porque el cañón saltaba hacia atrás y podía provocar accidentes.
El director de la Escuela de Artillería era el doctor Antonio Núñez Jiménez, miembro del Ejército Rebelde, muy conocido y admirado por sus exploraciones espeleológicas y estudioso de la geografía, naturaleza e historia de Cuba. Todos los días nos visitaba. Sus explicaciones me interesaban mucho y comenzamos una relación de profesor-alumno, que con los años devino amistad. Me gradué como Artillero en la especialidad de las conocidas Cuatro Bocas.
El 23 de enero de 1961 se produjo la graduación de los mil cien nuevos maestros en el Teatro Lázaro Peña de la CTC Nacional, donde Fidel entregó el Diploma con las firmas del doctor Armando Hart Dávalos, Ministro de Educación y la suya. Ese día informó el asesinato del Maestro Voluntario Conrado Benítez y exclamó que seguiría siendo maestro y mártir, cuya sangre serviría para proponernos doblemente ganar la batalla contra el analfabetismo.
El joven Conrado Benítez.
El joven maestro nació en la provincia de Matanzas en 1942, de familia muy humilde. Desde niño comenzó a trabajar como limpiabotas y vendedor de pan. Terminó el sexto grado en 1954 y matriculó la Enseñanza Superior porque aspiraba estudiar ingeniería eléctrica.
Formó parte del Primer Contingente de Maestros Voluntario en el Campamento "El Meriño". Se le consideraba muy inteligente, sensible, de nobles sentimientos, buen lector, callado, tímido, solidario, trabajador, buen caminante, siempre dispuesto a cargar víveres desde Minas del Frío hasta su campamento, que era el más alejado de todos.
Al graduarse lo ubicaron en la Sierra del Escambray, en la zona Tinajitas en las montañas de Pitajonas donde, bajo su dirección y entusiasmo, se construyó la escuela. En diciembre de 1960 esperó el nuevo año con su familia y su novia, que también era Maestra Voluntaria. Compró libros de cuentos infantiles, lápices de colores y juguetes para sus alumnos.
La familia, vecinos, compañeros de estudios y amigos entregaron regalos y ropas para los campesinos y llevó algunos de sus libros para continuar sus estudios. Junto a su novia partió para la Sierra del Escambray. Antes de llegar a su escuela, en la noche del 5 de enero, fue secuestrado por una banda de contrarrevolucionarios y al día siguiente apareció su cadáver junto al de Heliodoro Rodríguez, Luis Coneso, Antonio Navas y una persona no identificada.
El 17 de enero de 1961 se creó el Consejo Nacional de Cultura adscrito al Ministerio de Educación y se adoptó el nombre de Conrado Benítez a la Brigada de Alfabetizadores.
CRÓNICA DE MIS MEMORIAS.
II.- RUMBO A LA SIERRA MAESTRA.
Después de la graduación como Artillero de Cuatro Bocas, junto a varios compañeros pasamos al Convento de San Vicente de Paul en la Calzada del Cerro, entre los cines Maravillas y Edison. A los pocos días se presentó una epidemia de sarna atribuida a unos perros y gatos callejeros y el Convento tomó fama de Sarnoso.
El doctor Antonio Núñez Jiménez, vino a visitarnos acompañado, como siempre, del militar Edmidio Méndez y otro desconocido que se presentó como oficial del Ministerio del Interior. Se reunieron individualmente con cada uno de nosotros. Señalaron que la orientación de Fidel era que si se producía la invasión norteamericana, nuestro deber era que la zona donde estuviéramos no podía ser conquistada por los enemigos.
Enfatizó que la retaguardia debía estar garantizada y organizar a los campesinos, éramos los máximos responsables de cumplir estrictamente esa orientación, incluso al precio de nuestras vidas, porque la lucha contra los norteamericanos continuaría, al igual que sus mercenarios locales.
Explicaron los métodos de las bandas contrarrevolucionarias, financiadas por la CIA y grupos mafiosos de Estados Unidos, el asesinato del alfabetizador Conrado Benítez y las medidas de seguridad que debíamos tomar. Prometió que después de la ubicación, un oficial del Ministerio del Interior nos visitaría y entregaría una pistola para defendernos. A nuestro grupo lo destinaron para la Sierra Maestra.
Al Maestro Ramón Rodríguez y otros compañeros los ubicaron cerca de Puerto Esperanza, en la provincia de Pinar del Río, donde además de alfabetizar trabajaban en el campo recogiendo los productos agrícolas y por las noches como vigilantes en la costa ante un posible desembarco. A otro grupo los enviaron para El Escambray.
Incidente en el Convento.
Los demás Maestros Voluntarios permanecieron en el Convento San Vicente de Paul hasta esperar la designación en otras responsabilidades, entre ellas como políticos en las Fuerzas Armadas, los ministerios de Educación, del Interior, Relaciones Exteriores, otras instituciones, administradores de centrales azucareros y diferentes empresas intervenidas.
Un año después a través de los testimonios de los Maestros Voluntarios Gerardo Hernández y Manuel Canteros, nos enteramos que en el Convento de San Vicente de Paul se presentó un grave incidente. Enviaron a un grupo de constructores para realizar mantenimiento al edificio. Con frecuencia comenzó a visitaba el local un sacerdote con el pretexto de inspeccionar las instalaciones, se sospechaba que estaba espiando para la contrarrevolución.
Otros manifestaban intereses ocultos, le gustaba venir a bañarse al Convento, en horario que solamente quedaban algunos compañeros y los constructores. Un día hizo propuesta indecorosa a uno de los bañistas, éste empezó a golpearlo y ante los gritos de auxilios del Prelado y la salida súbita completamente desnudo, todos se enteraron. Se armó un tumulto y protestas airadas.
Alguien tiró un tiro al aire para llamar al orden, otros dicen que se le escapó, pero lamentablemente hirió a uno de los compañeros. Al Sacerdote lo encerraron en una de las habitaciones y llegó la Policía. El oficial ordenó entregarle la ropa, la sotana y el crucifijo. Al entrar estaba acostado en una de las camas y tenía el cuerpo cubierto con una sábana.
Las autoridades tomaron declaraciones, se llevaron preso al del disparo y dejaron marcharse al sacerdote, lo que provocó airadas protestas. El bañista de forma ofensiva le gritó al policía que parecía profesaba las misas creencias religiosas del Sacerdote e iguales preferencias sexuales, lo que provocó otro conflicto porque la autoridad quería llevárselo preso.
A los pocos días se presentó otra epidemia de sarna que comenzó por la habitación donde encerraron al cura y lo acusaron de propagar esa enfermedad, pero algunos alegaron su inocencia, por la anterior que fue atribuida a los perros y gatos callejeros.
La batalla de la alfabetización.
El 28 de enero de 1961, en homenaje al natalicio de José Martí, se convocó oficialmente la Campaña de Alfabetización. Ese día Fidel asistió al acto en la Fortaleza Militar de Santa Clara convertida en escuela y planteó que la alfabetización era una de las más grandes batallas por la cultura, verdaderamente épica, en que debía participar todo el pueblo y afirmó había que comenzar a organizar ese ejército de cien mil jóvenes alfabetizadores.
La peligrosa situación por las amenazas de Estados Unidos hizo que se detuvieran algunos planes, sin embargo, la preparación de la campaña de alfabetización continuó, Defensa y Alfabetización avanzaban simultáneamente.
Las agresiones de Estados Unidos se incrementaron, comenzaron una campaña contra la alfabetización, grupos contrarrevolucionarios financiados por ellos quemaron escuelas, amenazaban con asesinar a los Maestros Voluntarios y los Alfabetizadores.
Diez días después de asumido el mandato, John F. Kennedy anunció un agresivo plan contra Cuba, prácticamente una guerra. Fidel visitó la Comisión Nacional de Alfabetización donde abordó el tema de las Brigadas de Alfabetización con el nombre de Conrado Benítez. El 28 de febrero de 1961, volvió para despedir al primer grupo de jóvenes que integraban esas Brigadas y se constituyó el Tercer Contingente de Maestros Voluntarios que partieron para Minas del Frío.
Llegada a Bayamo.
A principio de marzo llegué a la ciudad de Bayamo, me presenté en la calle León # 12, donde se encontraban las oficinas del DATMCC. Me ubicaron en la zona de Guisa, donde ya habían concluido el censo que arrojó el 52% de la población analfabeta y otro por ciento semi analfabeta, casi el sesenta por ciento de la población.
Era un honor trabajar en ese territorio con una larga historia desde la lucha por la independencia hasta la famosa Batalla de Guisa dirigida por el Comandante en Jefe. El municipio se encuentra en la pre cordillera de la Sierra Maestra en el extremo sureste de la actual provincia Granma. Limita con los municipios de Bayamo, Jaguaní, Guamá y Buey Arriba.
Su historia de lucha comenzó con los asentamientos aborígenes, quienes armados con palos y piedras, enfrentaron a los colonizadores españoles y los sobrevivientes se refugiaron en las montañas. En la etapa colonial los esclavos que lograban fugarse y convertirse en cimarrones también se internaron en las montañas. Algunos de los pobladores participaron en el comercio de contrabando con piratas, corsarios y filibusteros que por el río Bayamo llegaban al Cauto y desde allí al mar. También se refugiaron delincuentes y prófugos de la justicia.
Durante la dictadura de Batista, perseguidos políticos, desalojados de sus tierras o víctimas de atropellos, se fueron para esas montañas y se dedicaron al cultivo del café. Al producirse el desembarco del Granma el 2 de diciembre de 1956, los sentimientos revolucionarios se vigorizaron y muchos de los campesinos se integraron al Ejército Rebelde o colaboraron en actividades de apoyo. .
En Lote Cuatro.
Me ubicaron en el Lote Número Cuatro Abajo, un extenso territorio que fuera propiedad de un terrateniente que al morir la viuda le entregó un lote a cada uno de sus nueve hijos. Estaba en la cresta de la loma que bajaba a la desembocadura del río El Diablo, afluente del Bayamo, por esa razón se conocía también como Bajada del Diablo.
La principal vía de acceso era tomar un transporte de montaña en la ciudad de Guisa hasta el caserío El Jigüe, distante unos 21 kilómetros por un camino de tierra con muchas piedras y varios cruces de ríos, entre ellos el caudaloso Bayamo. El camino continuaba hacía El Plátano, Las Mantecas, La Plata, Oro de Guisa y Pino del Agua.
El caserío del Jigüe está situado en una de las márgenes del Río Bayamo, con muchos bohíos de yaguas, guano y tablas de palmas. Debe su nombre a una leyenda de sus primeros pobladores que decían que desde el río emergía un negrito y desaparecía misteriosamente al que llamaban Jigüe.
También se hablaba de espíritus errantes, bolas de candela, hermosas y seductoras mujeres desnudas, que propondrían acompañar a los caminantes y había que conocer algunas oraciones para que se fueran a descansar en paz, y bandadas de lechuzas como aves de mal agüero.
Esperaba la madrugada para comenzar la subida, de modo que cuando saliera el sol, me encontrara a mitad del camino y continuar con la frescura de la mañana. La primera parada era en Cacaíto, donde me detenía en la casa de Miguel Mojena y su esposa Veneranda, que se levantaban en horas de la madrugada, me brindaban café y desayuno.
Desde niño sabía montar y manejar los caballos, pero nunca los mulos, Miguel Mojena en algunas ocasiones me prestaba uno para que llegara hasta el caserío de Laguna de Guamá, donde tenía un compadre y le dejara el animal. Esa persona se encargaba de devolverlo con algún viajero hacía ese lugar. El aprendizaje de montar en mulo, me sirvió durante la campaña de alfabetización porque cabalgaba por esos sitios como un experto jinete y podía retar a los campesinos.
En Cacaíto existían dos caminos de tierra abiertos por las compañías madereras, uno seguía para Vegueta Larga, Gibraltar, El Salto y Lote Tres. El otro hasta Punta de Lanza y Bayamito pasando por el resto de los Lotes hasta el Nueve.
El Lote Cuatro estaba ubicado a unos cinco kilómetros de El Jigüe por escarpadas montañas que en tiempo de lluvias lo hacían intransitable por las pendientes y frecuentes deslizamientos de tierra que bloqueaban el camino.
Tenía que continuar por Pinar del Jigüe, en una ladera del lado izquierdo se encontraba Pinar del Hueso. Después Treinta Pinos y para Bajada del Diablo, tenía que descender. La ruta continuaba para Lote Cuatro Arriba y los caseríos de Lote Tres, Cinco, Seis, Siete, Ocho y Nueve, Bayamito y Punta de Lanza.
En Bajada del Diablo solo vivían tres familias, y por los alrededores unas 10. La Revolución a través de la Ley de la Reforma Agraria los había hecho propietarios de sus tierras. A través de trillos se comunicaba con La Palangana, Cueva del Humo, otros asentamientos y el caserío del El Plátano, donde se podía tomar un transporte hasta Guisa, distante a 24 kilómetros. En esa comunidad , y existía un vivero de plátanos que le daba nombre al caserío.
La zona de Los Números contaba con unos mil habitantes dispersos por su amplio territorio, junto a Punta de Lanza y Bayamito, era la zona más intrincada y de difícil acceso del municipio de Guisa. Una parte de los adultos mayores, generalmente emigrados por diferentes causas sabían leer y escribir. Los analfabetos se concentraban en los ancianos y los jóvenes, que muy pequeños llegaron con sus padres y habían nacido en esas zonas.
Me hospedó la familia de Olegario García y Fredesvinda Tamayo, dormía en una hamaca en el almacén de café. Los analfabetos estaban ubicados en las laderas de la montañas que terminaban en la zona de El Plátano. Debíamos permanecer en la zona seis semanas y una de vacaciones. Olegario resolvió el pizarrón, un busto de José Martí y la bandera cubana.
El 15 de abril de 1961, aviones procedentes de Estados Unidos con insignias de las naves cubanas bombardearon los aeropuertos de Santiago de Cuba y San Antonio de los Baños y el campo de la Fuerza Aérea Revolucionaria en La Habana, preludio de la invasión. Las agencias de prensa norteamericanas difundieron que eran pilotos y naves cubanas sublevadas.
El 16, el comandante Fidel Castro despidió el duelo de las víctimas y proclamó el carácter socialista de la Revolución. Al día siguiente desembarcaron 1500 mercenarios en la Bahía de Cochinos por Playa Larga y Playa Girón. Fidel dio la orden de combate. Recibimos la orientación de organizar a los campesinos para la resistencia contra los invasores.
Los campesinos apoyaron masivamente al proceso revolucionario y las mujeres se inscribieron como milicianas y acordaron movilizarse y comenzar el adestramiento militar y exigieron armas. El 19 de abril de 1961, las Fuerzas Armadas, del Ministerio del Interior y las Milicias Nacionales Revolucionarias tomaron por asalto las últimas posiciones de las fuerzas mercenarias, logrando la primera derrota del imperialismo norteamericano en América Latina.
Por esos días llegaron cuatro alfabetizadores, dos de Matanzas, otro de La Habana y el cuarto de Bayamo. El 30 de junio de 1961, Fidel pronunció el histórico discurso, conocido como "Palabras a los intelectuales", donde expuso con mucha claridad la política cultural de la Revolución.
Ese mes los mil Maestros Voluntario del Tercer Contingente se graduaron y a mí me trasladaron al Lote Cuatro Arriba, porque la maestra Carmen Ferrer se había enfermado, pero ya la mayoría de los adultos estaban alfabetizados, la escuela contaban con pizarrón, la bandera, el busto de José Martí y habían aprendido a cantar el himno nacional. , .
En el Lote Cuatro me designaron como Asesor Técnico de la campaña de Alfabetización, abarcaba los territorios de Lote Cinco, Pinar del Hueso, La Laguna de Guamá y Arroyón. Entre los Maestros Voluntarios se destacaba el joven venezolano Ibrahim López, que después murió combatiendo en las guerrillas de su país natal.
El lugar se encontraba en la cima de la montaña, a casi mil metros sobre el nivel del mar. Subían camiones a cargar maderas y troncos de árboles, pero el principal medio de transporte eran las arrías de mulos. Me gustaba sentir el sonido de los cencerros y aprendí a distinguir a qué distancia estaban a pesar que el camino tenía muchas curvas y en tramos zigzagueante.
El clima era frío con temperaturas promedio de menos de 20 grados, y en las madrugadas muy bajas. Había que convivir con las nubes y neblinas tanto al amanecer como al oscurecer. La vegetación muy espesa con árboles maderables, especialmente pinos, frutales, helechos arborescentes, grandes cafetales y ciertas parcelas de cacao.
Me alojaron Arquímedes Santisteban y Noelia Almaguer, la vivienda estaba a un costado del camino, casi dentro del bosque y a unos pocos metros pasaba un arroyo. Me gustaba escuchar los pericos, torcazas, bijiritas, se veían gavilanes y palomas. En la zona abundaban jutías, majás de Santamaría, culebras ciegas, ratones, una especie de lagartos conocidos como chipojos, ranas y sapos.
Arquímedes y Noelia
Arquímedes y Noelia me recibieron con mucho afecto, tenían tres hijas, pequeñas Mirta, 10 años de edad era la mayor, Iluminada, Carmita y esperaban la cuarta, que nació en noviembre de ese año y le pusieron Alina. Arquímedes era dirigente campesino, responsable de solicitar créditos para los asociados al desarrollo agrícola, pertenecía a la Defensa y Patrullas de Vigilancia, viajaba frecuentemente a Guisa y estaba vinculado al Ministerio del Interior.
Eran muy revolucionarios, Noelia Almaguer, cuidaba muy bien a sus hijitas, era limpia y ordenada, cocinaba excelentemente, harina de maíz, tostones, fufú de plátanos verdes, bolas de mata jibaros, mazorcas de maíz tierno hervido, boniatos asados, retoños de hojas de yuca revuelto con huevos, chocolate caliente y café tostado y triturado en un viejo pilón, hecho de un tronco de árbol ahuecado donde colocaba los granos donde los pilaban con un machacador también de madera, muy parecido al de los aborígenes.
Un día me ofrecí a buscar agua al pozo, a orilla del arroyo de aguas cristalinas. Noelia me alertó sobre la necesidad de colar el agua. Al llegar por el agreste trillo comprobé que era un hueco en la margen del arroyo y el agua se sustraía con un jarro, a veces con basuras, pececitos, gusarapos y renacuajos. En tiempo de lluvias había que limpiarlo, porque la corriente turbia, arrastraba hasta animales muertos. Se hizo una campaña para hervir el agua y Noelia era la defensora de tal medida.
CRÓNICA DE MIS MEMORIAS.
III.- LOS CAMPESINOS DE LOTE CUATRO.
Con Arquímedes Santisteban creamos las milicias y las Patrullas de Defensa, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), la Federación de Mujeres Cubanas FMC, la Asociación de Agricultores Pequeños (ANAP) donde el primer presidente fue Evelio Álvarez Martínez y Arquímedes ocupó otra de las responsabilidades.
Todos juntos construimos un círculo social donde se realizaban actividades culturales y políticas. Entre los colaboradores de la campaña estaban Manolito López y Ramona Rodríguez, jóvenes muy revolucionarios e inteligentes.
Llovía frecuentemente y se presentaban temporales de varios días, algunos campesinos aprovechaban para matar un cerdo y me invitaban a comer chicharrones, masas de cerdos fritas, fricasé, yuca con mojo, morcillas y gandinga de hígado.
La mayoría de los campesinos eran muy inteligentes, honrados, trabajadores, solidarios, tenían interés en aprender a leer y escribir y aprendían con asombrosa rapidez, bastaba con explicarle las cosas una vez.
Manolo y Ramona.
Manolito López nació en el Jigüe, era amante de la historia, leía con avidez, muy estudioso y deseos de superarse. Después de la campaña de alfabetización se hizo Maestro Popular y en 1989 se licenció en Historia y Ciencias Sociales, ejerció como profesor y subdirector de Secundaria Básica y Preuniversitario, Jefe de actividades extraescolares y becas, Inspector de Educación y cumplió misión internacionalista en la República de Mozambique.
Recibió varias condecoraciones, la Medalla como Alfabetizador, Cuarenta Aniversario de la FAR, la 28 de Septiembre de los CDR, Defensa de la Patria, la Unidad y la Tranquilidad en el Barrio, La Rafael María Mendive, Distinción por la Educación Cubana y Medalla Internacionalista en Educación.
Ramona Rodríguez también estudió, nació en Las Mantecas y quería ser artista, tenían mucho interés en superarse, en Los Números organizaba las actividades culturales y organizó un grupo de teatro. Fue la ideológica de la Federación de Mujeres Cubanas.
Posteriormente cuando se mudó para Guisa fue dirigente municipal de la Federación de Mujeres Cubanas, integró un grupo de aficionados con gran éxito y actuaciones en comunidades campesinas y hasta giras por las ciudades de Bayamo y Manzanillo. Recibió la Medalla Cuarenta aniversarios de la FAR, la 23 de agosto de la FMC, la del 28 de septiembre de los CDR y reconocida como colaborada de la campaña de Alfabetización.
Nieves Salas
Otra de las dirigentes de la Federación de Mujeres Cubanas fue Nieves Salas, una joven con mucha determinación, buena capacidad para convencer. Fue elegida Secretaria General de la Federación de Mujeres Cubanas y junto a Ramona Rodríguez la ideológica, viajaba a Guisa a recoger orientaciones.
En la escuela hubo una protesta, cuando un niño no quería venir a clases, sus zapatos se rompieron por la cantidad de piedras en el camino. Propuse que los demás al entrar al aula se quitaran los zapatos. Al día siguiente varias madres criticaron la medida y explicaron había que llamar al padre de ese niño, dedicado a tomar ron e ir a las peleas de gallos, en lugar de ocuparse de su familia. Se formó una comisión para discutir con ese individuo, presidida por Nieves Salas, fue tan exitosa su gestión que ganó fama en la comunidad.
Otra protesta se produjo cuando se detectaron piojos en varias niñas, conseguí medicamentos en Guisa para eliminarlos. La mayoría de las madres se opusieron, alegaron que la culpable era la madre de esa niña que no cuidaba la higiene y era necesario discutirlo. Añadieron que con esa señora y su marido debían ser los primeros en ponerse esa pomada que seguramente era venenosa. Se volvió a crear la comisión, que nuevamente fue elegida Nieves Salas.
Alberto López.
A Alberto López, le decían Beto, gozaba de autoridad en la comunidad, algunos acudían para recibir consejos, ante determinados conflictos, tenía fama de justo y muy honrado.
En la zona se creó un conflicto de tierra entre dos campesinos que reclamaban una franja de terreno en los límites de ambas propiedades. Se temía una tragedia a machetazos y me planteaban dirimir la situación. La reclamación fundamentalmente se debía a unas cuarenta matas de café en plena y abundante producción.
Hablé con varios campesinos, en especial con Beto López, en varias ocasiones habían hecho justicia, pues por aquellos lugares, de la misma forma que no hubo escuelas, médicos, postas sanitarias, tampoco jueces y policías. Después de hablar con cada uno los reclamantes llegamos al acuerdo que esas matas pertenecieran a la comunidad para ayudar a la escuela carente de muchas cosas. Los dos rivales estuvieron de acuerdo.
Daniel Fonseca
En la zona se destacaba el campesino Daniel Fonseca era dirigente sindical, gozaba de prestigio y autoridad, explicaba los acontecimientos en la lucha contra la tiranía de Batista y la visita de Fidel a la zona de Guisa en mayo de 1957.
Hablaba de los combates de Pino del Agua dirigido por Fidel, (17 de septiembre de 1957), un pequeño caserío, alrededor de un aserradero de madera, administrado por un español y unos cuantos obreros, situado a 1632 metros sobre el nivel del mar, con límites en Pino del Agua Abajo, Río Nuevo Mundo, Maldita Sea y Nuevo Mundo.
Estuvieron siete días emboscados hasta que aparecieron cinco camiones militares, los soldados huían en desbandada abandonando los pertrechos. El Ejército de Batista tuvo tres muertos, un herido y un prisionero. Por la parte de las Tropas Rebelde se sufrió una baja.
Daniel Fonseca también narraba la gran represión y el exterminio de la familia Argote. Refirió que (el 11 de octubre de 1957) los esbirros de la dictadura de Batista llegaron al Oro de Guisa y atacaron a la población civil. Los Argote tenían una finquita y 14 mulos, eran arrieros, les incautaron un camión y las mercancías que transportaba desde Guisa.
Los soldados a punta de fusil sacaban a los hombres de sus hogares, le arrebataban el dinero y los asesinaban a balazos, murieron el padre, tres hijos, uno de 14 años, cuatro sobrinos y al esposo de una hija. Reportaron que eran rebeldes muertos en combate y obligaron a los demás vecinos a enterrarlos. Solo se salvó un trabajador de la finca, a quien le cayeron encima los cadáveres, se hizo el muerto y luego abandonó el mortal sitio. También mataron al viejo Pedro Suárez y a su caballo.
El segundo ataque a Pino del Agua (16 de febrero de 1958) fue dirigido por Fidel, el Ejército de Batista tuvo de 18 a 25 muertos y heridos, y cinco prisioneros, entre ellos un oficial. Las Tropas Rebeldes sufrieron seis muertos y tres heridos. Se ocuparon 33 fusiles, 5 ametralladoras y parque abundante que contribuyeron a la formación de la columna seis al mando de Raúl Castro Ruz, y columna tres, por Juan Almeida Bosque.
Fonseca explicaba con detalles la Batalla de Guisa en noviembre de 1958 dirigida por Fidel que duró 10 días y significó un viraje de la Guerra a favor de la lucha revolucionaria. Años después leí o escuché a Fidel narrar que en esa batalla fue protagonizada por hijos de obreros y campesinos que en su mayoría no sabían leer ni escribir y que nunca dejará de sentir orgullo, gratitud y admiración por ellos.
Fonseca narraba de una visita del Comandante en Jefe a Guisa (el 11 de abril de 1960) y el recorrido en jeep hasta El Oro y Pino del Agua, para controlar la lucha contra bandidos, estaba acompañado por el Comandante Juan Almeida, Crescencio Pérez y Aldo Santamaría.
En Guisa conocimos que en esa visita Fidel proyectó la construcción de hospitales, escuelas y la carretera Guisa–Victorino, habló de la necesidad de formar las Patrullas Campesinas en la Sierra Maestra para evitar que se formaran bandas criminales como venía ocurriendo en el Escambray.
Walfrido Hernández
Otros de los analfabetos era Walfrido Hernández, aprendió a leer y escribir muy rápido, experto en matemáticas, era el administrador de la Tienda del Pueblo, tenía un radio viejo que ponía al servicio de la comunidad, donde se oían noticias, el estado del tiempo, discursos de Fidel, novelas, juegos de pelota y programas musicales. Era la persona más informada de la comunidad y buen comunicador, muy respetuoso, con buenas relaciones humanas y gran honradez.
Antonio Alonso.
Antonio Alonso, tenía varios hijos: Enrique, Ramón, Guillermo que después fue dirigente municipal del Partido Comunista en Guisa, y Francisco que asistía por las noches a las clases y por el día le enseñaba a su mamá, los dos se alfabetizaron juntos. Fue el primer analfabeto alfabetizador. En una ocasión Fidel refirió que la explotación existente en el país antes del triunfo de la Revolución hizo perder muchos talentos y la campaña de alfabetización le abrió las puertas a los que quisieron desarrollarse.
Eulalia Figueredo
Entre los campesinos se encontraba Eulalia Figueredo y Pucho Ramírez, con plantaciones de café y frutos menores, criaba gallos de pelea, la atención a esas aves era esmerada, incluyendo huevos hervidos en su alimentación. Comentaban que participaba en Guisa en peleas de gallos y casi siempre sus ejemplares ganaban. Se trasladaba en un hermoso caballo, porque era una experta manejadora del brioso animal.
Cultivaba con mucho amor una mata de manzano que había florecido y sus frutos crecían fuertes y lozanos. A punto de cosecharlos se los robaron. Para Eulalia fue el Anónimo el culpable, al que siempre le atribuían robos de gallinas, cerdos, muchos frutos, cosechas de vegetales, verduras y dos ocasiones ejemplares de sus gallos.
El arbusto en 1961 volvió a florecer, Eulalia amarraba todas las noches a un feroz perro en el tronco, nadie se podía acercar a la planta, cuando las manzanas estaban a punto de comer, asesinaron al perro y los hermosos frutos desparecieron.
Eulalia, tan firme de carácter y energía, se encerró en el cuarto y no quería comer hasta que su marido le propinara una buena golpiza al Anónimo, fue necesario avisarles a sus ancianos padres, Severina y Atilano, entonces dijo que hasta que no cortaran el arbusto no iba a comer. Fue cuando vinieron a buscarme y costó trabajo convencerla, pero exigía que al Anónimo había que darle una buena paliza (tunda).
El Anónimo
Todos los campesinos no eran honrados, entre ellos el Anónimo, un personaje misterioso. Con un alfabetizador fui a visitarlo, pero se negó a recibirnos y decir su nombre, desde ese momento comencé a referirme a él como el Anónimo que rápidamente se extendió por la comunidad y todos al referirse a él, lo hacían con ese apodo.
Vivía en un paraje intrincado entre Lote Cuatro y Bajada del Diablo y se comunicaba a través de un trillo solo utilizado por él. Según algunos todas sus historias eran falsas, no se conocía su nombre, porque se presentaba con diferentes, en cada finca donde trabajaba durante las recogidas de café. Tampoco donde había nacido. Se comentaba que era un prófugo de la justicia, condenado a una larga pena, que se había escapado de la prisión.
No recibía visitas, comentaban que era para evitar que lo descubrieran como cultivador de marihuana, amenazaba agredir con un machete a los que llegaban a la entrada de su finca o transitaban por el trillo que atravesaba su propiedad. Tiempo después asesinó a su esposa, abandonó a sus hijitos y se marchó para un lugar desconocido.
Chela Mala
Otros de los personajes era Chela Mala, cuando propuse para la escuela el nombre del General Antonio Maceo, no solo por sus méritos de gran patriota, sino porque crecí de niño conociendo sus hazañas, dado que el abuelo de mi padre estuvo bajo sus órdenes y lo acompañó en la invasión de Oriente a Occidente.
El campesino Chela Mala se opuso, alegando que a esa persona nadie la conocía, no era de Los Números. Los colaboradores de la campaña de Alfabetización, Manolito López y su esposa Ramona Rodríguez, le explicaron la historia del Titán de Bronce, y fue aprobado.
Algunas de las viviendas no tenían letrinas, hacían las necesidades al aire libre, al llover las aguas arrastraban esos excrementos hasta el arroyo, después era usada por los residentes río abajo y una de las primeras tareas fue construirlas. Chela Mala se negó, argumentando que sus hijos podrían caerse por ese hoyo, además era jornalero, ganaba por cada día de trabajo. Los vecinos acordaron pagarle esos días para que trabajara en esa construcción.
Con gran alegría se pudo informar que toda la zona había cumplido esa sanitaria tarea. Salí a Guisa y al regresar los campesinos informaron que Chela Mala tapó la letrina y me exigían obligarlo a cavar de nuevo o devolver el dinero que le habíamos pagado. Pero en una reunión se acordó criticar al campesino y prestarle ayuda para sacar la tierra que tapaba la fosa.
Tampoco existían por la zona postas médicas, acudían a los curanderos y a las parteras para el nacimiento de los hijos, pero como había recibido un curso de primeros auxilios para atender las urgencias, muchos acudían a la escuela para solicitar ayuda.
El especulador
Cerca de Lote Cinco vivía un hacendado, comerciante, especulador y vendedor de bebidas alcohólicas que trasladaba desde Guisa sus productos en cinco arrías de mulos de su propiedad. Tenía igual número de esposas, donde cada una se ocupaba de atender los animales. En una discusión con una de ellas, la mujer le dio varios machetazos a la mula más fuerte e inteligente que guiaba al resto de los animales de esa arría.
El especulador se enfureció, la amenazó con hacerle lo mismo que le había hecho a la mula, comenzó a sacarle filo al machete. Junto con el alfabetizador y otros vecinos, acudió corriendo a la escuela dando gritos para pedir refugio.
Se armó un alboroto y fue necesario amenazar al hacendado con llevarlo a la justicia y alguien propuso que le avisaran a Nieves Salas y se tranquilizó. Al pasar los meses, fue detenido implicado en una conspiración contrarrevolucionaria.
Doña Candelaria.
Cerca de Arroyón vivía Doña Candelaria, le decían Candela, era una campesina próspera, según algunos utilizó su belleza para aumentar sus propiedades. Se negaba a alfabetizarse, decía que las vacas, chivos, mulos y caballos los logró sin saber leer ni escribir. Señalaba que no hacía falta estudiar, era perder el tiempo. Lo importante era trabajar y exigir a los vagos, tomadores de ron y apostadores en las peleas de gallo que lo hicieran.
Cuando al parecer la convencieron para incorporarse a los estudios, se negó alegando que le faltaba la visión. La Maestra gestionó en Bayamo un técnico para que le midieran la vista. Esa profesional a pesar de sus años subió a la montaña y le resolvió los espejuelos.
Entonces dijo que como único estudiaba era que Fidel Castro personalmente se lo pidiera. La Maestra Voluntaria propuso que una comisión la visitara y le informara de parte de Fidel, lo ocupado que estaba, pero que ella como todos los campesinos debían alfabetizarse y esperaba una carta con su letra. Respondió que lo que dijera Fidel era lo que había que hacer, amablemente aceptó a la alfabetizadora, aprendió muy rápidamente a leer y escribir. La Maestra la consideraba como muy inteligente y con determina influencia en otros que no querían alfabetizarse, convirtiéndose en una activista de la campaña.
Ramón Rodríguez.
A Ramón Rodríguez le decían Mongo, tenía autoridad y prestigio por su honradez y principios revolucionarios, era propietario de una finca de café, cultivos varios y otros negocios. Había prestado colaboración al Ejército Rebelde. Durante la dictadura de Batista, llevaba a combatientes de la clandestinidad desde Guisa a los campamentos guerrilleros.
Al triunfar la Revolución se ocupó de organizar Patrullas campesinas para la defensa en varias zonas de Los Números y al frente de un grupo de estos capturaron al temible asesino contrarrevolucionario conocido como Mamacusa y a todos los delincuentes que los acampanaban.
Tenía características de líder, muy inteligente, gran capacidad organizativa, experto tirador con diferentes tipos de armas y gran lealtad y fervor revolucionarios. Organizó las Patrullas Campesinas. Poco tiempo después fue movilizado para la Sierra del Escambray al frente de un grupo de serranos para combatir a las bandas criminales que asolaban ese territorio.
Para conocer detalles de sus luchas hablamos con Chávela Rodríguez, hija de Mongo, que lo cuidó hasta su fallecimiento en 2004 y con su hermano mayor por parte de madre, Raúl del Toro Arjona, participante en el Ejército Rebelde, compañero del héroe Arquímedes Colina, cuyo nombre lleva el Central Azucarero Mabay, combatiente internacionalista en Angola, amante de la historia, ganó el primer premio de testimonio por la Casa de la Cultura de Guisa con su trabajo "De la Guerra de Liberación Nacional a una Columna Guerrillera en Movimiento.", dedicado a su amigo Arquímedes Colina.
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